Mujer dorada: el día en que Francisca Crovetto reveló su sueño olímpico de ganar una medalla de oro para Chile
La deportista nacional cumplió con su objetivo. Uno que había anticipado luego de su brillante participación en Santiago 2023, en entrevista con El Deportivo.
Francisca Crovetto reescribe la historia del deporte nacional con su brillante actuación en París 2024. La deportista gana oro en el tiro skeet, poniendo fin a un sequía de 16 años sin medallas en los Juegos Olímpicos y a 20 años de que Massú y González se colgaran la presea dorada en el tenis. Lo hizo con una marca impresionante de 61 aciertos de 66 posibles en la final.
Ahora vive los momentos más felices de su notable trayectoria como tiradora skeet. Una que tuvo su primer premio grande hace menos de un año, cuando ganó el oro en Santiago 2023. Aquella era una revancha para la tiradora, ya que anteriormente había sido segunda en Guadalajara 2011 y Lima 2019. En Toronto 2015, en tanto, culminó la competencia siendo tercera. Claro que antes se había consagrado en competencias especificas, como el Panamericano de tiro de Río 2010. Se sacó ese peso de encima y en la capital de Francia deja su nombre en las letras doradas de Chile.
Luego de los Panamericanos, Crovetto concedió una entrevista a El Deportivo, donde había anticipado su anhelo. “Mi sueño es ser medallista olímpica, siempre lo he dicho. Quiero seguir yendo a Juegos Olímpicos, estos van a ser mis cuartos. Muchas veces uno se pregunta si será capaz de hacerlo. Antes de clasificar a París me lo pregunté y dije ‘bueno, no importa. Me dedicaré a tener guagua si no clasifico’. Y lo mismo con una medalla panamericana. Pero con todas esas dudas, con todos esos miedos, siento que he sido capaz de salir adelante; de entrenar, a pesar de haber sufrido una fractura, de no tener dónde entrenar en Santiago; buscar la forma y ser resiliente, resolver y no llorar; de no estar ahí mirando la leche derramada. Me ayudó mucho ser determinada en lo que quiero, buscar alternativas. Quiero ir a los juegos de Los Ángeles 2028 y de Brisbane 2032. Y si soy medallista en París, volver a serlo después”, decía.
Revisa parte de aquella entrevista
¿Qué cambió en relación a las medallas de plata de Guadalajara y Lima?
Yo creo que la experiencia ayuda mucho. Este es un deporte donde la experiencia es clave, pero la verdad es que yo me mentalicé mucho para esta circunstancia: ser local, tener tanta gente ahí, gritando por ti... No sabía si me iba a jugar a favor o no. Hoy, con el diario del lunes, sí puedo decir que fue una variante que jugó a mi favor. Pero previo a los Juegos estaba muy complicada con ser local, porque era una situación a la que yo no estaba acostumbrada y que no iba a poder tener control. Soy una persona que le gusta tener el control y durante varias semanas, meses, planeé estrategias; busqué distintas formas de enfrentar la situación hasta que me di cuenta de que no podía controlarla; que tenía que simplemente fluir. Y cuando eso pasó fue mágico.
¿Y qué pasó ahí?
Lo que cambió fue que en ese miedo que tenía, no es que visualicé la medalla de oro, porque mi objetivo era estar en el podio, pero siento que en cada circunstancia que me puso la vida este último año, ya sea personales, de entrenamiento o competencia, yo sabía que la vida me estaba preparando para este momento. Incluso, cuando estaba jugando pádel y tenía que hacer un saque para ganar el punto, decía “esto me va a ayudar a estar preparada para cuando me enfrente a un momento decisivo en los Panamericanos”. El año pasado, cuando me tocaba medirme en las copas del mundo con las latinas que iba a enfrentar acá, decía que la vida me estaba preparando. O, cuando me tocaba enfrentar competencias en Chile con gente mirando, lo mismo. Y así fue. Creo que eso marcó la diferencia: estar preparada.
También la felicitó el Presidente...
Sí. Ahora me enteré de que me llamó por teléfono el martes en la noche. A las 10.15 de la noche tuve tres llamadas perdidas de un número desconocido seguidas. En verdad, estaba durmiendo y por eso no le contesté, y ahora supe que había sido él.
