El desgarrador reencuentro de Javier Altamirano con su madre: “Duele verlo así”
Diana Altamirano, mamá del exfutbolista de Huachipato, viajó hasta Argentina y habló del estado de salud de su hijo, el cual ha tenido una evolución favorable que le permitió ser trasladado a un centro especializado en trombosis.
La imagen de su hijo descompensado en la cancha de Estudiantes de La Plata afectó profundamente a Diana Altamirano. En ese momento, lo único que deseaba era cruzar la cordillera para acompañar a Javier Altamirano y a su señora embarazada.
“Solo sé lo que dicen los medios. Estoy esperando que se contacten conmigo para poder viajar a ver a mi hijo. Lo único que necesito ahora es poder viajar lo antes posible”, declaró al canal Todo Noticias de Argentina.
Pero la angustia duró varios días, pues sólo en la jornada de este miércoles se produjo el reencuentro y lo relató brevemente en el medio antes mencionado. “Duele verlo así, está sedado, pero me reconoció”, sostuvo la madre del jugador de los Pincharratas.
En ese sentido, Diana reveló que al preguntarle quién era ella -por miedo a que no la reconociera-, su hijo respondió con un cariñoso “la mon”, el sobrenombre con el que el futbolista se refiere a su mamá, detalló el portal de la cadena TN.
Una evolución favorable
Y si bien Altamirano aún se encuentra en un delicado estado de salud, según el último parte médico entregado por su club, ha tenido una pequeña mejoría.
“Javier Altamirano mostró una evolución favorable y con buena respuesta inicial al tratamiento. Se decide derivación al Instituto Fleni, centro especializado reconocido y de alta complejidad, para continuar con el mismo”, se pudo leer en las redes sociales de la entidad deportiva.
Recordemos que el futbolista sufrió una convulsión en el duelo contra Boca Juniors, por la undécima fecha de la Copa de la Liga, y tras ser trasladado de urgencia al centro hospitalario más cercano, se comprobó que fue afectado por una trombosis del seno longitudinal superior.
“Lo que hay que hacer, en rigor, es tratar de disminuir la probabilidad de un nuevo evento. Parar un tiempo hasta disolverlo farmacológicamente o ver la alternativa quirúrgica. Diluir el trombo. Eso es, en términos simples. Los plazos no se pueden establecer. Dependen de la ubicación, del tamaño y de cuál es la zona afectada o las secuelas sin sangrado. Pueden ser dos a tres meses, salvo que opten por el tema quirúrgico de entrada”, explicó Felipe Rojas, quien integró el staff médico de la ANFP.
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