Fernando Díaz está en proceso de recomposición. De ser el técnico sensación de la primera rueda, después de mantener a Coquimbo Unido peleando por la punta de la tabla durante la etapa inicial del Campeonato Nacional con Universidad de Chile, el estratega pasó a ser despedido cuando quedaban tres fechas para el término del torneo y los piratas mantenían opciones de entrar en la Copa Sudamericana. La decisión, explicará, no le parece casual. Mientras, alista un nuevo cuerpo técnico. Se ha contactado con dos figuras relevantes, el preparador físico Marcelo Oyarzún, quien dejó de trabajar junto a Miguel Ramírez, y Nelson Tapia. Ese rearme también tiene que ver con heridas que deja el ciclo que terminó. Espera alguna propuesta en Chile, aunque también ha activado contactos en el exterior. Ya estuvo en Ecuador y Guatemala.

“Obviamente hubo un bajón de un grupo de jugadores que venía de dos años de un alto rendimiento, como nunca se produjo en Coquimbo. En casi 30 años, no hubo un equipo que estuviera dos años peleando arriba. Se produjo un bajón y sale Luciano Cabral, que, guardando las proporciones, es como que a Argentina le sacaran a Maradona o a Messi. Se lesionan Chávez y Johansen y no tuvimos el recambio para ese bajón. Eran jugadores demasiado trascendentes y los echamos mucho de menos”, explica respecto de una segunda mitad de año que estuvo lejos del brillo que mostró la primera.

La cláusula de la discordia

¿Esa es la única explicación o hay otra?

Fuimos acomodando el equipo, sacando resultados en la Copa Chile y muchos empates en el campeonato local. Cuando ya íbamos levantando después de dejar fuera a Iquique en la Copa Chile y llegar a la segunda semifinal de Coquimbo en ese torneo, jugando buenos partidos con la U, teníamos la esperanza de que con esos partidos que quedaban, sobre todo los dos partidos como locales, con los dos que estaban comprometidos con el descenso, de clasificar a una copa internacional. Cuando empezamos la segunda rueda, me di cuenta de que no íbamos a poder mantener el ritmo de la primera, pero tenía la esperanza de clasificar y ser el el primer técnico en la historia de Coquimbo en hacerlo dos veces seguidas. No se pudo, pero fueron dos años y medio plenos de éxito, en un equipo que tiene como objetivo zafar del descenso. Como nunca, estuvo dos años seguidos peleando arriba, porque incluso en el bajón estuvimos siempre en zona de copas, salvo en una ocasión, cuando me sacaron. Ahora tengo claro que es para no renovar el contrato, que tenía una cláusula. Está muy de moda ahora por lo demás. De repente, a los jugadores que van a cumplir minutos para renovar el contrato, no lo hacen jugar. Siempre estuvimos en zona de copas. Cuando salgo, fue la única ocasión del año en que estábamos fuera de Copa, por diferencia de goles.

En el camino se habló de diferencias con los jugadores. Usted, en una entrevista anterior con El Deportivo, las descartó. ¿Hay alguna verdad que no se sepa?

Es que cuando se habló que había una división, se dijo que era porque yo no viajaba con los jugadores. Y recuerde que los mismos jugadores lo aclararon. Yo venía saliendo de una neumonía que me duró cuatro meses. No me podía subir a un avión, no podía ir a la altura, según la prescripción médica. Por lo tanto, me iba en el auto detrás del bus, con el presidente de la Comisión de Fútbol. No. No hay nada de eso.

¿Y le molesta que le carguen un rótulo de conflictivo, que lo hagan aparecer así?

¿En Cobreloa, en Universidad de Concepción, en la misma Unión tuve algún problema como entrenador? No. Eso salió de una radio local, que es auspiciada por Mundo Futuro. Eran las personas que no querían que yo estuviera en el club.

Ese antecedente es importante, porque Mundo Futuro es la empresa de Sergio Morales, quien era el dueño del club.

