Después de 18 años de una dolorosa final perdida ante Independiente, el 22 de mayo de 1991 Colo Colo volvió a tener la posibilidad de escalar hasta lo más alto del continente. El equipo dirigido por el croata Mirko Jozic enfrentó en la semifinal de la Copa Libertadores al poderoso Boca Juniors, que llegaba a Santiago de la mano de Batistuta, Montoya y Latorre. Aquel día de otoño, cerca de 65 mil personas asistieron al estadio Monumental para ver y sentir de cerca uno de los partidos históricos del fútbol chileno.

La campaña del Cacique logró cautivar a la mayoría de los amantes del fútbol de un país que venía saliendo de un largo periodo de traumas sociales y represiones. El estadio de Macul estaba convertido en la caldera que necesitaba el equipo para dar vuelta el 1-0 que logró Boca Juniors en la Bombonera. El equipo dirigido por el Maestro Tabárez llegó con sus mejores figuras, pero se vio superado por la embestida alba. De la mano de Marcelo Barticciotto y Rubén Martínez, Colo Colo logró imponerse por 3-1 con claridad en la cancha, cuestión que el equipo argentino no supo asimilar.

A los once minutos del segundo tiempo Daniel Morón se convirtió en un muro para realizar un espectacular achique ante un Gabriel Batistuta que se dirigía con toda comodidad al arco albo. “Esa atajada pasó a ser muy determinante. Si nos hacían ese gol nos hubiera bajado mucho. Tapo ese mano a mano y a los minutos viene el gol nuestro”, cuenta el exarquero.


La tensión se acumulaba en el Monumental y el climax de la historia comenzó a asomarse en los 64’, cuando Barticciotto entró al área con el balón dominado y ante la marca de tres jugadores xeneizes logró centrar para dejar solo a Martínez, quien marcó de zurda. El equipo albo supo sacar provecho del estímulo para darle otra estocada al gigante argentino. Dos minutos después, un preciso centro de Patricio Yáñez fue conectado por el Barti, quien se las arregló con la punta del zapato derecho para colar el balón en el difícil ángulo que quedaba.

“No se alcanzaron a despertar y les hicimos el otro. Colo Colo era un equipo que en los segundos tiempos te golpeaba duro”, dice Morón. “Era un rival complejo. Boca Juniors había dejado fuera a Corinthians y Flamengo. Sabíamos que la travesía era casi imposible, pero el partido había que jugarlo".


Confiábamos que de local éramos fuertes”, recuerda Marcelo Barticciotto en entrevista con La Tercera. “Vale la pena que se recuerde, porque hace tiempo que se ganó algo. Los recuerdos son importantes, la historia es fundamental para escribir el presente y el futuro. Hace bien a otras generaciones que no saben. Es fundamental”, concluye el ídolo albo.

El descuento de Diego Latorre en los 74’ hizo tragar saliva a los espectadores. “La cagué porque tendría que haber ido a esa pelota contra un enano. Tenía que haber ido a buscarla o tirarme para atrás. Me di cuenta que fui muy tibio”, se reprocha Morón. Sin embargo, el Cacique no disminuyó su agresividad y logró aumentar la ventaja con otro gol de Martínez en los 82’. “Pato Yáñez lo dejó solo a Rubén. Él tenía que estar frente al arco no más, tenía una calidad enorme para definir”, recuerda el arquero. Ahí comenzó una batalla sin precedentes.

El equipo argentino reclamó una posición de adelanto y de un momento a otro empezó una pelea con algunos reporteros gráficos, la que se extendió hacia toda una cancha que tuvo mucha gente de más. La fuerza policial debió ingresar para calmar a los jugadores trasandinos, tal como un eufórico Carlos Navarro Montoya, quien recibió la famosa mordida del perro Ron, un pastor alemán de Carabineros que detectó como rival al portero.


“Cuando ellos llegaron a Chile nos ningunearon”

Para Morón, la actitud de los jugadores de Boca Juniors se justificó en su soberbia. “A ellos cuando llegaron a Chile les preguntaron por Colo Colo y nos ningunearon. Tenían un equipo extraordinario. A pesar de que el resultado en la Bombonera (1-0) fue escuálido, muy estrecho, pensaban que aquí no iban a tener ningún problema, que se iban a pasear por acá. Esos excesos de confianza te juegan malas pasadas”, dice el campeón de América, quien se contuvo pese a su temperamento. “Era polvorita pero estuve muy tranquilo. Solo me interesaba no meternos en ningún despelote. Cualquier camiseta blanca que encontraba la agarraba y la tiraba para un lado”.

A pesar del gran alboroto, el encuentro pudo seguir hasta el final. Las expulsiones de Giunta y Yáñez debilitaron a ambos equipos, pero los blancos ya tenían suficiente. El partido terminó y el Cacique cerró victoriosamente una de las páginas más importantes de su historia.

Chile, cada día más lejos

“Cada día nos alejamos más de esto. En los últimos diez años, no solamente Colo Colo, sino casi todos los equipos que participan quedan eliminados en la primera fase”, dice Morón, quien alude al modelo de negocio del fútbol moderno. “Brasil el año pasado forma un equipo (Flamengo) que es campeón de América con un plantel de 45 millones de dólares. Solo Argentina podría competirle. En Chile no puedes sostener a un jugador ante una buena oferta que le puede ayudar mucho en lo económico”, sentencia el ex dirigente de Blanco y Negro.

"Representábamos a Colo Colo pero teníamos a todo un país detrás. La carga de sensaciones y emociones que teníamos era impresionante. Eso era lo más lindo que nos podía pasar. Los que estábamos ahí adentro habíamos pasado por varias pruebas y no nos pesaba jugar con esa camiseta”, concluye Morón.

El resumen del encuentro con relatos argentinos:


El partido completo:


La porta de La Tercera del 23 de mayo de 1991: