Eduardo Vargas atraviesa, sin duda, por uno de los momentos más difíciles de su carrera profesional. El pasado 10 de agosto, el delantero chileno ingresó al campo de juego en el duelo ante Palmeiras. Lo hizo sobre los minutos finales del cotejo válido por la vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores. El global estaba igualado 2-2 y su escuadra tenía altas posibilidades de quedarse con la victoria en el tiempo reglamentario, debido a que contaba con dos jugadores más en cancha, desde los 86′.
Edu entró al campo de juego en los 79′ y, desde entonces, todo fue una pesadilla para el Galo. Sobre todo, para Turboman. El atacante recibió su primera tarjeta amarilla en los 85′ y, cuando se jugaban los descuentos, le reclamó airadamente al juez Wilmar Roldán, lo que le costó la tarjeta roja. Su acción molestó tanto a su DT como a los hinchas, y más aún después de que el Verdao se impusiera en la tanda de penales, por 6-5. El entrenador envió al nacional para patear desde los 12 pasos, pero su expulsión no se lo permitió.
Con el Mineiro ya eliminado, Vargas fue el principal foco de críticas. Los fanáticos no le han perdonado su actuar y, este miércoles, algunos de ellos lo encararon una vez que este abandonó uno de los entrenamientos. Lo cierto es que el delantero, bicampeón de América junto con la Roja, no lo está pasando para nada de bien en Brasil. Su adiestrador, Cuca, no le ha vuelto a dar minutos a un jugador que se ha visto muy afectado en el aspecto mental. Así lo reconoció el propio futbolista, en diálogo con Globo Esporte.
“Después de la expulsión, caí en depresión. Sentí que no quería nada. No quería salir a la calle, no quería ir al supermercado. Incluso mis hijos vinieron el fin de semana. Nos alojamos aquí con mis amigos, sus hijos. Salimos aquí al patio de recreo y podría haberlo llevado al centro comercial. En cualquier lugar para que ellos disfruten. Pero no me apetecía, porque sabía que quizás el Atlético, el hincha, me miraría de otra manera”, comenzó diciendo el oriundo de Renca, quien milita en el Galo desde 2020.
Edu se refirió, además, a cómo vivió el día después a su expulsión, relatando el momento exacto de cuando volvió a las prácticas. “Cuando llegué me sentí como el patito feo. No quería hacer nada, me sentía incómodo, nervioso... pero luego me dijeron que me iban a castigar. Después me llamó Rodrigo para decirme que no iría al partido”, dijo.
Turboman se refirió a los hinchas que le manifestaron su enojo tras salir de un entrenamiento: “Nunca tuve ese miedo. Siempre voy con un amigo al centro de entrenamiento porque me ayuda mucho. Entonces le dije que se fuera solo, porque tengo que afrontarlo. Si tengo que enfrentar a alguien, lo haré solo. Descubrimos que se iban a manifestar. Así que fui solo, me detuve, hablé un poco. Se manifestaron, yo acepté. Y, tranquilo... Yo nunca tuve miedo de que me pegaran”.
Y aprovechó de realizar una autocrítica por lo que ha sido su opaco desempeño en los últimos duelos que jugó con su club. “Creo que me relajé. ¿Cómo puedo explicar? Me sentí cómodo. Si me fue mal en un juego, tampoco me sentí como el año pasado cuando me fue igual. El año pasado si jugué mal o no metí un gol, lo di todo en la semana, me cuidé, comí bien. Ahora también comencé a comer bien para estar en el estado físico ideal que tenía”, expresó.
De todas formas, Vargas no pierde la esperanza de recuperar la confianza de su entrenador y los hinchas: “Estoy enfocado en revertir toda esta situación. Intentando, en estos últimos tres meses, volver a ser convocado y mostrando toda la voluntad que tengo para cambiar la situación. Y luego ellos dirán si estoy bien. Si me quieren, me quedo”.
Finalmente, en esa misma línea, afirmó que espera finalizar la temporada con “un nuevo Vargas terminando la temporada. Intentando ayudar al equipo a meterse entre los cuatro primeros del Brasileirao, para tener el puesto en la Libertadores. Y dejar otra perspectiva en la mente del aficionado y en la mente de la plantilla del club”.
En el Brasileirao, el equipo del chileno tampoco la pasa del todo bien. Se ubica en el séptimo puesto del certamen, con 35 unidades y 14 menos que el líder, el Palmeiras. De momento, solo se ubica en puestos de clasificación a la próxima Copa Sudamericana. Vargas, en tanto, lucha contra su calvario, uno que jamás pensó vivir cuando regresó a Brasil, tras su paso por el Gremio.