El contragolpe de Vidal
Apenas se conoció el precio de venta que le puso Bayern Múnich a Arturo Vidal, no fueron pocos los que imaginaron que comenzaba irremediablemente el declive en la carrera del que para muchos ya es el mejor futbolista de la historia del fútbol chileno. La cifra, baja para los tiempos que corren, donde el valor de un futbolista está más medido por las camisetas que vende que por el rendimiento en la cancha, parecía una ofensa para todo lo que había entregado el mediocampista en Baviera. Pero era tal el deseo del cuadro germano de desprenderse del chileno, especialmente del nuevo técnico Niko Kovac, que no tuvo problemas para ponerlo a tiro de cualquier equipo.
Las cuentas que sacaban en Alemania eran que los problemas en su rodilla, que lo marginaron de la última etapa de la temporada, y las situaciones extrafutbolísticas que han adornado su carrera en estos últimos años, serían motivos suficientes para espantar a los grandes de Europa. La seria posibilidad de ir al Inter de Milán, hoy integrante de la tercera línea europea, avalaba la hipótesis de la decadencia del chileno.
Craso error. Porque en el fútbol, como en la vida, las oportunidades se toman o se dejan. Y Barcelona, que estaba en busca de un mediocampista que impusiera su ley en la zona medular, no desaprovechó la oferta. En menos de 48 horas desechó a Rabiot y cerró la operación por Vidal. Lo hizo por menos de lo que cobraba el PSG por el francés, quien ni siquiera fue al último Mundial. A todas luces, negocio redondo. El cuadro catalán se hacía de los servicios de uno de los mejores del mundo en su puesto. Y el volante seguía en la elite, como era su deseo.
Vidal llega a un Barcelona en plena transición. Sin tanta influencia de La Masía, tras el alejamiento de Iniesta, y con más dependencia que nunca de Messi. Con poco del ADN que le impregnó Guardiola hace una década, y que tan bien supo interpretar el chileno cuando coincidieron en el Bayern Munich, pero con una de las mejores plantillas del mundo. Y que precisaba más que nunca de un futbolista con carácter y personalidad, que rompiera el molde del equipo.
Si algunos anunciaban la curva descendente del volante , Barcelona les pega un cachetazo. De desechado a fichaje estrella del cuadro culé. Como si la historia de su vida necesitara de un último capítulo de gloria. Ahí está, sobre la mesa. Sin duda, el mejor contragolpe de Vidal.
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