Claudio Aranda dice que está tranquilo, aunque sus palabras también denotan cierta decepción. El juez está en la mira por la agresión al delantero de Barnechea Boris Sagredo. La ANFP inició un sumario en su contra, que amenaza, incluso, con adelantar el fin de su carrera referil. Está a punto de cumplir 49 años y ya había decido retirarse en diciembre. Sin embargo, un eventual castigo podría sacarlo de los campos de juego anticipadamente y de la peor forma posible. Por eso, clama inocencia. “Para mí, no merece comentarios. Estábamos a media metro. Fue el pitazo nada más. Uno nunca toca a los jugadores. Nunca nos tocamos. Ojalá hubiese estado la imagen detrás de los arcos y se hubiese visto la imagen. Ni siquiera lo rozo”, detalla respecto de la polémica acción.
Las imágenes muestran un desplazamiento de parte de su cuerpo, que toca a Sagredo.
Para nada. Tajantemente se lo aseguro. Los jugadores de San Luis se rieron de inmediato. Le decían que terminara el show.
¿Por qué, entonces, la Comisión de Árbitros y la ANFP inician un sumario en su contra?
No lo sé. Son los pasos a seguir, imagino. No hubo ninguna agresión, nada. Estoy totalmente tranquilo. De hecho, me llamó la atención. El partido terminó tranquilo. Hubo una expulsión por un insulto. Había sido normal. Por eso me llamó la atención cuando ayer empieza a correr esta noticia. Me pareció extraño, porque cuando pasa algo polémico uno está siempre pendiente de las imágenes, de lo que se va a decir. Por eso me llamó la atención. Estoy tranquilo, no pasó nada.
¿Tiene claro que esto le puede acarrear una dura sanción?
Ojalá que no, porque le insisto en que no golpeé al jugador. Igualmente, este es mi último año de carrera.
¿Puede explicar qué pasó, de acuerdo a su visión?
Él (Boris Sagredo) reclama, pero no le presto atención. Hubo una jugada previa en que el lleva el balón, que le queda a Felipe Flores para disparar. Entonces, di ventaja. Ahí va y me reclama, no le hago caso. Me acerco en buena a tratar de explicarle, pero Boris me manda ‘a la punta del cerro’. Me reclama, me apunta con el dedo, me amenaza. Le digo ‘por favor sal de acá, voy a pitar”. Yo trato de no conversar con los jugadores. Y toqué el pito. No lo toqué.
¿Qué le dijeron en la Comisión de Árbitros de la ANFP?
Vimos la jugada. Me llamaron a verla. Ahí me enteré de lo que se había generado. Me notificaron de que había un reclamo de Barnechea. No me dijeron qué les parecía, pero yo estoy súper tranquilo. Llevo 25 años en el arbitraje. A nivel profesional ya son 19 y éste es el último. Nunca había tenido ningún problema. Independientemente de lo que esté pasando, estoy tranquilo. Sé la calidad de persona que soy. Mis colegas no pueden creer lo que han armado.
Conflicto permanente
En el último tiempo, se han producido permanentes roces entre los árbitros y los jugadores y los entrenadores, ¿por qué se produce esta situación?
Lamentablemente, se reclama hasta por los saques de banda. Se ha desvirtuado un poco lo que es las sanciones de árbitros. No sé si vieron la Eurocopa, que es un ejemplo. Hubo un penal en una semifinal y los jugadores reclamaron 20 segundos. Hay que mirar hacia allá. Las bancas tampoco ayudan. Yo, siempre que tengo la posibilidad de hablar con los jugadores, les digo que la tarjeta que menos nos gusta sacar es por reclamos. Que pueden reclamar, pero sin gestos. Siempre los voy a recibir, porque el fútbol se vive. A todos nos transforma. Pero el gesto nos expone.
Hoy parece que estas tres partes están en permanente conflicto. Su caso lo vuelve a poner en evidencia.
Cuesta entenderlo. Yo llegué al arbitraje porque amo el fútbol. Siempre fui seleccionado, en el colegio, en la U. La primera vez que fui cuarto árbitro fue con Rubén Selman. Fue en un partido del Colo Colo de Espina. Selman con Espina estaban métale garabatos. Yo quedé para adentro. Terminaron el partido de mano y abrazo. Eso, lamentablemente, ya no se puede. Se tergiversan las cosas.
¿Se siente pagando un costo por el momento del arbitraje y por esa tensa relación?
No sé si estoy pagando un costo, pero es aprovecharse de la situación. Yo siempre he respetado al jugador, porque es la figura del fútbol. Mi forma de dirigir es pasar desapercibido. No sé por qué pasan estas cosas. Yo llegué al fútbol porque soy fanático. Y a veces se me caen los ídolos. El fútbol se vive así. Yo estoy tranquilo. Siempre ha sido mi forma de arbitrar. Me extrañó que todo esto causara tanto revuelo. Yo estoy tranquilo. Nunca lo toqué. Y pasa muchas veces que uno los pasa a llevar sin querer o un pitazo fuerte y no pasa nada. Nadie se tira al suelo. Los jugadores de San Luis me decían que parara el show, que cómo se podía tirar así. Fue eso.
¿Se empaña su carrera y el fin de ella?
Mi límite es diciembre de 2021. Soy dirigente sindical. Es mi cuarto período. Fui secretario, después, presidente. Ahora soy tesorero. No tuve ningún familiar en el arbitraje. Hice el curso para conocer el reglamento. El fútbol es el único deporte que se practica sin saber el reglamento. Me apasioné con el curso. Lo aprobé con súper buen promedio e iba a llegar hasta ahí. El profesor me dijo que estaba loco. Me designaron como asistente. Me dio pánico escénico y no quería salir del camarín. Yo soy árbitro por cariño, por convicción. Después me fue bien y empecé a escalar. Yo jugaba. Pero si volviera el tiempo atrás y tuviera que elegir entre ser futbolista y ser árbitro, elegiría nuevamente ser árbitro. Incluso con cosas como ésta.