Una lluviosa tarde de Asunción marcó la historia de Independiente del Valle. No es un grande en Ecuador, pero con un trabajo metódico se convirtió en una de las sensaciones de Sudamérica en el último lustro. Subcampeón de la Libertadores en 2016 (cayó con Atlético Nacional de Medellín), obtuvo su revancha tres años más tarde consiguiendo la Sudamericana, tras vencer a Colón de Santa Fe en el General Pablo Rojas. Es el clímax para un club que nunca ha sido campeón de la primera división ecuatoriana desde su ascenso, hace apenas 10 años, pero cuyo modelo de trabajo destaca en el continente.
El club de Sangolquí, ciudad que está a 2.500 metros sobre el nivel del mar, a menos de media hora de distancia de Quito, donde el estadio Municipal General Rumiñahui no puede recibir partidos de instancias decisivas continentales al ser muy pequeño (su capacidad es de 7.500 personas), es el mejor semillero de futbolistas de su país. El centro de su proyecto, su modelo de desarrollo, está basado en el trabajo en las divisiones inferiores, para así nutrir al primer equipo de jugadores surgidos desde sus entrañas. En otras palabras, ser una institución formadora y promotora de talentos.
En 2017, publicaron por primera vez una Memoria de Sostenibilidad, en la cual explican los ejes de su proyecto deportivo. Con cuatro pilares: gestión empresarial, infraestructura, talento y formación. Uno de los objetivos del trabajo formativo de IDV es formar, a lo menos, el 60% de los futbolistas del plantel profesional y que ellos disputen, a lo menos, el 60% de los minutos disponibles. Como añadido, el club plantea que "idealmente, de los 11 titulares, siete deben salir de nuestras formativas y cuatro externos".
Del plantel campeón de la Sudamericana, son nueve los canteranos. El capitán, Fernando León, único sobreviviente del subcampeonato de la Libertadores, afirma: "Se podría creer que al ser muy jóvenes no se toman en serio las cosas, pero son muy profesionales".
El presupuesto anual de IDV es de, aproximadamente, cinco millones de dólares, de los cuales el 30% es destinado a los requerimientos de la formación de jugadores: ayuda económica, residencia, alimentación, salud, viajes, y salarios de coordinadores, técnicos, tutores y psicólogos.
"En formativas manejamos un método de entrenamiento en el que intentamos enseñar al jugador todos los conceptos. En Primera hacemos algo distinto, porque estamos más enfocados a la competencia y al rendimiento, manteniendo el mismo estilo de juego en todo", dice el español Miguel Ángel Ramírez, el técnico del campeón, quien lleva seis años trabajando en el club.
Exprofesor de Educación Física, supervisaba las inferiores hasta que en mayo asumió el primer equipo, justo para afrontar la llave de segunda fase con la UC. Le ganaron a los cruzados con un global de 7-3. Ramírez es un ejemplo del vínculo que generó Independiente con la Academia Aspire de Qatar, para la transferencia de experiencias en el trabajo futbolístico. Es uno de los varios especialistas españoles que llegaron al club.
"Este título no es un regalo, es un premio para el club por haber creado una estructura y un proyecto desde los niños, y también es un ejemplo para los clubes que quieren crecer: que crean que es posible", planteó Ramírez en diálogo con Reuters. En efecto, IDV tiene un modelo de juego de posición, tenencia y presión alta, que pasa desde la Sub 12 hasta el plantel profesional.
La prolífica cantera de IDV repercute directamente en las selecciones de Ecuador. Es la base de todos los combinados infantiles y juveniles. En el Mundial Sub 17 de Brasil, tuvo a nueve jugadores del club. Por su parte, de la Sub 20 de Jorge Célico que ganó el Sudamericano de Chile y, más tarde, acabó tercero en el Mundial de Polonia, Independiente formó y vendió a cuatro. Del equipo subcampeón de la Libertadores 2016, también supo hacer negocio.
Respecto a la infraestructura, la institución tiene el Centro de Alto Rendimiento, un complejo que tiene tres canchas reglamentarias, gimnasios, áreas de soporte médico y fisiológico, y lugares de hospedaje. En ese lugar, además del primer equipo, se desarrolla un proyecto integral para 90 jóvenes de las divisiones inferiores. Reciben educación secundaria, viven en la residencia del club, cuentan con personal técnico propio, además de médicos y fisioterapeutas. Se les proporciona alimentación e incentivos económicos que van desde los 40 hasta los 200 dólares.