Esteban Valencia saca la voz. Casi cinco días despues de poner en duda su continuidad en los azules, luego de la estrepitosa caída frente a Melipilla, el técnico de Universidad de Chile da la cara para reconocer el duro golpe que casi lo saca de la banca estudiantil.
“Lo del domingo nos pegó fuerte. Fue un resultado que me hizo dudar de muchas cosas y uno a veces se puede encontrar con estas cosas en el fútbol. Por eso era materia de análisis, pues fueron semanas difíciles y no había resultados, lo que nos hizo replantearnos muchas cosas”, dijo. “Existieron conversaciones con los dirigentes y con los jugadores (...) Más que un quiebre, sentía que no veíamos en el campo lo que nosotros pregonábamos”, aclaró.
Lo cierto es que Valencia hoy enfrenta uno de los desafíos más importantes desde que asumió la banca laica. Al frente tendrá a Curicó, rival que ocupa el puesto de la zona de promoción. Los azules están obligados a vencer a los torteros para no quedar a tres unidades de la zona de Promoción. El 15º de la tabla de Primerba debe jugar un duelo de ida y vuelta con el ganador de la liguilla de Primera B. “Es determinante, porque es un equipo que intenta salir de una situación complicada en la tabla y para nosotros es una oportunidad para escaparnos de esos equipos que viene peleando desde abajo”, declara el DT.
En La Cisterna, en una semana que estuvo marcada por la camaradería, que incluyó la visita del presidente Michael Clark al plantel, también se ilusionan con poder vencer al equipo de la región del Maule y entrar en la disputa por un cupo en la próxima Copa Sudamericana, clave para la proyección de la temporada 2022. Si la U toma el último boleto al certamen continental, podrá optar a un premio de 225 mil dólares (181 millones de pesos) por enfrentar a otro equipo chileno en la etapa previa. Si entra a la fase de grupos, se embolsará 300 mil dólares por partido ($ 241 millones de pesos). La suma crece en cada ronda hasta llegar a los 4 millones de dólares por ser campeón ($ 3.216 millones).