El duro golpe a la carrera de Bastián Malla: arroja positivo por marihuana
La sustancia, que ya no es considerada como un método para mejorar el rendimiento, fue detectada en un control en el último Challenger de Santiago, por lo que el tenista arriesga una suspensión de tres meses si demuestra que su consumo fue fuera de competencia y puede quedar reducida a uno si se compromete a participar en un programa de combate de elementos de abuso como la cannabis.
Con 25 años y dueño de una talentosa mano izquierda, Bastián Malla intenta despegar en el circuito del tenis para por fin ratificar todo lo que mostró en su etapa como juvenil. Sin embargo, por diversas situaciones, su carrera no se ha consolidado y, para colmo, a principios de abril recibió un duro golpe. Se trata de un positivo por cannabis detectado en un control de dopaje realizado durante el reciente Challenger de Santiago, que se disputó entre el 5 y el 13 de marzo, por lo que hoy se encuentra provisionalmente suspendido por la Agencia Internacional de Integridad del Tenis, que a contar del 1 de enero de este año es la encargada del programa antidopaje de este deporte.
En ese torneo, el primero de la temporada, el antofagastino (517º del ranking ATP) jugó dos partidos de la qualy, con una victoria sobre Michel Vernier y una derrota frente al argentino Facundo Juárez. Tras ese último duelo se le realizó la prueba que entregó este resultado adverso. Luego, a la semana siguiente cayó por retiro ante el colombiano Cristian Rodríguez en la primera ronda de las clasificaciones del Challenger de Concepción y desde esa fecha no ha vuelto a jugar.
La situación del excampeón mundial Sub 14 es muy similar a la que vivió el pesista Arley Méndez en la víspera de los Juegos Olímpicos del año pasado. Como la marihuana hoy es considerada una sustancia de abuso y no un método para alcanzar mejor rendimiento, la Agencia Mundial Antidopaje modificó su Código y las sanciones. De hecho, el castigo ahora es una suspensión de tres meses para este tipo de positivos, siempre y cuando el deportista logre probar que el consumo se produjo fuera de los tiempos de competencia. Es decir, hasta las 23.59 del día anterior a su primer partido en el certamen.
Incluso, la pena puede disminuir a solo un mes si el atleta se compromete a cumplir un programa de tratamiento de sustancia de abuso, creado y dirigido por la organización antidopaje a cargo de la gestión de resultados y reconocido por la Federación Internacional de Tenis, como fue lo que ocurrió con el cubano, quien logró participar en la cita de Tokio.
En el escenario de que no logre demostrar que la ingesta fue previa a la competición, el zurdo arriesga un máximo de dos años de castigo, lo que prácticamente sentenciaría su futuro en el tenis. En ese contexto, el nortino, según comentan en su entorno, ha estado trabajando en su defensa. Por su parte, al ser contactado por este medio, el deportista no quiso referirse a la situación.
El caso de Malla es el segundo de dopaje que remece al tenis chileno, luego del que protagonizó Nicolás Jarry en 2020, cuando arrojó positivo por ligandrol y estanozonol, sustancias que el deportista alegó haberlas ingerido accidentalmente debido a la contaminación cruzada de un suplemento alimenticio. Por esta razón, la ITF lo suspendió por 11 meses y Nico debió comenzar de cero tras la suspensión, pues perdió todos los puntos que había conseguido hasta ese momento.
Un camino de vaivenes
Bastián Malla destacó a nivel juvenil como uno de los mayores talentos de su generación, en la que también estaba Christian Garin. Ambos fueron los puntales del equipo que logró título mundial Sub 14 en 2010 en República Checa y posicionaron a Chile como una potencia.
En el circuito junior, el oriundo de la Segunda Región llegó a ser el número 56 del planeta y consiguió triunfos importantes, por lo que las esperanzas del medio estaban cifradas sobre sus espaldas. Así fue como rápidamente comenzó a destacar en los antiguos Futuros, en los que acumula 12 títulos y logró algunos triunfos resonantes como el que consiguió ante el canadiense Felix Auger-Aliassime (actual 10º del ranking ATP) o el polaco Hubert Hurkacz (14º). Llegó a ser 362 del mundo en 2015. Sin embargo, por diversas razones, entre ellas malas decisiones, no logró consolidarse en el circuito challenger, donde sus mejores resultados fueron los cuartos de final en Río de Janeiro 2013 y Buenos Aires 2018.
Después de ese torneo contaba en entrevista con El Deportivo que antes no valoraba lo que tenía y que la exposición le impedía rendir como esperaba. “Todos me metían mucha presión, como le pasó a Christian (Garin). Yo creo que este fue el año en que él maduró y también me tocó a mí. Fue algo del destino, algo que tenía que pasar. Ahora estoy bien encarrilado y con ganas de seguir avanzando”, declaraba. No obstante, lo que vino después no fue mejor.
Una serie de lesiones, falta de financiamiento y otras situaciones de índole personal hicieron que Malla no lograra esa ansiada consolidación. De todos modos, el año pasado se encendió una luz de esperanza con buenas actuaciones, ya que ganó tres torneos M15 (El Cairo, Ulcinj y Antalya) y tuvo un alza de más de cien lugares que le permitió regresar al grupo de los 500 mejores del orbe, pero este 2022 no comenzó de la mejor manera y las dudas del pasado nuevamente comenzaron a aflorar.
Hasta el fin de semana pasado, figuraba inscrito en el M25 de Ulcinj, Montenegro, la semana del 16 de mayo, esperando que su apelación al castigo por dopaje sea favorable. Sin embargo, decidió borrarse. De todos modos y más allá de la sanción que reciba, en el mundo del tenis y en su entorno existe preocupación acerca de su futuro en el deporte, donde últimamente ha estado muy lejos de ese deseo genuino de disfrutar la actividad que alguna vez supo darle muchas alegrías como juvenil, pero que hoy lo tiene de frente ante la dureza de un circuito muy distinto al que siempre soñó.
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