Cuando Jaime Valdés (36 años) hacía su debut con Palestino en el profesionalismo en 1998 de la mano del Ingeniero Manuel Pellegrini, el delantero Iván Morales (18) aún no nacía y el mediocampista Benjamín Berríos (19) recién llegaba al mundo. Obviamente, en sus casas ni siquiera asomaba la posibilidad de que fueran futuros jugadores profesionales de fútbol.

Al año siguiente, en 1999, Sergio Nichiporuk, entonces entrenador de Santiago Morning, provocaba el estreno profesional de Esteban Paredes (37) en un partido con la camiseta microbusera y tanto Gabriel Suazo (20) como Carlos Villanueva (20), de los más destacados de la actual cantera colocolina, daban sus primeros pasos. Literalmente. Y quizás, también, jugaban con sus primera pelotas de fútbol.

Jorge Araya (21) y Marcos Bolados (21) tenían apenas cinco años de vida cuando el arquero Agustín Orión (36) era promovido al primer equipo de San Lorenzo de Almagro en Argentina y al otro lado de la cordillera, en Chile, sucedía lo propio con Luis Pedro Figueroa (34) y su ascenso a defender al plantel de honor de la Universidad de Concepción, en el que se estrenaría con apenas 16 años.

Esas son las diferencias etáreas del plantel de Colo Colo, que tiene una edad media de 25,2 años entre los 33 miembros de su primer equipo, esos que destaca en sus canales oficiales. Una mezcla de experiencia y juventud que como fórmula le resultó perfecta al Cacique, flamante campeón del Torneo de Transición.

Si algo se le puede valorar al entrenador argentino es la gran cantidad de oportunidades que le dio al menos seis elementos de 21 años o menos, aún teniendo jugadores con un vasto recorrido en el fútbol y en los que, a primera vista, se pueden cargar más responsabilidades y endosar más confianzas.

Porque aunque los veteranos se llevaron el peso de la campaña y son las figuras consulares del nuevo campeón del fútbol chileno, con cinco de sus diez jugadores con más minutos superando los 30 años de edad (Orión, Barroso, Valdés, Valdivia y Paredes), fueron justamente los jóvenes los que aparecieron en los momentos en que los más experimentados se tuvieron que ausentar por lesiones o suspensiones. Y no defraudaron. Porque además lo hicieron en momentos críticos, ante los otros candidatos. Guede se encargó de ampliar el abanico de futbolistas y como hace rato no se veía en Macul, la cantera alba volvió a brillar con los más eficientes peones.

Por ejemplo, ante Unión Española en la jornada 12, cuando Pablo Guede se la jugó por Iván Morales como reemplazante del suspendido Visogol. El novel ariete no desentonó y se matriculó con un gol y una asistencia. Antes, el mismo delantero se las había arreglado para cerrar el marcador frente a Santiago Wanderers en la fecha 9 y una después abrió la cuenta ante el Audax Italiano en el Bicentenario de La Florida.

El más destacado de los jóvenes, esos que tienen 20 años o menos, es sin lugar a dudas Gabriel Suazo. Es también el más regular y uno de los que fue titular indiscutido. Terminó como el cuarto elemento con más minutos de todo el plantel, perdiéndose un sólo compromiso (segunda fecha ante O'Higgins por la roja que vio en la primera jornada).

Junto a los mentados Morales y Suazo, también aparecieron valores como Luis Marcelo Salas (19), Benjamín Berríos (19), Carlos Villanueva (18) y Ricardo Álvarez (18). Hay otros, que incluso sin haber jugado, sí fueron citados y al menos estuvieron en la banca. Eso también suma como experiencia. Ahí se cuenta a Zederick Vega (17), Iván Contreras (16), Branco Provoste (17), Diego Ohlsson (18) o Misael Llantén (18). Justamente, ésa es una de las grandes virtudes que desde la propia concesionaria le destacan al estratega: el tiraje a la cantera. La convicción de querer contar con ellos.

El propio transandino destacó la presencia de los noveles futbolistas: "La verdad es que es el trabajo que estamos intentando con el club. Llevar a los chicos para que estén en el primer equipo y no buscar afuera para reemplazar a los más grandes. Además, el trabajo de estos chicos sin Barroso, Pajarito, Lucho o Paredes, no sería lo mismo. Estoy súper convencido de eso", señaló hace algunos meses.

Así se ve en el día a día del Monumental. De hecho, entre Barroso y Paredes, sin haberse puesto de acuerdo, asumieron el rol de apadrinar a los jóvenes que conviven con futbolistas acostumbrados a la presión y la exigencia constante.

Según reseñan desde Blanco y Negro, el ex entrenador de San Lorenzo apuesta alto en los valores nuevos: el estilo que busca imponer es de un fútbol ofensivo, presión alta y constante en el campo rival, acompañado de mucha intensidad. Por eso, cuentan en Macul, le acomodan mejor los jóvenes, más frescos físicamente que los experimentados, de esos que está plagado en el plantel del Cacique. Son los primeros a los que recurrió cuando alguna de sus figuras consulares no pudo decir presente en algún compromiso.

De hecho, independientemente del caso de Suazo (el único titular de principio a fin y quien ya le servía a Guede para cumplir con la regla del juvenil), en otros ocho cotejos alguno de los otros juveniles fue titular: Luis Salas, en uno; Benjamín Berríos, en tres; Carlos Villanueva, en dos, e Iván Morales, en cuatro. Es más, considerando a Suazo, el DT albo alineó a más de un juvenil ante Antofagasta (2), Iquique (2), San Luis (2), Universidad Católica (2), Audax Italiano (3), Temuco (3), Unión Española (2) y Everton (2). En total, 23 titularidades para juveniles. Apenas en la 9ª fecha ya había cumplido con la exigencia reglamentaria. Todo un mérito del ex Palestino, quien a mitad de torneo ya destacaba a los más chicos: "Es para resaltar el trabajo de los jóvenes, a la larga es el club el que se beneficia", dijo.

En Colo Colo brillaron Valdivia, Valdés y Paredes. Desde atrás remaron Berríos, Morales y Villanueva. La mezcla perfecta.