El clásico de los necesitados que marca el retorno del Nacional

Al clásico universitario le sobran elementos para considerarlo cautivante. El primero es, naturalmente, la tradición del enfrentamiento entre Universidad de Chile y Universidad Católica, una rivalidad del fútbol chileno que, independientemente de la condición en que lleguen los equipos, jamás perderá vigencia. El segundo, que el encuentro entre las escuadras de Diego López y Ariel Holan marcará la reapertura del Estadio Nacional, con el añadido de que el fin de las restricciones de aforo permitirán una concurrencia que bordeará los 25 mil espectadores, aunque ahora la diferencia respecto de la capacidad del recinto se explica por la remodelación a la que está siendo sometido con miras a los Juegos Panamericanos. 535 días tuvieron que pasar para que los azules volviesen a Ñuñoa.

El tercer elemento merece una consideración aparte: la realidad en que llegan ambas oncenas. Ciertamente, muy lejos de sus pretensiones iniciales y del rol protagónico que les exige la condición de ser dos de los principales equipos del país. Incluso, el partido que se disputará en Ñuñoa tiene un carácter muy distinto de la condición estelar que han tenido casi todas las versiones anteriores.

La realidad de cada equipo habla de necesidades. Explicaciones más o menos, los laicos afrontan el duelo con el apremio de alejarse de la zona de descenso, que vienen ocupando en los últimos campeonatos y que en el último los tuvieron a minutos del segundo descenso de su historia.

En los últimos días, al menos, los azules han encontrado algunos alicientes, como la clasificación a los cuartos de final de la Copa Chile, después de dejar en el camino a Cobresal. Ese paso, de hecho, le inyectó una fuerte dosis de optimismo a Diego López. El técnico uruguayo respira y se anima. “Se llega bien a un partido importante, porque teníamos un objetivo importante antes que era pasar en la Copa y se logró con sacrificios... A veces hay que ganar no jugando bien”, evalúa.

Incluso, junto con el encargo de mejorar la productividad ofensiva, especialmente en los casos de los centrodelanteros Ronnie Fernández y Cristian Palacios, relativiza el poderío de la escuadra de Holan. “No creo que les falte la mentalidad, les faltan los goles. A veces los ‘nueve’ pasan por una mala racha y Darío (Osorio) está anotando y hay que exigirles a ellos también. También tenemos un buen poderío ofensivo y doblegamos sobre las bandas. Eso también está bueno decirlo, porque pareciera que vamos a jugar contra un monstruo”, enfatiza. Ayer, el DT probó dos equipos. En uno, prescindió de Osorio para buscar una mayor marca en el equipo. En su reemplazo ingresó Israel Poblete.

López no duda en una comparación. “Llegamos mejor que contra Colo Colo”, resalta. La mención a Osorio tampoco es casual. El rendimiento que ha mostrado y los goles que ha marcado el extremo lo sitúan como el mejor producto de un elemento surgido en la cantera azul desde la irrupción de Mauricio Pinilla, en 2002.

El estratega tiene otro motivo para celebrar: ya no tiene bajas por lesiones, solo el suspendido Álvaro Brun. “Nery (Domínguez) y Luis (Casanova) van a estar. Llegan los dos bien” adelantó.

La UC, en tanto, afronta el duelo con una obligación: ganarlo para aferrarse a la opción de un tetracampeonato que cada vez se parece más a una quimera. El último resultado, el empate 2-2 frente a O’Higgins puede interpretarse perfectamente como un traspié en ese objetivo.

Holan duda ante la evolución de Gary Kagelmacher, quien no ha entrenado con normalidad por una amigdalitis. Germán Lanaro ha ocupado su lugar. La otra disyuntiva está en el ataque: Fabián Orellana o Gonzalo Tapia.