El día en que Beccacece se separó de Jorge Sampaoli y renunció a la Roja para dirigir a la U

Beccacece
Beccacece, en la Selección, junto a Sampaoli.

El técnico argentino vuelve al Estadio Nacional, testigo de varios momentos icónicos de su carrera. Después de éxitos conjuntos con el casildense en los azules y la Roja, el estratega inició una carrera independiente que incluye un insólito momento en un Clásico Universitario.



El 19 de noviembre de 2015, Sebastián Beccacece materializó una idea que hace rato venía dando vueltas por su cabeza: renunció a la Roja para comenzar a dirigir en solitario. Estaba en un momento ideal para dar el gran salto de su trayectoria como entrenador y tenía enfrente la propuesta con que siempre soñó. El vuelo que había alcanzado desde su posición de ayudante de Jorge Sampaoli durante 13 años, lo que incluyó el título de la Copa Sudamericana con Universidad de Chile, en 2011, y de la Copa América de 2015 con la Roja, le alcanzaba para sentirse suficientemente respaldado para aceptar una propuesta irrechazable. La U lo quería en su banca, ahora como director técnico principal. Tendría que reemplazar a Martín Lasarte quien, paradójicamente, con el tiempo también ocuparía la banca de la Roja, aunque con una suerte distinta: sin coronas ni objetivos cumplidos.

Beccacece volverá esta noche al Estadio Nacional en una condición distinta. Es el conductor de Ecuador y, en esa condición, le puede asestar el golpe letal a la aspiración de la Roja de ir al Mundial que México, Estados Unidos y Canadá organizarán en 2026. En rigor, eso sí, su motivación es otra: en Ñuñoa, buscará las unidades que le permitan abrochar la clasificación. El combinado del Guayas escolta a Argentina con 22 puntos. Si suma tres, habrá llegado a los 25 que garantizaban la presencia incluso cuando Sudamérica contaba con menos cupos que los seis y medio que disfruta hoy.

El día en que Sebastián Beccacece se apartó de Sampaoli y renunció a la Roja para dirigir a la U

En esa jornada primaveral, la ANFP reconocía el alejamiento de Beccacece, quien había renunciado a su cargo y, con ello, puesto fin a una eterna relación con Sampaoli. Se haría efectivo a fines del mismo mes. No se iba solo. De paso, se llevaba a dos integrantes claves del staff de quien había sido su mentor: reclutaba a Nicolás Diez, exvolante de O’Higgins y Everton, quien era el segundo ayudante del casildense, en la Roja. También arrastraba a Francisco Meneghini, quien había alcanzado notoriedad como analista.

En la Roja, no actuaba tanto como el nexo entre los jugadores y Sampaoli, un rol habitual para los ayudantes técnicos. Ese papel lo ejercía más el preparador físico, Jorge Desio. Su trabajo, por categorizarlo de alguna forma, era más ejecutivo. “Beccacece era el que hacía todo. Muy parecido a lo que hacía Berizzo en la época de Bielsa. Preparaba los trabajos, ponía los conos, las cintas. Preparaba todas las condiciones para los entrenamientos”, describe a El Deportivo un conocedor del trabajo de la Roja en esa época. La función era clave, considerando que el casilendense distribuía el campo de juego en distintas zonas en las que cada jugador tenía misiones y espacios que cubrir específicos.

En Juan Pinto Durán llamaba la atención lo meticuloso de su trabajo. “Era bien detallista, en la misma cuerda de Sampaoli, con quien siempre estaba. Se llevaba bien con los jugadores. Con Sampaoli eran amigos. Compartían con sus respectivas familias. La relación entre ambos era más profunda que lo laboral”, explica. Había otra instancia en la que esa cercanía era más notoria.

Por los días en que la relación con la Selección terminó, el interés azul en Beccacece era tan público y como notorio. A comienzos de diciembre, cuando afinaba los detalles del fin de la relación contractual con la ANFP, a la que terminó demandando en un bullado juicio que incluyó a Sampaoli y al preparador físico Jorge Desio, aprovechó que los laicos se concentraban en el hotel Intercontinental para citar a 13 jugadores del plantel que entonces dirigía Machete, y que esperaban un choque frente a Huachipato, para adelantar trabajo e interiorizarlos de su sistema de trabajo y de las ideas que pretendía implementar en los laicos. La citas se concretaron en la torre Titanium, ubicada enfrente del centro de alojamiento, donde funcionaban las oficinas de Bethia, la firma de propiedad de Carlos Heller, entonces presidente y controlador del club. Los primeros en comparecer fueron Johnny Herrera y Gustavo Canales, dos de los principales referentes del plantel. Luego pasaron figuras como Mathías Corujo, Gustavo Lorenzetti, Patricio Rubio, Rodrigo Ureña, Osvaldo González, Francisco Castro, Michael Contreras, Rubén Farfán, Matías Rodríguez, Diego González y Paulo Magalhaes. La idea de mantener los encuentros en secreto contrastaba con la pública imagen de ver a los futbolistas cruzando avenida Vitacura a vista y paciencia de quienes transitaban por la concurrida arteria.

