Estaba todo listo en Calama, para recibir el duelo de Chile con Argenina. Pero en el camarín de los árbitros la agitación era evidente: los hombres de negro no podían saltar a la cancha.

¿Que había pasado? Los banderines de los guardalíneas brasileños Fabricio Vilarinho y Rodrigo Correa no estaban en ningún lado y quedaban sólo doce minutos para el inicio del juego. Las indumentaria, los zapatos, el pito y las tarjetas se encontraban en el equipaje de los hombres de negro, pero las enseñas no aparecían por ninguna parte.

Y la explicación era más simple de lo que se creía, ambos jueces dejaron olvidada su herramienta de trabajo en el hotel de concentración (Park Calama) y la organización del encuentro partió a buscarlas lo más rápido que pudieron.

Sin embargo, había que comenzar a jugar. El horario se debía respetar por norma FIFA y los derechos televisivos vigentes. Por lo que el ingenio del chileno afloró y rápidamente se fabricaron dos emblemas con chalecos reflectantes: los mismos que usan habitualmente los guardias de seguridad y que hace algún tiempo estuvieron tan de moda.

Fue así como Vilarinho y Correa saltaron a la cancha del Zorros del Desierto, pero la picardía no pasó inadvertida en las redes sociales, donde rápidamente se transformó en uno de los temas más comentados.

Felizmente para ambos internacionales, los banderines llegaron al coloso de la capital del cobre y pudieron seguir en el encuentro como corresponde a un encuentro de esta categoría.

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