El calor azota Tokio y a los deportistas: Paula Badosa, la penúltima víctima de las altas temperaturas en los Juegos

La española tuvo que retirarse en silla de ruedas de su partido de cuartos de final del tenis femenino. Su cuerpo no pudo aguantar los 31 grados, y 65% de humedad, que habían en la capital japonesa mientras jugaba ante Vondrousova. Pero no ha sido la única. En distintos deportes se han presentado quejas y problemas por las condiciones climáticas durante las competencias.



En medio de los intensos paleteos entre Paula Badosa y la checa Marketa Vondrousova, el termómetro marca 31 grados en el Court 4 del Ariake Tennis Park. El calor ahoga, y la humedad, que llega a un 65% en ese momento del día, hace todo más difícil. Ya no solo es un partido de tenis, también es una batalla de supervivencia. La española, número 29 del mundo, ya había avisado en su debut: “nunca he competido en unas condiciones tan extremas”.

Una declaración que Djokovic, Medvedev y Schwartzman, apoyan . Intentar jugar en el centro tenístico de la capital japonesa es extremadamente complejo. El número uno lo ejemplificó como “una carga en los hombros, producto del calor, la humedad y el aire estacando”, mientras que el ruso, que lo sigue en el ranking, tildó de “una broma” los horarios en los que se está disputando el torneo.

El Peque por su parte también dio sus descargos una vez que fue eliminado ante Kareen Kachanov en cuartos de final. “Es inexplicable que nos manden a jugar a las 12 del mediodía con 40 grados. Tres personas con aire acondicionado deciden que tenemos que jugar con este calor y después llegan y te caen a la cancha con anteojos de sol. Parece un chiste”, lanzó el argentino.

Quejas que lamentablemente hacen que el dramático episodio vivido por Badosa, no sea una sorpresa. La española perdió 6-3 el primer set de su partido de cuartos de final e inmediatamente llamó a la atención médica. Ahí en su silla, tapada con una toalla mojada, tuvo un choque de calor que la obligó a abandonar el sueño olímpico. Su cuerpo no resistió e incluso no pudo ni salir por su cuenta del estadio. A los minutos también se confirmó su baja del dobles mixto tras una revisión médica. Un episodio complejo, pero que no es el primero que se vive en Tokio.

Una historia que comienza a hacerse habitual

En el primer día de competencias, la arquera rusa, Svetlana Gomboeva, perdió el conocimiento mientras esperaba el puntaje de su ronda eliminatoria. La postal provocó pánico en entre los fanáticos y expertos. Ver a la representante del ROC desmayada en el piso, fue el primer aviso.

Pero no el último. El final del triatlón masculino también mostró lo extrema de la situación. Kristian Blummenfelt cruzó la meta en la primera posición y se tiró al piso exhausto.

No eran ni las 9 de la mañana en Tokio, pero la sensación que había en la metrópolis era la de estar dentro de un horno. El noruego no alcanzó a disfrutar más de unos segundos su heroica actuación y tuvo que ser ayudado por los organizadores para ponerse pie. Sería el primero de varios atletas que necesitaría asistencia una vez terminada la prueba.

Pero lo cierto es que COI está complicado. Una preocupación, que viene desde mucho antes. En octubre de 2019 tomaron la decisión de trasladar la prueba del maratón lejos de Tokio (una ciudad que ha aumentado 2.86 grados centígrados en promedio desde 1990), asustados por lo que podrían provocar las temperaturas en los deportistas. La prueba ahora se realizará en Sapporo, la cual se encuentra a 1.100 kilómetros al norte de la capital.

El calor azota al país del sol naciente. No da tregua y amenaza en cada jornada a cientos de atletas que deben luchar para mantenerse de pie. Paula ha sido la victima más reciente, pero de seguro no será la última. Los Juegos del virus, sí. Pero también los Juegos del calor.

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