La fría noche santiaguina encontró un punto de calor en el Coliseo del Estadio Nacional. Ahí, más de 25.000 personas gritaban y celebraban pasadas las 21:00 horas del jueves. Poco importaba el clima adverso. Y es que recién Chile había hecho historia. Ganó plata en el relevo 4x100 femenino, pulverizó el récord nacional y consiguió la quinta medalla para el atletismo nacional en estos Juegos Panamericanos.
Aquella fiesta tuvo a cuatro protagonistas: Anaís Hernández, Martina Weil, Isidora Jiménez y María Ignacia Montt. Ellas completaron la vuelta a la pista en 44,19 segundos, casi treinta centensimas menos que el antiguo récord, que solo logró tener un par de horas, ya que ellas mismas lo habían firmado en la ronda de semifinales ese día más temprano.
Todas tienen historias especiales, de mucho sacrificio y lucha. Pero ninguna como la de María Ignacia Montt, la velocista plateada que siempre está acompañada de una pequeña bolsa de insulina para tratar sus diabetes tipo 1.
Esa situación comenzó en 2011 cuando fue diagnosticada con esta condición inmune. Ahí su vida tuvo un ajuste, teniendo que cambiar sus hábitos y rutinas. Doce años después, aún con su bolsa puesta en el lado derecho de su cuerpo, celebró un hito panamericano para el atletismo chileno. Pese a que ella no corrió con el dispositivo, solo minutos después ya lo tenía puesto.
De hecho, cuando tuvo que hablar con los medios de comunicación, el tema fue abordado por Montt. “Siempre de repente nos tocan cosas difíciles en la vida, en algún momento fueron las diabetes, hoy es mi lesión y creo que uno siempre puede darlo vuelta, aprovechar esas circunstancias un poco adversas, darlo vuelta, motivarse y cambiar la historia de las cosas”, comentó a modo de consejo.
Una postura que dejó en claro este jueves. Remató la posta 4x100 y le dio a Chile una medalla, consiguiendo de paso una revancha personal tras una compleja experiencia que tuvo en la serie de los 100 metros. Ahí tuvo que repetir la prueba tras haber quedado tercera en la carrera. La organización acusó una mala salida, aunque ella y otras cinco atletas corrieron todo el trayecto, acusando que no había sonado la pistola.
Eso lo relató en zona mixta. “fue bien bochornoso, no me esperaba esto. Tener que correr tres veces en los 100 metros te desgasta mucho. Esta prueba es de fuerza, explosividad, velocidad. Después de un tercer intento ya estás un poco cansada. La marca que hice al final no representa el trabajo ni para lo que estoy”, expuso visiblemente molesta. También contó que la organización no les dio hidratación ni ropa para abrigarse entre una repetición y la otra.
Montt aprovechó la adversidad para mostrar su mejor versión en la posta. Algo que la tiene mirando un objetivo mayor. “Queremos meternos en los Juegos Olímpicos, queremos estar en París, primero tenemos que confirmar nuestro espacio en el Mundial de Bahamas de mayo del próximo año y ahí ya se pelean los próximos cupos para los Juegos Olímpicos”, remató.