El desalojo de Aníbal
1.089 días, tres técnicos, cinco títulos y varios escándalos después, el timonel es removido.
La era de Aníbal Mosa como presidente de ByN llegó ayer a su fin. Y aunque eran muchos los que aguardaban su caída, muy pocos habrían sido capaces de imaginar un desenlace como el acontecido. Tan inapelable y rotundo. Y al mismo tiempo tan irónico. Pues el polémico y controvertido timonel que durante 1.089 días había dirigido los designios del Cacique sembrando vientos, no terminó siendo abatido por una tempestad, sino por el aletazo a cámara lenta de un Delfín aparentemente inofensivo.
11 días después de haber acudido presto -por enésima vez- al rescate de Guede, el particular capitán de su barco (y tan solo dos más tarde de haber salido, en apariencia, a flote, aferrado a la ola buena del Superclásico) el mandatario puertomontino fue el primero en hundirse. Y lo hizo solo. Sin Guede. Y sin los integrantes del camarín de un club que dirigió desde las alturas durante 2 años, 11 meses y 22 días con una estrategia más paternalista que atinada y, en resumidas cuentas, errada. O al menos poco efectiva.
Y eso que el arribo de Yackob Aníbal Mosa Schmes (55) a la testera de Colo Colo, el 24 de abril de 2015, convertido ya en el accionista mayoritario de Blanco y Negro y apenas un año después de haber sigo agredido por un grupo de hinchas albos a la salida de un bar capitalino, no había sido tan intempestivo como cabría esperar. Su primer semestre completo como mandamás del conjunto albo concluyó, de hecho, con su primera conquista, el Apertura 2015, una de las cinco coronas conquistadas por el equipo durante su mandato, además del Transición 2017, la Copa Chile 2016 y las Supercopas de 2016 y 2017.
Un repóker que no le bastó al empresario puertomontino de ascendencia siria para llegar a contar en ningún momento con el beneplácito total de la parcialidad colocolina.
Su pobre gestión económica, cerrada con un déficit, en diciembre del pasado año, de US 10,4 millones; su condescendencia con los barristas (a quienes permitió incluso realizar un funeral en el estadio y que le valió varios enfrentamientos con la ANFP); su fracaso en el escenario internacional y, sobre todo, sus gratuitos escándalos (como el desorden público protagonizado el 14 de marzo en Calama, en presunto estado de ebriedad, con el Intendente de la II Región); terminaron por colmar la paciencia de la fanaticada alba. Su salida definitiva, sin embargo, acabó por concretarse en plena junta de la concesionaria, es decir, de puertas para adentro, en ese escenario donde Mosa se desenvolvía mejor. Donde todavía tenía cierta autoridad. Cierto crédito.
Ayer, a punto de cumplir 1.090 días como presidente de Colo Colo, el controvertido dirigente, el hombre presuntamente izquierdista, el guedista confeso, dejó de ser el cacique del Cacique. Pero una vez consumado su solitario naufragio, se despidió a su manera. "Esto es un tema político". dijo. Como si no hubiera pasado el tiempo.
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