El 23 de septiembre de 2022 quedará marcado como el fin de la Era Federer en el tenis moderno. Un día en donde la leyenda suiza le dijo adiós al profesionalismo y cerró, con aquello, una historia que revolucionó al deporte blanco durante todo el siglo XXI.
Pese a que el nacido en Basilea llevaba ya un par de años fuera de los primeros puestos del ranking mundial, su mera presencia en las canchas provocaba descontrol. Prueba de aquello fue que entre 2003 y 2021 ganó de forma ininterrumpida el premio al “Jugador Favorito de los Fanáticos” que entrega la ATP. Y es que la importancia de Roger Federer no se reducía solo a los números. Con su elegancia, personalidad y carisma conquistó el mundo y expandió el tenis a niveles nunca antes vistos. Así como Michael Jordan cambió para siempre el negocio de la NBA, “Rog” hizo lo mismo con el deporte blanco. Todo aquello, obviamente, fue acompañado por más de 15 años conquistando los trofeos más importantes del circuito profesional.
La mezcla dio con un ícono total que también terminó siendo el padre de un trío de superhumanos que al día de hoy están en lo más alto de la historia de la disciplina. Eso sí, el rival que terminó con su carrera no fue ni Nadal ni Djokovic. La culpable fue su rodilla, que tras años de lucha le terminó por dar el portazo definitivo.
Los problemas de Federer comenzaron en febrero de 2020, cuando anunció que se realizaría una artroscopia en su rodilla derecha. Aquella fue la primera de tres intervenciones que tuvo que realizarse en un periodo de 18 meses, las cuales obviamente lo dejaron casi sin competir durante ese tramo. Sus últimos partidos por los puntos fueron en Wimbledon 2021, donde cayó en cuartos de final.
Pero el suizo tenía la intención de seguir. De hecho, en abril de este año confirmó que volvería al circuito para jugar la Laver Cup y el ATP 500 de Basilea. El problema fue que, tras unos meses, ese anuncio de retorno se transformó en uno de adiós. Con un conmovedor video, el 15 de septiembre, le contó al mundo que todo se acabaría en el evento por equipos que promovió con fuerza en los últimos años. “Como ustedes saben, en los últimos tres años se me han presentado desafíos en forma de lesiones y cirugías. He trabajo duro para volver a mi forma competitiva, pero las capacidades y los límites de mi cuerpo me han enviado un mensaje y ha sido claro... El tenis me ha tratado de una manera más generosa de lo que he podido soñar, y ahora debo reconocer cuando es momento de terminar mi carrera competitiva”, fueron las palabras que eligió para anunciar el fin de su historia.
Lágrimas, un dobles y el Fedal: el día del adiós
Siete días después de ese anuncio Federer aterrizó en Londres y preparó su despedida en el O2. Ahí lo acompañaron Nadal, Djokovic y Murray, los tres rivales más importantes que tuvo desde 2007 en adelante. Eso sí, la gran atención se la llevaba el español.
La relación entre ambos pasó de una rivalidad única a una amistad cercana y emotiva. Pudieron haber sido dos buques que chocaban de frente, pero prefirieron ser dos compañeros que coincidían casi sin quererlo en las definiciones de los torneos más grandes del mundo. Tal fue el “bromance” que cosecharon con el tiempo, que para su último partido el suizo optó por un dobles con Nadal. El detalle, obviamente, paralizó al mundo del deporte.
Los rivales de aquel duelo fueron Frances Tiafoe y Jack Sock, quienes lograron vencer de forma dramática al español y el suizo, quienes jugaron mejor en un inicio, pero fueron perdiendo terreno en el cierre. El partido también dejó en claro por qué Federer había perdido la lucha ante esa rodilla.
Pero tras la derrota 6-4, 6-7(2) y 9-11, los verdaderos momentos de emoción llegaron. Federer cayó en llanto y su compañero de dobles (el mismo al que le ganó en siete finales ATP y en tres de Grand Slam) también. Tanto el suizo como Nadal no aguantaron y botaron lágrimas a la par, dando con una imagen icónica en todos los sentidos.
Días después de aquello fue Nadal quien habló de la viralizada postal. “Eran momentos difíciles porque yo tampoco quería llorar. Es un momento que ya está él y yo soy una persona sensible y en ese momento verle tan emocionado se me hizo difícil. Es alguien que me ha producido admiración siempre, he aprendido cosas de él, me ha ayudado a progresar en mi vida deportiva”, confesó.
Roger por su parte se mostró totalmente pleno al momento de colgar la raqueta. “He disfrutado atarme los cordones una vez más, todo ha sido la última vez. No he sentido el estrés al estar rodeado de mi familia y la gente que me quiere. El partido ha sido genial, jugar con Rafa en el mismo equipo, tener a estas leyendas conmigo... Es impresionante. Para mí, es una celebración, es lo que quiero sentir. Mi carrera se suponía que no tenía que haber sido así, jugaba para pasármelo bien con mis amigos y he acabado aquí, ha sido un viaje perfecto, lo volvería a hacer. Gracias a todo el mundo”, expuso al mundo desde el centro de la pista del O2 de Londres.
Los números de la leyenda
Pese a que en los últimos años Novak Djokovic y Rafael Nadal han logrado superar los registros de Federer, su carrera sigue estando dentro de la trinidad más relevante de la historia del tenis moderno. Con su irrupción en lo más alto del circuito en 2003, el nacido en Basilea rompió la mayoría de las marcas vigentes en el ATP y generó un dominio pocas veces visto en una cancha de tenis.
Eso sí, con 41 años aún mantiene marcas vigentes. Por ejemplo, es el jugador más veterano en llegar al número uno del mundo (36 años en 2018) y el tenista que más semanas consecutivas estuvo liderando el ranking ATP (273). Además, tiene el récord de títulos en Basilea (10), Halle (10), Wimbledon (8) y Cincinnati (7).
Otros registros emblemáticos son que entre 2006 y 2007 consiguió ganar 41 partidos seguidos, quedando a solo cinco de la marca absoluta, conseguida por Guillermo Vilas en 1977. También tiene 17 finales consecutivas entre 2005 y 2006, además 24 victorias seguidas en partidos por el título entre 2003 y 2005. Si nos vamos al césped, estuvo cinco años sin perder un solo partido, comenzando la marca en 2003 y terminando, tras 65 encuentros, en la final de Wimbledon 2008, cuando perdió con Nadal en cinco sets.
En relación a los Grand Slam, Federer logró ganar en ocho ocasiones Wimbledon, en seis el Abierto de Australia, en cinco el US Open (todas consecutivas) y solo una vez Roland Garros.
Aquellos logros le permiten ser el jugador que más finales (30) y semifinales (43) disputó en grandes, además de lograr decir presente en 18 de 19 finales de eventos de esa categoría entre Wimbledon 2005 y el Abierto de Australia 2010. También es uno de los siete hombres en lograr ganar los cuatros Grand Slam a lo largo de su carrera.
Finalmente se retiró del tenis con 103 títulos y 1.251 victorias, quedando en la Era Abierta solo por detrás del norteamericano Jimmy Connors, quien acumuló 109 títulos y 1.274 partidos ganados a lo largo de su carrera.