No es definitivo, obviamente, pero casi siempre es sintomático. Lo extraño es que surja espontáneo desde la tribuna cuando sólo van nueve jornadas de la temporada regular. Es el grito "MVP" (Jugador Más Valioso), que el sábado se escuchó fuerte en el Air Canada Center, coliseo donde los Toronto Raptors actúan como locales en la NBA y vencieron a los Knicks.
El receptor de estos vítores fue DeMar DeRozan (33 puntos), un jugador que corre contra la moda del básquetbol actual, por ser alérgico al tiro de tres. Un escolta de 2,01 metros que entró al libro de récords de la liga, con una marca que no se registraba desde 1986-1987. Un nacido en Los Angeles que se puso en la misma línea del más grande de todos, Michael Jordan, el último antes de DeRozan que anotó más de 30 puntos en ocho de sus primeros nueve partidos de la fase regular.
De hecho, en los últimos 50 años sólo Jordan (en más de una ocasión), World B. Free y Tiny Archibald habían iniciado el campeonato con este notable registro.
Y en un deporte donde las estadísticas mandan, el tirador de Toronto también se inscribe en una lista selecta al completar 306 puntos en sus primeros nueve encuentros de la campaña, una hazaña que sólo habían conseguido cinco leyendas en la historia de la competencia cestera más exigente del planeta (ver tabla).
En otras palabras, DeRozan es hoy el jugador que todos siguen en Estados Unidos. Y, como ya se dijo, sin ser el típico bombardero que suma y suma con sus lanzamientos desde la larga distancia. Justamente esta falencia de su juego es por la que fue duramente criticado al cierre de la temporada anterior, en la que Toronto cayó en la final de la Conferencia Este, ante los Cavaliers. Este año, por ejemplo, ha encestado apenas tres de sus 14 disparos tras la medialuna.
Se habló de su partida del conjunto canadiense, se le acusó de no ser un verdadero líder en la cancha. Los propietarios de la franquicia, sin embargo, apostaron por el angelino y le hicieron un firmar al comienzo de año uno de los contratos más caros en la historia de la liga, a cambio de 145 millones de dólares por cinco años. Específicamente, el tercero más costoso, por detrás de los US$ 153 millones de Mike Conley (Memphis) y los US$ 151,8 millones de Damian Lillard (Portland).
Los especialistas estadounidenses dijeron que Masai Ujiri, el manager general de los Raptors, cometía una locura. Sin embargo, DeRozan ya está rindiendo créditos a los dólares que se invirtieron en él. Como es lógico, el ayuda-base es la mejor mano de la liga este año, con un promedio de 34 puntos por partido. Queda mucho para el cierre de la temporada y la gran pregunta es si el escolta mantendrá su marca. Él sólo juega, sólo espera. Con un perfil exageradamente bajo, al punto que ni siquiera se ha ganado un apodo. No lo necesita para destacar, en todo caso.