Marcelo Ríos fue un tenista de extremos. Amado y odiado por partes iguales, el Chino a lo largo de su carrera logró ser número uno del mundo, conquistar cinco Masters 1000 y la Copa Grand Slam, transformándose en uno de los tenistas más importantes de la década de los 90 en el planeta. Eso sí, los logros deportivos y su talento increíble, también muchas veces chocaron con una personalidad que incomodó a gran parte de la prensa especializada.
Una prueba de aquello fue que en los años 1996, 1997, 1998, 1999 y 2001 recibió en Roland Garros el Premio Limón, condecoración que entrega la prensa internacional al jugador menos simpático del Abierto de Francia. Y es que la relación entre el Zurdo de Vitacura y los medios no siempre fue del todo amigable, principalmente por el estilo rupturista y directo del chileno.
Eso sí, las declaraciones del Chino en muchas ocasiones tampoco ayudaron. Recordada aún es la vez que dijo “me gusta París, pero está lleno de franceses”, una frase que terminó de romper una relación que de todas formas no le quitaba el sueño: “No encuentro cosa más entretenida que jugar de visita y burlarse del público. Es bueno entretenerse en la cancha”, declaró en otra ocasión.
Comentarios potentes, pero que con el tiempo ha ido matizando. Sin ir más lejos, en una entrevista con La Tercera en 2021, reflexionó en torno a su comentario sobre el público galo. “No es que me gustara Francia. Europa no me gusta mucho. Lo que pasa es que Roland Garros tenía buen ambiente y era entretenido, pero como ciudad París era como las pelotas. Nueva York es entretenido, el torneo, la raja. Australia, también estaba bueno. Pero para mí era complicado ir a Europa. Son países fríos. Ir a Alemania o Suecia no se me hacía fácil”, sostuvo.
“El jugador más odiado del mundo”
1998 quedará marcado como el año más exitoso en la carrera de Marcelo Ríos. Fue en esa temporada que conquistó la cima del ranking mundial y que ganó los Masters 1000 de Indian Wells, Miami y Roma. También cerró ese curso levantando la Copa Grand Slam, evento que disputaban los 16 tenistas con mejores resultados en los cuatro grandes.
Eso sí, aquel año también quedó marcado por uno de los artículos más críticos de su carrera. Franz Lidz, columnista del Sport Illustrated, del Smithsonian magazine y del New York Times, escribió un devastador texto en donde afirmaba que el chileno era el hombre más odiado del circuito.
El artículo “The most hated man in tennis Marcelo Ríos”, ventilaba faltas de respeto hacia los jugadores y jugadoras, las autoridades del circuito, encargados de hoteles, fans y niños que esperaban su autógrafo. Un texto de visión extremista, que sin duda terminó influenciado la opinión de muchos sobre el tenista nacional.
De hecho, a finales de ese glorioso 1998, el controvertido John McEnroe dijo que “Ríos sólo encarna lo negativo. Si se diera cuenta de las cualidades que tiene, asumiría el papel de buen malvado. Pero no hace nada por el deporte. Tiene talento y nada más. De Ríos se oye siempre que todo es una porquería. Perjudica al tenis cuando un jugador da la impresión de no entregarse el ciento por ciento”.