El 3 de septiembre de 2018, Ronaldo entró a la cancha vestido de chaqueta y pantalón de tela. Ya no ingresaba al campo de juego como el brillante jugador que fue. Desde ese día, cumpliría un nuevo rol. Tanto o más decisivo que cuando eludía a medio equipo rival con una mezcla explosiva de velocidad y potencia para terminar depositando el balón en las redes adversarias con la facilidad de quien finaliza un trámite. El astro brasileño había adquirido el 51 por ciento de las acciones del Real Valladolid, un club que suele moverse entre los últimos puestos y coquetear peligrosamente con el descenso. El Fenómeno tenía sueños de grandeza para esa institución tradicionalmente ligada a los jugadores chilenos. Patricio Yáñez, Óscar Wirth, Jorge Aravena, José Luis Sierra, Igor Lichnovsky y Diego Rubio han vestido esa camiseta. Y los renueva con el arribo de otro: Fabián Orellana dejó el Eibar para enrolarse en los pucelanos.
Como en la cancha, Ronaldo va por más. Si hasta le ofrece un lugar a Alexis Sánchez cuando le consultan acerca de la inestabilidad futbolística y el futuro del Niño Maravilla. En el plano accionario demuestra su entusiasmo. A diciembre del año pasado, su participación ya era del 72,7 por ciento de los papeles. El club, en tanto, saneaba sus deudas, proyectaba una nueva ciudad deportiva y hasta piensa en la remodelación del estadio José Zorrilla. Un paso que quizás tenga directa relación con la ambiciosa apuesta del exdelantero. “Lo normal es que en cinco años el Valladolid pelee por un puesto en la Champions”, ha declarado, con la misma soltura con la que se movía frente a las defensas.
Ronaldo ha revolucionado a Valladolid. Su estructura refleja la perseverancia de sus días como jugador. Un equipo de su extrema confianza se encarga de que los números cuadren. Eso sí, influye directamente en los fichajes, como en el de Orellana. En España destacan que acertó con el de Sergi Guardiola, aunque fracasó rotundamente en el del ecuatoriano Stiven Plaza, al que viajó a buscar.
Su nuevo rol sorprende. Positivamente, claro. “No sabía que tuviera esas inquietudes, desde luego, pero he visto que ha hecho algo que está muy feliz. Me he visto con él un día y me pareció que estaba encantado de ir con grandes proyectos para el Valladolid. Y, encima, jugándose su dinero. Yo creo que tiene una gran inteligencia”, evaluó Vicente del Bosque, quien dirigió al brasileño en el Real Madrid, en el comienzo de la Era Galáctica, en Conversaciones LT.
Un nombre que vende
Aunque su calidad como jugador le ha reportado el bienestar económico suficiente como para sustentar el proyecto, Ronaldo no llegó al Valladolid a despilfarrar dinero. De hecho, su modelo de fichajes ha ido más bien por el de los préstamos de figuras nóveles con proyección. Sí le ha hincado el diente a mejoras trascendentes, como las del estadio y la ciudad deportiva.
Su presencia en el Valladolid, en cambio, empieza a reportar frutos. Adidas, una de las marcas más prestigiosas del mundo se transformó en el proveedor de indumentaria deportiva y, desde el arribo del nuevo jefe, se ha superado el número histórico de abonados, otra señal del entusiasmo que provoca.
La principal preocupación, por el momento, es conservar la categoría. Esta semana, el Levante y el Alavés serán los escollos a superar. “Jugar en casa siempre es un punto positivo. Con el público dándonos su apoyo sería más fácil. Estamos concienciados de que estos dos partidos son muy importantes para la permanencia”, declaró el defensor Javi Sánchez, en una referencia que agrupa el objetivo clave para este período y la ausencia de público obligada por el coronavirus. Sánchez es una de esas apuestas que avalan el modelo. Llegó a préstamo desde el Real Madrid y convenció. También lo convencieron para que se quedara: firmó hasta fines de junio de 2024.
Orellana llegará a potenciar esa base, idealmente en la categoría más alta del fútbol español. Y a responderle al jefe que todos querrían tener.