Los flashes de la Copa América captaron protagonistas inesperados. Todas las portadas esperaban por Lionel Messi, uno que quería poner fin a los continuos fracasos de la selección argentina. Otros, por su parte, contaban las horas para ver en acción a Luis Suárez, luego de su espectacular temporada en el Barcelona. Ni siquiera su operación a la rodilla, que lo hizo llegar con lo justo al certamen, hacía dudar del rol que tomaría en Brasil 2019.
El balance, sin embargo, estuvo lleno de sorpresas. Hasta en el propio Brasil, el flamante campeón que se llenó de dudas luego de la baja de su gran astro: Neymar. La ausencia del jugador del PSG no afectó la dinámica de juego del equipo de Tite, que abrochó el certamen por novena vez en su historia.
Es que en la Canarinha aparecieron jugadores que no saldrán más del equipo estelar. O, al menos, costará mucho quitarles la camiseta. Everton, de apenas 23 años, terminó siendo titular y recibiendo el trofeo como máximo anotador del certamen, tras convertir en tres oportunidades, incluyendo la final. Al de Gremio ya lo miran desde Europa. Otro nombre que ganó bonos fue el de Gabriel Jesús, de Manchester City, quien le convirtió a Perú en la final, y a Argentina en semifinales. Ni siquiera la expulsión en el partido que le entregó el trofeo al Scratch manchó su gran torneo.
En el otro finalista, Perú, el nombre de Pedro Gallese se llevó todos los aplausos del continente. El arquero de Alianza de Lima, pese al 0-5 que le propinó Brasil en la fase de grupo, se anotó como una de las prendas de garantía del equipo de Gareca. Atajó un penal en la definición frente a Uruguay, en cuartos de final, y frente a Chile, en semifinales, se mantuvo sólido para frenar el embate del equipo de Rueda.
En la Roja, en tanto, destaca la actuación de Erick Pulgar. El volante del Bologna no se asustó con la sombra de Marcelo Díaz y se acopló como el compañero ideal de Charles Aránguiz y Arturo Vidal. El nacido en Antofagasta, incluso, se dio el gusto de anotar frente a Japón. Mostró personalidad. Charles Aránguiz, una vez más, volvió a inscribirse como uno de los mejores del torneo. Incluso, el diario brasilero GloboEsporte lo puso en el equipo ideal.
En Paraguay, Miguel Almirón, de apenas 25 años, logró echarse al hombre la Selección que comanda Berizzo. Puso a los guaraníes en cuartos de final del certamen y se ganó los elogios por su capacidad para distribuir el balón en el mediocampo. La figura del Newcastle ganó bonos y en la prensa de su país aseguran que el Real Madrid puso los ojos en su nombre luego de sus presentaciones.
Las decepciones
En la Copa América no todos se llevaron aplausos. Messi, por ejemplo, fue uno de los que estuvo lejos de su mejor versión a lo largo del certamen. Salvo el partido con Brasil, en el que finalmente terminaron cayendo, en el duelo válido por semifinales, a la Pulga se le vio muy lejos del nivel que exhibe en Barcelona. Terminó expulsado frente a Chile, y sus críticas hacia la Conmebol, a los que acusó de corruptos, terminaron poniendo fin a un certamen que seguramente no querrá recordar.
En la vereda de Uruguay, Luis Suárez tampoco estuvo a la altura. El de Barcelona falló en la tanda de penales frente a Perú, lo que significó la eliminación del equipo celeste del torneo. Se le vio lento, e impreciso. Su llanto, una vez consumada la eliminación, se ganó las portadas de los diferentes medios internacionales. Los dos goles que convirtió en el torneo no le valieron para aprobar.
Falcao, otro llamado a asumir el protagonismo en Colombia, no logró tomar la bandera de su país. Peleó la posición con Duván Zapata, la gran figura del Atalanta. Sin embargo, la estrella del Mónaco nunca pudo validar su cartel y se fue sin convertir ningún gol en sus cuatro participaciones en el certamen. Frente a la selección chilena, por cuartos de finales, cuando muchos esperaban que Queiroz apostara por Zapata, el futbolista de 33 años no logró marcar diferencias. Sufrió muchas críticas en su país.
En la selección chilena, por su parte, Gabriel Arias sintió la presión de reemplazar a Claudio Bravo y cometió errores que no lo dejaron firme de cara a los próximos desafíos de la Roja. Frente a Ecuador y Perú se le vio nervioso, incómodo con el protagonismo. Acusó persecución en las redes sociales.