Sí, claro. Yo dije que Sergio Morales manda en el club y él no quería que yo estuviera. Así de simple. Los Morales no querían que yo estuviera en el club. La gente de Coquimbo me lo hizo saber.

¿Y a usted le sorprendió, considerando que históricamente habían tenido una relación más bien cercana?

No, no. Yo no tenía una relación tan cercana. Yo tuve una relación cercana en el año 2003-2004, pero ahora ya no la teníamos. Se fue desgastando totalmente. Él es el que toma las decisiones del club. Entonces, tomó una decisión, que es la que puede tomar: contratarme y echarme. Pero no podía imponerme jugadores ni nada por el estilo, como alguna vez lo conversé con él.

Fernando Díaz, en un partido de Coquimbo Unido (Foto: Photosport)

¿Es cierto que había un acuerdo para renovar?

Mi contrato se extendía automáticamente clasificando a una copa internacional. Quedaban tres fechas. Por lo tanto, yo tengo absolutamente claro que por eso fue la decisión. Quedando tres fechas, dos rivales que eran totalmente abordables de local, donde no habíamos perdido o habíamos perdido poco. Con un equipo que venía levantando, que había jugado la semifinal de la Copa Chile bastante bien. Se había recuperado Chávez. Entonces, lo normal era clasificar y está claro que no querían que lo hiciéramos. Entonces, si hubieran conversado conmigo, habría sido espectacular. Que me hubieran dicho, ‘oye, hay un problema, no queremos que siga el otro año’.

¿Nunca se lo dijeron?

Nada. Si la semana anterior había ido el gerente deportivo a decir que el objetivo era que Coquimbo se salvara del descenso. Y el gerente general lo había dicho diez días antes, en el aniversario del club. Entonces, por supuesto que fue extraño que me llamen por teléfono y al ratito publiquen en la prensa la salida, justamente cuando estábamos a las puertas de una renovación automática. Y de premios, por supuesto.

Y dentro de todo este escenario, ¿le sorprendió más que terminaron ratificando a Esteban González, que era su ayudante, que había llegado con usted al club?

No. No me sorprendió, porque cuando yo hablé con él, el día que me despedí, me di cuenta. Me dijo que habían hablado antes con él para seguir en el club, lo que por supuesto me debió haber dicho. Hasta ese momento, nunca Esteban me dijo ‘voy a quedarme, voy a hacer esto’. Entonces, de repente viene esto y sí me reconoce que le habían hablado para seguir en el club. Son decisiones personales. Cada uno tiene sus valores, pero es raro.

Los problemas del Mago

Usted dirigió a Jorge Valdivia, en la Universidad de Concepción, ¿cómo observa el lío en que está metido, con las graves denuncias en su contra?

Espero que se aclare todo y que no tenga ninguna responsabilidad. Ojalá, por supuesto, porque hay que esperar todas las investigaciones. Uno sufre cuando estos muchachos están pasándolo mal. Obviamente que hay un tema judicial, que hay que esperar la resolución, pero yo espero que se aclare y que no haya tenido participación.

¿Ha tenido algún contacto con él en el último tiempo? ¿Lo ha intentado, al menos?

Desde que se supo, le mandé un mensaje a su hermano Claudio, pero no ha tenido respuesta. O sea, me dicen que están en otra. Son mensajes de fuerza. Como digo, son temas judiciales en los que hay que esperar la resolución de la justicia. Ojalá que no tenga la participación por la cual en este momento está imputado.

Habiéndolo conocido, ¿le extraña al menos verlo involucrado en una situación como esta?

Sí, me extraña. Me extraña mucho.

¿Cómo lo describiría al Jorge Valdivia que la gente no conoce, más allá del personaje?

Era un buen compañero, siempre andaba con una broma, alegrando al camarín. Por supuesto que ha pasado el tiempo y espero, de todo corazón, que no tenga responsabilidad.

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