Ahora viene París 2024. Me imagino que este es un tremendo impulso para los Juegos Olímpicos.
Sí, darte cuenta de que puedes ganar unos Juegos Panamericanos y ganarlos de buena manera... Tiré récord panamericano, tengo el récord del mundo. Me enfrento a París 2024 mucho más grande. Si bien para Tokio me sentía preparada, desafortunadamente no se dio, pero hoy siento que la vida me ha puesto más competencias en el cuerpo; me ha demostrado y yo he demostrado que soy una deportista constante, consistente, de tirar puntajes altos, de lograr metas importantes... y creo que eso me ayuda mucho a enfrentar París, pero sin la obsesión. Me ayuda mucho que hoy siento que puedo ganar, cosa que quizás antes no sabía o no sentía. No sé si voy a ganar, porque la obsesión no me ayuda, pero sé que voy a hacer todo lo posible y soltar el resultado. Esa es como la gran paradoja del deporte.
Y después de París, ¿qué viene para usted? ¿Piensa hacer un alto?
Sí. Yo me casé el año pasado, llevo ocho años de relación con Juan Enrique y queremos ser papás o intentarlo al menos, si la vida nos da la oportunidad de serlo, y queremos después de París. La idea es embarazarme lo antes posible después de París y poder tomarme ese año de descanso. Afortunadamente mi deporte no es tan físico, así que puedo estar entrenando si no tengo ninguna complicación y tengo el alta médica hasta las treinta y tantas semanas.
¿Cuál es su mayor sueño?
Mi sueño es ser medallista olímpica, siempre lo he dicho. Quiero seguir yendo a Juegos Olímpicos, estos van a ser mis cuartos. Muchas veces uno se pregunta si será capaz de hacerlo. Antes de clasificar a París me lo pregunté y dije “bueno, no importa. Me dedicaré a tener guagua si no clasifico”. Y lo mismo con una medalla panamericana. Pero con todas esas dudas, con todos esos miedos, siento que he sido capaz de salir adelante; de entrenar, a pesar de haber sufrido una fractura, de no tener dónde entrenar en Santiago; buscar la forma y ser resiliente, resolve y no llorar; de no estar ahí mirando la leche derramada. Me ayudó mucho ser determinada en lo que quiero, buscar alternativas. Quiero ir a los juegos de Los Ángeles 2028 y de Brisbane 2032. Y si soy medallista en París, volver a serlo después.
¿Cuánto cree que va a cambiar el deporte chileno con los Panamericanos?
Va a dar un giro en 180 grados. Yo no fui a la inauguración, pero te juro que me conmovió ver todos esos registros en redes sociales, lo que me contó la gente que fue al estadio, de lo que se vive. Chile necesitaba estaba válvula de felicidad, esta válvula de escape. Y también, como dice muy bien el slogan de los Juegos, es nuestro punto de encuentro. Nos faltaban lugares donde convergiéramos. Siento que el deporte es un lugar donde se nos olvidan nuestras diferencias políticas, sociales e incluso de partidos de fútbol y podemos vitorear y celebrar el deporte, la amistad, la excelencia, que son los valores olímpicos. Yo creo que es hermoso.
¿Le gustaría entregar un mensaje?
El mensaje es la capacidad, como me dice mi mamá, de intentarlo una y otra vez; de no renunciar al sueño. Y me emociono (se le entrecorta la voz) porque ahora lo miro para atrás y digo chuta, hace dos semanas era una Francisca que estaba llena de miedos, dudas. En mi primera noche en la Villa Panamericana llamé a mi psicólogo y le dije “estoy cagada de susto”. A pesar de eso y de todo esto que es tan humano, porque nos ven a los deportistas como súper determinados con convicciones. Y sí, las tenemos, pero también somos seres humanos, que dudamos, que no sabemos, que tenemos miedo... Me entregué a la situación, te juro que gocé mucho ese fin de semana, el estar con mi familia... Fue hermoso, fue único y de verdad es muy bonito haber sido capaz de salir adelante, a pesar del miedo y de las dudas.
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