El 6 de enero, finalmente, Beccacece fue presentado en su nuevo puesto de trabajo. “Es un desafío importante que realmente uno busca darle espacio a lo nuevo a lo propio y consideramos que era un momento importante para hacerlo y realmente estamos con mucha energía, optimismo, pensando en que llegamos a un lugar ideal con las condiciones que uno desea, instalaciones, jugadores, institución. Estamos felices de estar nuevamente en casa”, planteaba al sitio oficial de la U.

Beccacece y Sampaoli, en su paso por la Roja
Beccacece y Sampaoli, en su paso por la Roja. (Foto: Photosport)

El salto

En esa misma entrevista, se mostró confiado en las condiciones en las que asumía su nuevo desafío. “Estoy sereno, tranquilo, con mucha alegría y felicidad, sabiendo que me he preparado casi 17 años para este momento y con la experiencia de haber encarado antes vivencias, experiencias. Es el momento para iniciar un desafío propio que está vinculado a lograr un desarrollo de lo que uno siente del fútbol”, manifestó.

También valoraba que el primer paso se produjera en la U. “Ayuda el hecho de saber de que cuando uno estuvo en la institución se dieron resultados o se recuerda con buen ojo ese paso por acá”, decía. “Cuánto influyó o no, no lo sé. Lo que sé es que uno se ha ido capacitando, mejorando y evolucionando y lo voy a seguir haciendo como pensamiento de vida. En ese sentido creemos que este va a ser un lugar ideal para seguir evolucionando”, sostenía.

Cómo no, la alusión también incluía un guiño a los fanáticos estudiantiles. “El hincha de la U es apasionado. Se distingue por estar en los momentos adversos, sobretodo. Nos exige a poder retribuir todo ese apoyo. Con el plantel estamos convencidos de saber qué es lo que quieren ver. Que sea protagonista, que asuma riesgos, que esté vinculado a atacar en espacios pequeños y defender en espacios grandes. Uno se ilusiona y quiere ver un equipo competitivo y agresivo que es lo que la gente está esperando. Que se sientan representados como si estuvieran jugando ellos mismos”, expresaba el flamante DT.

Beccacece patea una heladera en el Clásico Universitario de 2016
Beccacece patea una heladera en el Clásico Universitario de 2016.

La heladera y el reencuentro

La primera experiencia de Beccacece no cuadró con las expectativas. Ni las ajenas ni las propias. De hecho, es muy probable que la presión y los resultados hayan conspirado para un cambio en la personalidad del estratega, que tuvo como hito una recordada actuación en el Clásico Universitario de 27 de agosto de 2016, cuando pateó un refrigerador que contenía bebidas isotónicas, como señal de impotencia frente a la falta de respuestas futbolísticas y en protesta al cobro del penal que significaría el 3-0 con que terminaría el duelo por parte de Roberto Tobar. Fue sancionado con tres partidos de castigo. “Cometí un error y hay que aceptarlo. Duele, pero confió en mi gente. Las sanciones hay que aceptarlas cuando uno se equivoca y yo me equivoqué, estoy tranquilo”, admitió, en un tono reflexivo.

El 15 de septiembre sufrió otra decepción, nuevamente con la UC como victimario. Esa vez, en la disputa de la Supercopa. Dos días después, se anunció su desvinculación. Acumuló un indecoroso 33,3% de rendimiento.

El 16 de noviembre, fue presentado como el nuevo director técnico de Defensa y Justicia, en reemplazo de Ariel Holan. Ese ciclo marcó su redención: alcanzó un 73 por ciento de rendimiento, producto de 17 victorias, tres empates y seis derrotas. Su teléfono volvió a sonar. Otra vez era Sampaoli. Ahora, con una propuesta irrechazable: hacerse cargo de la selección argentina, con el Mundial de Rusia en la mira. Y Messi a la cabeza.

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