Hoy arranca un nuevo Dakar. Un nuevo desafío a desierto abierto por las áridas tierras de Arabia Saudita. Será la cuarta vez que el rally más exigente del planeta se disputa en Medio Oriente y la 45º edición de la tradicional carrera que comenzó con un recorrido entre París y Dakar, la capital de Senegal, en 1979.
Ahora, lejos de la improvisación y el amateurismo de esos primeros años, la carrera se posiciona como una referencia planetaria y un espacio de grandes marcas y auspicios, recibiendo a los pilotos más reconocidos del planeta. Ellos serán los rostros principales de una jornada, conocida popularmente como “Prólogo”, la cual sirve para marcar los puestos de arranque en la primera etapa formal del evento.
Este sábado se correrán solo 11 kilómetros de especial, todos a la orilla del Mar Rojo. Los más rápidos podrán escoger la posición de salida para la Etapa 1, permitiéndoles así escapar del polvo que podría generarse en los primeros días. Los diez primeros vehículos y las quince primeras motos podrán elegir la posición por orden inverso al que hayan clasificado en la prueba denominada “Sea Camp”. Tras eso vendrán 14 etapas (dos más que en 2022) repartidas en 15 días. 8.549 kilómetros (4.706 de especiales) que recorrerán Arabia Saudita desde el extremo oeste al límite este, frente a las costas del Golfo Pérsico. Un año que tendrá más dunas, más distancias y más sacrificio.
Será ese escenario el que tendrá a un chileno debutando en la competencia. Se trata del piloto más joven de la comitiva nacional, pero quien también carga un apellido legendario para el mundo motor del país. Con 23 años, Tomás de Gavardo vivirá su primer Dakar, la prueba de la que creció escuchando cuando era pequeño y que su papá masificó a lo largo de todo Chile. Ahora dice estar preparado física y mentalmente para completar su gran desafío.
“Si bien el Dakar es lo más fuerte que hay en nuestro deporte, entendí hace un par de meses que esto iba pasar; que los medios iban a estar presentes, la prensa, y más cuando un apellido como mío vuelve al Dakar. Estoy cumpliendo un sueño, porque hace muchos años que tengo este objetivo. Uno empieza a moldearse, a hacer carreras más largas, otros desiertos, otros países y ya desde hace un tiempo que venía con esta idea. Llevo los últimos dos años corriendo y viviendo en Europa. Ahí entendí cómo entrenar y competir”, confiesa el motociclista chileno a La Tercera.
Ese punto es uno de los más claves para entender su historia y personalidad. Desde joven, De Gavardo dejó Chile y probó suerte en Europa, de forma solitaria y aventurera. A lo largo de la conversación telefónica que tiene desde Barcelona, horas antes de embarcarse a Medio Oriente, destaca lo significativo que fue su decisión de dejar el país. Admite que eso lo forjó de sobremanera.
“Llevo dos años viviendo itinerante en Portugal con un piloto, nos movíamos juntos a las carreras y entrenábamos. Eso me sirvió mucho porque acá el entrenamiento es súper duro. A diferencia de otros países de Europa, acá todo es más campestre, menos transitado. Entonces, venían muchos corredores de otros países a entrenar con nosotros”, aclara.
Dice que la soledad lo fortaleció. Es un motor para afrontar la carrera de una manera preparada y aislada, incluso de los recuerdos de su padre. “Yo soy súper frío. Esta es mi pega y no puedo andar pensando cómo era antes. Trato de evadir un poco mis pensamientos, enfocándome. Quizás allá tenga recuerdos de él, viendo todo lo que en su momento me contaba del Dakar. No pienso tanto, pero aprendí mucho de cómo él afrontaba las carreras”, reconoce.
Un ejemplo para demostrar esos aprendizajes es que para el Dakar irá acompañado de su hermano, Matteo, replicando de alguna forma a su papá Carlo, quien solo iba acompañado de su padre. “Esas son cosas que al final trato de copiar. Las cosas buenas que él hacía para poder rendir al máximo”, agrega.
