Johnny Herrera estaba visiblemente emocionado cuando lo abordaron en el CDF para la entrevista posterior al partido frente a Deportes Iquique. "Esta es la U, poh amigo. Puta, es dificil expresar lo que se siente. Estábamos últimos. Felicitar la gente. Ganamos la primera final. Quedan seis", declaró, con la voz temblorsa el guardameta, quien volvía a ocupar el arco azul después de cinco meses en el Campeonato Nacional.

Antes, el capitán de Universidad de Chile había abrazado a cada uno de sus compañeros. En alguna medida, les agradecía, también, que lo hubieran salvado del error que cometió en el gol de Matías Donoso, que permitió el empate transitorio de Iquique. Un yerro que poco importaba después de que otro infortunio, ahora por cuenta de Mauricio Zenteno, permitiera la victoria estudiantil.

Herrera no era el único feliz. "Me tocó entrar en los últimos minutos. Me tengo que jugar la vida para demostrar por qué estoy acá. Le pegué y entró. No ha sido un año bueno. Lo preparamos con mucho trabajo y humildad, sin faltarle el respeto a Iquique. Nos ayuda, pero no nos vamos a relajar", decía Jimmy Martínez. El volante, quien arribó este año a los laicos proveniente de Huachipato, había ejecutado el remate que impactó en Zenteno y permitió el desahogo estudiantil.

"Ns debíamos mucho a nosotros, a la gente, que mira como está el estadio. A nuestras familias. Nos debíamos un triunfo en la liga y gracias a Dios se dio", coincidía el volante uruguayo Leonardo Fernández, también emocionado. En ese plano, incluso delineó una autocrítica. "Pierdo bastantes pelotas de repente y eso me calienta. Son cosas que debo mejorar. Presión, no creo. Falta mucho para sentir esa presión. Que la gente se quede tranquila. Siempre vamos a dar todo", afirmó.

También alabó a Hernán Caputto y a sus compañeros. "Vamos para adelante, no nos importa nada y vamos a sacar esto adelante", se comprometió. Y descartó hablar de su futuro.