El contrato de Lasarte y los premios de los jugadores: los flancos que abre la posibilidad de que la Roja vaya al Mundial por la vía administrativa

Martín Lasarte

Si prospera el recurso que la selección chilena presentó para impugnar la actuación de Byron Castillo por Ecuador, la ANFP deberá abordar dos materias cruciales. El vínculo del técnico uruguayo contemplaba expresamente la renovación automática en caso de que se consiguieran los pasajes a Qatar 2022.



Chile pelea en la FIFA la posibilidad de ir al Mundial de Qatar. La denuncia que ya está en manos del Comité Disciplinario del organismo que preside Gianni Infantino es concreta: el lateral Byron Castillo, quien defendió a Ecuador, transformándose en una de las principales figuras de la escuadra de Gustavo Alfaro, es, en realidad, colombiano. Esa es la tesis que impulsa la federación chilena, con el patrocinio del abogado Eduardo Carlezzo, quien este jueves fue categórico con El Deportivo respecto de la contundencia de los antecedentes que la avalan. “Si no tuviéramos pruebas sólidas, no habríamos interpuesto nada en la FIFA”, planteó el jurista brasileño. La materia es objeto de análisis entre los especialistas en Derecho Deportivo, quienes debaten en torno a las posibilidades concretas de que la gestión fructifique. Por lo pronto, un país se ilusiona con ver a la Roja disputando el torneo más importante a nivel planetario. A varios ni siquiera les importa la forma.

Sin embargo, al margen de la natural expectación que genera un resultado favorable de las gestiones que están en manos del organismo afincado en Zúrich, Suiza, en la ANFP se alertan frente a dos flancos concretos que abrirá una eventual clasificación por la vía administrativa. Ambos involucran variables deportivas y económicas: la primera es la relación contractual con el técnico Martín Lasarte y la segunda, el millonario premio que tendrían que repartirse los futbolistas por haber conseguido el objetivo de llegar a la cita asiática.

Un finiquito que pesa

En la ANFP responden con ironía, al menos, inicialmente. “No se pongan creativos. Lasarte terminó su relación con la ANFP”, explican en la corporación que rige al fútbol chileno. En efecto, el 1 de abril, en una conferencia de prensa virtual, el gerente deportivo de las selecciones nacionales, Francis Cagigao, dio por concluido el ciclo del entrenador al mando de la Roja. Había transcurrido el plazo estipulado después del fin de las Eliminatorias para ponerle término al vínculo y no se había cumplido la cláusula que habría obligado a la renovación automática del contrato: la clasificación a Qatar 2022.

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La Selección, en el partido ante Brasil.

Sin embargo, en Quilín asumen que la variable puede estar sobre la mesa. “Es una buena pregunta. Me la he hecho también. El contrato terminó cuando la Selección quedó eliminada. Se firmaron los finiquitos y eso está acordado. Así funciona”, plantea una alta fuente del organismo. En esa línea, la lógica que barajan en la sede del fútbol chileno es que Lasarte no volverá a vestir el buzo de la Roja. “Habrá que ir con otro técnico”, añade, en relación al escenario más optimista: que el reclamo fructifique. La búsqueda, de hecho, está en pleno desarrollo Lo que sí admiten en la sede del fútbol chileno es que se trata de una situación que nadie estuvo ni cerca de prever. “En ese momento nadie se imaginó que esto podía pasar. Este fue un contrato de trabajo que se terminó. Hay un finiquito de por medio que lo respalda. Luego de la fecha en que Chile quedaba eliminado, había 10 días para terminarlo y es lo que se hizo, de común acuerdo”, plantea. “Lasarte no clasificó”, es la última consideración respecto del entrenador, de quien confían en el cierre de compromiso que pactó y rubricó.

El botín de los jugadores

El otro foco puede resultar mucho más llamativo. Y, por ende, cuantioso. En la fórmula para calcular los premios que recibirían los jugadores si, efectivamente, lograban llegar a Qatar, el acuerdo es claro: se repartirán el 50 por ciento del monto que asigna la FIFA a las federaciones que consiguen uno de los 32 cupos para el evento. La cifra es millonaria: US$ 10 millones. Es decir, a los futbolistas les correspondería percibir US$ 5 millones por ese concepto. A ello habrá que sumar lo que acumulen por participar y, eventualmente, avanzar en el torneo. Todo es proporcional a las multimillonarias ganancias que generaría un rendimiento destacado.

En Quilín apelan al sentido común. “Lo que acontece hoy aparece es una cosa nueva. Nadie puede pretender lucrar de una situación así”, postulan. Y, derechamente, reconocen que se pueden producir conflictos. “¿Los jugadores van a cobrar premios? Seguro que van a pedirlos, pero que se lo paguemos es otra cosa. No puedes premiar una clasificación así”, adelantan. La situación es tan extraña que, incluso, servirá de ejemplo para futuras negociaciones. “Entonces, tendríamos que hacer un contrato que incluya esa cláusula y nadie se atrevería a hacerlo. Es mejor ni pensar en que algo así pueda pasar”, explica.

De cualquier forma, en la ANFP prefieren ver el lado amable. “Hay que administrar los problemas ojalá con tiempo. Ojalá que se nos presentara esa discusión. Sería un lindo problema”, dice el personero.

De lo que no hay dudas es respecto de la pertiencia de la gestión que encabeza Carlezzo. “Era una obligación hacer lo que estamos haciendo. Ojalá que prospere. Todo lo demás se puede ver después”, concluye.

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