¿A qué juega la Argentina de Jorge Sampaoli? Un pregunta que después de 14 meses al mando de la albiceleste aún no tiene respuesta.
Debutó Argentina en la Copa del Mundo con un pobre empate ante Islandia. Es verdad: dominó, tuvo chances y el penal de Messi debió cambiar la historia. Pero lo más importante, el fondo de juego, no aparece. La prensa argentina no le perdona nada al casildense. Su nulo currículum en el fútbol transandino le pasa la cuenta y son pocos los que lo respetan, a pesar de lo conseguido en Chile. En esas aguas turbulentas debe navegar el técnico, consciente de que ante cada error o tropiezo la crítica será lapidaria.
Ante Islandia, un rival muy ordenado pero previsible y limitado, Argentina sufrió las veces que la atacaron, careció de profundidad y no encontró desequilibrio. Por las bandas, salvo con el ingreso de Pavón y un par de diagonales de Meza, el equipo no generó peligro. Y la elaboración ofensiva, como ya es habitual, quedó supeditada a la capacidad de Messi para evadir rivales y generar alguna acción de riesgo. Al 10 lo marcaron impecablemente, cerrándole siempre su perfil (la vez que disparó cómodo fue casi gol) y dejándolo recibir libre para después apretarlo escalonadamente. Un repertorio defensivo que el combinado del extécnico de la Roja no fue capaz de superar.
¿Que se le metieron los 11 islandeses atrás? Nada nuevo para una selección como la argentina. Ahí está el desafío de Sampaoli: encontrar las variantes y la mecánica de juego que le permita a su equipo soslayar los problemas que le presente el rival de turno.
Mostró muy poco en el debut en Rusia el equipo albiceleste. Demasiado poco para una selección con jugadores de primer nivel, repartidos por los mejores equipos del mundo y con una basta experiencia internacional. El medio transandino ya tenía dudas en la previa del torneo, que ahora se acrecientan.
Después del partido la crítica apuntó a la elección de Rojo como zaguero izquierdo, la conformación del mediocampo con dos volantes centrales de un perfil parecido como Biglia y Mascherano y a la total carencia de sorpresa en materia ofensiva. Eso es lo que muestra el análisis fino, pero más allá de los nombres y las posiciones, lo que claramente preocupa a los argentinos es que el fondo futbolístico no aparece. Y a esta altura, cuando Rusia 2018 ya está en marcha, puede ser muy tarde para encontrarlo, por lo que Argentina tendrá que apostar al peso individual de Messi y sus figuras. En una de esas le alcanza.