Donald Trump es el nuevo presidente de Estados Unidos. O, en rigor, vuelve a ocupar el máximo cargo en el país más influyente del mundo. Superó con contundencia a Kamala Harris en una elección que, naturalmente, mantuvo a todo el mundo pendiente. Lo que suceda en el gigante norteamericano suele marcar el devenir mundial.
Trump es, entre otras facetas de su múltiple y controvertida personalidad, un fanático del tenis. De hecho, antes de entrar en la primera línea de la política a nivel mundial, se daba el tiempo de presenciar los principales torneos de este deporte. Sobre todo lo que se disputaban en su país. En esas visitas, fue testigo de las exhibiciones que solía brindar Marcelo Ríos, cuando el Chino era uno de los principales animadores del circuito de la ATP, en la recta final de la década de los noventa.
Aplausos
En 1998, el chileno ocupaba el segundo casillero del ranking mundial, justo en la temporada en la que había alcanzado el primero. Como uno de los favoritos del cuadro, disputó el US Open, un certamen que suele reunir en las tribunas a grandes personalidades del acontecer público.
Trump ya era uno de ellos. El ahora flamante mandatario electo de Estados Unidos decidió ir a ver un partido del chileno contra el italiano Giorgio Galimberti.
El partido se disputó el 4 de septiembre en la cancha central del certamen neoyorkino, en el marco de la segunda ronda del último Grand Slam de la temporada.
Registros de la época muestran al magnate en primera fila para ver cómo Ríos se deshizo del peninsular por un relativamente cómodo 6-2, 6-7, 6-2, 6-2.