José Luis Sánchez lo dice más en serio que en broma. “Gracias por dejarme cesante. Así es Chile. No les gusta que les digan las verdades. Si alguien lo hace, pasa a ser conflictivo y hay que callar. Y no, no es así”, le dice a eldeportivo apenas recibe el llamado. Horas antes, el histórico delantero de Unión Española, quien también pasó por Vélez Sarsfield (con el que levantó la Copa Intercontinental) y Universidad de Chile, entre otros clubes chilenos y extranjeros, había lanzado un llamado de auxilio a través de su cuenta en Twitter. “Vamos todavía por el tercer retiro, mira que en Unión me mandaron pa’ la casa nuevamente, sin saber (de) pago alguno”, posteó, de modo de hacer públicas las precariedades que los entrenadores de divisiones menores y otros funcionarios del club de Independencia atraviesan desde que comenzó la pandemia. La mayoría fue pasada al seguro de cesantía.
Sánchez, el primer Matador del fútbol chileno (aunque después derivó a Mata’or, para darle un toque más españolizado) está apremiado. Es el técnico de la categoría Sub 16 del club que lo formó y que marcó su carrera, pero asegura que mantiene una relación a honorarios con la entidad hace ocho años. Y, sobre todo, expone que los ingresos han caído porcentual y progresivamente. “Fue bajando el porcentaje igual que a todos. Ahora no sé en cuanto va ni cuando van a pagar. No te reconocen los entrenamientos por Zoom, nada. Entonces, basta”, golpea la mesa.
El exdelantero es uno más de los chilenos que vio derrumbarse sus ingresos producto de la emergencia que desató la Covid-19. Ya no solo recibe menos en Unión. Tampoco cuenta con las entradas que percibía por dirigir en la universidad Sek y en algunos equipos de ligas aficionadas.
La necesidad lo llevó a buscar alternativas. “He hecho Uber también y me ayudó harto. No es fácil, pero me sirvió. Eso sí, nadie me reconoció. Ahí uno se da cuenta de que Chile no es un país futbolizado”, revela.
“Segovia no está enterado”
La realidad de Sánchez es la misma que atraviesa el resto de los entrenadores de las categorías menores del club. Al exatacante le cuesta explicárselo. “Sacan a Ronald Fuentes, recurren a uno, contratan jugadores, plata hay. Por ahí viene la molestia. Vendiste a Palacios, a Galdames, a Aránguiz... Todavía no entienden que el futuro está en el fútbol joven, que los técnicos son mal pagados. Que hay que trabajar”, se descarga. En ese contexto, elogia a la UC: “Hay cosas que uno no entiende, se pierde el objetivo, tapan a los jugadores que formamos. En ese sentido, yo envidio a Católica”.
El entrenador exculpa de la situación a Jorge Segovia, el propietario del club hispano. Sus dardos llevan otro nombre. “Yo creo que Segovia no está enterado, no sabe de esto. Es entendible, porque está preocupado de otras cosas. Él ha hecho muchas cosas por Unión. El único que está en el club es (Luis) Baquedano. El presidente (Santiago Perdiguero) se fue a España. Y Baquedano está solo. Es coordinador de recursos humanos, gerente, gerente deportivo...”, describe.
El llamado de atención también incluye a la ANFP. “El fútbol joven no va a volver este año y en dos años se verán las consecuencias No se ve interés entre quienes organizan el Campeonato”, lamenta.
Por esa razón, empieza a proyectarse en un lugar distinto. “A veces me pregunto qué hago en Unión Española. Me siento preparado para asumir un desafío distinto, ya sea en las divisiones inferiores de otro club o en un primer equipo, por qué no. Total, después de esto, algo va a pasar. Tengo claro que el riesgo es no volver a Unión”, concluye.