Alphonso Davies ha tenido una carrera meteórica. El lateral cuenta con una historia particular, marcada por el esfuerzo y la superación. Nació en un campo de refugiados en Ghana después de que su familia huyera de la guerra civil de Liberia. Llegó a los cinco años a Canadá y comenzó a jugar al fútbol en el Vancouver Whitecaps, donde debutó como profesional con solo 16 años.
Por aquel entonces, era un prometedor y versátil atacante. Luego de dos temporadas fue fichado por el Bayern Múnich y poco a poco fue transformándose en una pieza clave en el cuadro teutón. Hoy, con 23 años, está consolidado como uno de los mejores laterales del mundo. Y será una de las figuras del equipo canadiense que se mida frente a la Roja, a partir de las 20 horas, en Orlando.
El zurdo ya cuenta con una Champions League y un Mundial de Clubes en sus vitrinas, además de múltiples torneos locales con los bávaros. En tanto, con su selección ya hizo historia, pues lideró les rouges a un certamen mundialista tras 36 años. A pesar de quedar eliminados en fase de grupos, en Qatar tuvieron una más que aceptable participación. Incluso, Davies marcó ante Croacia la primera anotación en este tipo de citas para el combinado de la hoja de arce.
Confesión alarmante
En su tiempo libre, el norteamericano se dedica a realizar transmisiones de stream a través de su cuenta de Twitch. En ese sentido, durante uno de sus directos, hace casi 18 meses, Davies se refirió a su contexto como futbolista profesional con sus seguidores. No dejó de preocupar a sus fanáticos: “La vida como futbolista profesional es genial para relajarse y disfrutar, pero tras el entrenamiento no hay nada que hacer”.
El canadiense también lanzó una alarmante confesión: “Es un poco preocupante no tener algo que hacer, sobre todo cuando todos tus amigos tienen trabajo”, señaló el nacido en Buduburam.
En este aspecto, Davies habló sobre su adaptación en tierras alemanas, se definió como “un perdedor” y aseguró convivir con la soledad: “Como no tengo familia y mi novia no vive conmigo, estoy solo. Probablemente tengo como cinco amigos. Soy un perdedor popular”.