Pero también admite que hay muchas cosas que los separan. “Son épocas diferentes también. Piensa que son casi 20 años desde que él corría en moto, entonces el deporte ha cambiado mucho. La misma carrera imagina que ha pasado por dos continentes desde entonces y que esa aventura que era antes, ahora es una prueba súper glamorosa. Hay ex pilotos de Fórmula Uno, de MotoGP, de NASCAR. Entonces, ahora hay que afrontarlo de una manera super diferente. Me encantaría haber tenido a mi papá conmigo, pero también sé que me gusta hacerlo solo porque eso me ha forjado un carácter. Mucho esfuerzo, muchos kilómetros, muchos viajes desde que era chico. He aprendido mucho a golpes también”, señala sin dudas.
Colo Colo y la recuperación
Obviamente la palabra golpe lleva a pensar en el accidente que tuvo en agosto de 2022 en Illapel al chocar con una cadena. Ahí, el piloto del equipo Bas World KTM, sufrió una fractura en el maxilar y un corte en el labio por lo que tuvo que dejar de competir por más de un mes. “Nunca tuve miedo después del accidente, pero la primera carrera que tuve después de eso no me fue nada bien. En España mis dientes seguían sueltos, la cicatriz me dolía mucho por el frío, los reflejos no estaban al 100. Además, cada vez que veía una rama o una enredadera, pensaba que era un cable. Poco a poco fui avanzando y en México me sentí muy bien. Corrimos muchas horas”, recuerda sobre el proceso de recuperación que tuvo que afrontar para estar en plenitud para este Dakar.
Eso sí, otro desafío que tuvo que abordar para llegar a Medio Oriente fueron los auspicios. Los altos montos que se necesitan para viajar, competir y tener todo lo necesario, son un problema muy complejo para los pilotos nuevos, pese a que, en el caso de Tomás, el apellido es un detalle que llama mucho la atención. “Es algo súper fuerte tener que juntar casi 100.000 dólares para dos semanas de carrera, que de repente la marca no lo entiende”, admite quien recibe el apoyo de Activo Más, Chile Compite y el Club Social y Deportivo Colo Colo, entre otros.
Su vínculo con el equipo popular es uno de los más llamativos. El anuncio se hizo público hace poco y confirmó que de Gavardo correrá con el escudo albo en el pecho. “Soy hincha desde muy chico, voy al estadio cuando puedo y conozco mucho la historia del club. Lo que pasa es que el año pasado un piloto argentino corrió con el escudo de Boca Juniors y muchas páginas del equipo lo empezaron a seguir y como en esa fecha no hay partidos, los hinchas se mantuvieron apoyándolo a él. Ahí pensé que sería muy lindo hacer algo así. Estoy super contento con el apoyo, pero para mí lo más importante es llevar el escudo. Es un orgullo tremendo”, lanza.
Una pasión que le nació cuando pequeño, porque en su casa había solo motos y necesitaba algo distinto. De hecho, aclara que le gustan muchos otros deportes además de las motos y que uno en particular se lleva su mayor atención: “Me gusta harto el ciclismo de ruta. Lo entreno, pero a nivel aficionado. Es super interesante ver los últimos kilómetros de una etapa que termine con mucha pendiente”, dice visiblemente cómodo. Incluso el tema lo lleva a profundizar en la poca cultura de ciclismo que existe en el país, pese a que las condiciones geográficas podrían permitir tener grandes representantes. “En Holanda no tienen montañas, pero sí grandes ciclistas de ruta y eso es porque allá a los niños les pasan una bici desde muy chicos, ya que es muy caro tener un auto. Entonces cómo no van a salir cabros buenos. Imagínate en Chile teniendo tantas pendientes. Falta promoción y cultura”, remata.
Es una de las tantas reflexiones que lanza el motociclista y estudiante de periodismo a días de su gran desafío. En Arabia correrá por su apellido, pero por sobre todo por sí mismo. Él hizo su propio camino.