Amo el Mundial. Así se llama el libro escrito por el periodista Ignacio González Mas (39), que reúne 45 relatos. De ellos, 21 son perfiles de todas las citas planetarias y 24 son historias elegidas por su autor. “Cuando me preguntan cuándo empece la investigación, digo que en Italia 90, porque ahí me enamoré de los Mundiales y de ahí con la profesión y un montón de otras situaciones llegué a escribir el libro”, afirma el autor del texto, editado en México y Chile y que cuenta con los prólogos de Gonzalo Jara y la leyenda azteca Luis García, quien anotó dos goles en EE.UU. 94.

A continuación, un extracto de una de las historias que encabeza la obra: Drogba y los Elefantes trajeron la paz.

“Mientras tanto en Sudán, el equipo de Drogba ganaba por 3 a 1, la decepción de cuatro días antes se transformó en euforia repentina. El país celebró como no lo había hecho nunca. Clasificaron en la agonía a su primera Copa del Mundo. La suerte les guiñó el ojo. En la celebración en el camarín Drogba tomó una de las decisiones más importantes de su vida. Costa de Marfil pasaba por una terrible guerra civil. Desde 1960 hasta 1993 el país había sido presidido por Felix Houphouët-Boigny, o Papa Houphouët. Un carismático presidente que mantuvo a la nación en una paz y estabilidad peculiar para su región. A la muerte del líder vino una situación de inestabilidad que desencadenó en un conflicto armado. En 1999 los militares derrocaron al nuevo gobierno democrático, la guerra civil estalló en 2002. La violencia y la muerte destrozaba al país y a su gente.

Mientras el equipo celebraba la clasificación en el vestuario, Drogba agarró un micrófono frente a la cámara que transmitía en directo para todo Costa de Marfil los festejos y dijo: “Marfileñas y marfileños, del norte, del sur, del centro o del oeste. Ya vieron hoy que Costa de Marfil puede cohabitar, puede trabajar en conjunto por el mismo objetivo, clasificar para el Mundial. Les habíamos prometido que esta fiesta iba a reunir al pueblo. Hoy les pedimos por favor, y nos ponemos de rodillas”. En ese momento Drogba, el referente, el que todo lo podía, el amado y admirado ídolo del país, seguido por todos sus compañeros de selección, se arrodillaron ante la cámara. Continuó diciendo: “Perdonen, perdonen, perdonen… por favor depongan las armas, hagan elecciones y todo saldrá mejor”. Fue en el momento justo, el mensaje justo. Costa de Marfil entero estaba eufórico y alegre con esa clasificación dramática y agónica. Hasta el corazón más apretado se podía ablandar con esa lluvia de sentimientos. La gente en sus casas se emocionó, los marfileños querían paz y Drogba fue ese grito que necesitaban. Hubo celebraciones en todo el país por la clasificación y por el llamado a deponer las armas. Los políticos tuvieron que escuchar a Drogba y comenzó el proceso de paz.

El año 2006 Drogba ganó el Balón de Oro africano, era el primer marfileño en conseguir ese premio. Lo llevó a la capital Abiyán, a una recepción ante el presidente Laurent Gbagbo. “Intento a mi manera luchar por la paz en Costa de Marfil. En esta ocasión, señor presidente, quisiera pedirle permiso para ir a presentar el Balón de Oro a Bouaké”, pidió Drogba. La ciudad de Bouaké había sido el principal bastión rebelde. Fue una proposición atrevida, el presidente no tuvo más que aceptar y miles de marfileños recibieron a Didí en Bouaké. Una multitud lo siguió por las calles bailando, llorando de emoción y celebrando. Drogba era el ídolo del pueblo, pero también era la paz en persona, era la reconciliación en persona. El momento sirvió para que Didí comprometiera un partido eliminatorio para la Copa de África 2008 en esa ciudad.

Se jugó en el Estadio Municipal de Bouaké, las estrellas de Los Elefantes estaban ahí, la gente no podía creerlo. Que la selección jugara un partido en la ciudad que había sido la capital rebelde era todo un símbolo de integración. Fue 5 a 0 para Costa de Marfil contra Madagascar, también fue la primera manifestación masiva de paz.

La prensa reaccionó con este titular: “La reconciliación fue por el fútbol. 5 goles para borrar 5 años de guerra”.

“Crecí en un barrio pobre, pero éramos felices, vivíamos en paz… dejé Costa de Marfil (antes de irse a vivir a Francia cuando era niño) con una cierta imagen. Era hermoso, calles encantadoras, vegetación y la gente feliz. Cuando volví unos años más tarde sentí el cambio, eso hizo que me preguntara muchas cosas”, reflexionó el goleador. No podía quedarse de brazos cruzados.

Drogba fue invitado a ser parte de la Comisión de Verdad y Reconciliación de Costa de Marfil. El 2007 fue nombrado “Embajador de Buena Voluntad” por la ONU y su Fundación realiza diversos aportes sociales, como la construcción del nuevo hospital de Abiyán.

Costa de Marfil en ninguno de los tres mundiales que clasificó pudo pasar la primera ronda. En el último, Brasil 2014, estuvo a un minuto. Grecia le marcó un gol en el segundo minuto de descuento del tercer partido, lo que los dejó sin poder clasificar a octavos. Drogba capitaneó orgulloso al equipo en los tres torneos, anotando dos goles. Todo Costa de Marfil caminó junto a Los Elefantes en esas tres copas del mundo. Todos juntos, todos en paz”

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