El 20 de agosto de 2018 fue fatídico para Claudio Bravo. En una práctica del Manchester City, el capitán que levantó la Copa América de 2015 y, un año después, la Copa Centenario, sufrió una de las lesiones más temidas por los futbolistas: la rotura del tendón de Aquiles. La dolencia, cirugía incluida, demanda entre seis y ocho meses de recuperación.
Ya han pasado cinco meses del percance y el portero no ha recibido ninguna muestra de preocupación desde la Selección. Ni siquiera el cuerpo médico tomó contacto con él. Ni siquiera el viernes, cuando surgió la versión de un virtual retraso en la recuperación de Bravo producto de una infección, negada por el futbolista y su club. Nada, ningún contacto entre los encargados de la Selección y el golero. En su entorno precisan que así ha sido en todo el proceso. Que ningún integrante del staff de la Roja le ha consultado por la evolución de la lesión que lo obligó a intervenirse en Barcelona por Ramón Cugat, el mismo traumatólogo que intervino a Vidal antes del Mundial de Brasil, en 2014. Ni una llamada, ni un mensaje de texto. Nada.
En Juan Pinto Durán admiten la omisión. Dos integrantes del cuerpo técnico consultados por La Tercera explican por qué ni siquiera hubo una muestra de preocupación hacia el meta. Se escudan en un protocolo que parece inconsistente: "Claudio es jugador del City y todo el proceso de rehabilitación y tratamiento lo debe realizar allá. Hay que aguardar el alta médica del club y que vuelva a los entrenamientos".
El procedimiento dista del que se había adoptado, por ejemplo, en abril cuando el lesionado fue Vidal. Horas después de la intervención a la que el entonces jugador del Bayern fue sometido en la rodilla derecha para extraerle un cuerpo libre, desde Quilín ordenaron el viaje del kinesiólogo Pedro Oñate. El operativo había sido coordinado por Rueda.
Los médicos insisten en que en todos los casos se actúa con la misma distancia: "En las lesiones de larga recuperación, sí".
Pese a lo que lamenta el arquero, la ANFP sostiene que sí hubo preocupación. Un portavoz habla de una nota de Salah al club, el 24 de agosto, en la que se notificó que Oñate viajaría en septiembre y afirma que el desplazamiento se concretó.
En el círculo de Bravo precisan que Oñate aprovechó el viaje en que vería a Vidal para "pasar a saludar" al arquero, sin que lo revisara o interviniera en alguna terapia, o se preocupara por su estado. Y que el propio meta le dejó claro al profesional que luego no fuera a utilizar esa visita de cortesía, aprovechando que iba a atender a Vidal, como un acto formal de preocupación o revisión consigo.
"Preparándome para lo que viene: Manchester City y Copa América", escribió Bravo el viernes, mientras ultimaba sus días de vacaciones en Chile antes de viajar a Inglaterra para ponerse a las órdenes de los Ciudadanos. En la Roja, sin embargo, no lo tienen en cuenta. O eso parece indicar el olvido al que lo someten durante su proceso de rehabilitación.