Este lunes, Chile retomó la normalidad. Volvieron los tacos a las calles y el ánimo, aunque seguramente revitalizado por las Fiestas Patrias, ya no es el de hace un par de días cuando todo era celebración. Eso, al menos, para los ciudadanos comunes, pues los futbolistas siguieron regímenes diferentes. No solo en cuanto a la ingesta de calorías. También en relación a las cargas de trabajo y, por cierto, al descanso que, en la mayoría de los casos, pudieron disfrutar. La relativización de la frase tiene que ver, precisamente, con la decisión de algunos cuerpos técnicos de evitar distracciones de cara a la recta final de la temporada. Sobre todo en relación a los apremios que atraviesan en la tabla. O, incluso en la misma situación, con la de otorgar días de asueto para reponerse. El efecto que busca el descanso de los equipos chilenos en las Fiestas Patrias es diverso. Incluso en tiempos de crisis.
Algunos entrenadores, como Gustavo Quinteros en Universidad Católica y su homónimo Florentín en Huachipato, optaron por la generosidad hacia sus dirigidos. Los cruzados repusieron energías entre el 16 y el 19 de septiembre, un período similar al que dispusieron los acereros para compartir con sus cercanos en torno a la parrilla. En Talcahuano, la concesión se prolongó entre el martes y el viernes. En cambio, la U y Colo Colo, dos aproblemados, aunque ubicados en extremos distintos de la clasificación, adoptaron decisiones contrapuestas. En el CDA no trabajaron el 18 ni el 19. En Macul, el entrenamiento reemplazó al humo, con la consiguiente molestia del plantel albo hacia Mario Salas, fuertemente cuestionado también por los hinchas, aunque por una razón diferente: el bajo nivel futbolístico que exhibe su escuadra.
En los dos primeros casos, la explicación es obvia: la buena campaña que cumplen. "Se puede decir que fue un premio, aunque todos tenemos claro que el objetivo aún no se ha cumplido. Nos habían dicho que era una fecha muy especial. Hicimos eco a eso. De 15 puntos, sumamos 13 en lo últimos partidos y fue ardua la tarea. Por eso decidimos darles descanso a los jugadores", explica Florentín. Eso sí, los siderúrgicos establecieron una norma: el que se excedía en un kilo, pagaría una fuerte multa y quedaría automáticamente marginado del partido frente a Cobresal. "Ninguno llegó con sobrepeso. Al contrario, llegaron con menos peso. Eso demuestra que se puede confiar en ellos", evalúa el estratega paraguayo, quien reemplazó a Nicolás Larcamón y tiene a los sureños en el quinto puesto.
La realidad fue distinta para los cuadros complicados en la tabla. Everton, decimotercero en la tabla, por ejemplo, solo descansó el 18. En Iquique, que antecede a los viñamarinos en las posiciones, Jaime Vera dio libres el lunes 16 y el domingo 20. Es decir, de Fiestas Patrias, ni hablar. "Estaba planificado. Ni siquiera hicimos el intento de pedir alguno de esos días. Esto es independiente de los resultados. Hace más de un mes sabíamos. Fue una buena semana para darle con todo y salir de la posición en la que estamos. No me llama la atención. Hace años que no tengo un 18 libre, entrenamos. El año pasado también, con otro entrenador. La carrera del futbolista es así, no tiene los feriados ni las vacaciones que tiene el resto de la gente. Nuestro trabajo es distinto. A veces entrenábamos hasta el 2 de enero", sostiene Matías Blásquez, defensor de los Dragones Celestes.
El efecto
Está claro que, se trate de permisos o de la obligatoriedad de trabajar como en cualquier semana normal, la medida no es antojadiza. En ambos casos, se busca algún efecto. Los más complicados, por ejemplo, persiguen una reacción. "Desde el punto de vista teórico siempre se plantea que en situaciones medias extremas, para bien o en las más complejas, lo importante es trabajar un liderazgo orientado a la tarea. En los de zona media, seguramente están los más vinculados a la tradición. Un deportista profesional es profesional todo el año. Ellos sabrán manejar sus horas libres. Uno esperaría autoregulación. Cada entrenador determinará si el grupo la ha alcanzado. Y tampoco es que trabajen todo el día", analiza Alexi Ponce, sicólogo del CAR.
El contexto es clave para entender por qué un cuerpo técnico se inclina por la libertad y otro por la mayor exigencia. "Depende de la situación. Si ve que un equipo está respondiendo, toma decisiones en base al contexto. Tampoco lo va a complicar un par de días. Si el equipo no está bien, seguramente el entrenador querrá aprovechar mejor el tiempo para trabajar. No hay un estándar. El jugador está sometido más a un calendario de entrenamientos que al de los feriados. Ellos se rigen por el calendario competitivo. Lo de este año fue una superposición nomás", añade Ponce.
En esa lógica, en Universidad de Concepción entienden la determinación de Francisco Bozán de poner al plantel penquista a trabajar entre el 18 y el 20, en una rutina que incluyó un partido amistoso ante Fernández Vial. "No estamos en una posición muy grata y esto se saca adelante con trabajo. Bozán es el que toma las decisiones y nosotros tenemos que acatar. Jugamos el viernes, una final. Las fiestas pasan. Igual uno se junta con la familia, con algunos compañeros, se puede hacer un asadito, pero no se puede perder de vista la obligación que tenemos", acota Fernando Manríquez, mediocampista auricielo.
Asumir los costos
Unión Española se inscribe entre los que optaron por el relajo. Ronald Fuentes, quien llegó al Santa Laura para reemplazar a Fernando Díaz, concedió libres entre el lunes 16 y el viernes 20. Los hispanos ocupan el décimo lugar en la tabla y los 27 puntos que acumulan les dan cierta comodidad respecto del riesgo de descenso y también alimentan alguna ilusión de clasificar a un torneo internacional, el objetivo que se plantearon a comienzos de temporada.
En Independencia le endosan al ex zaguero central de la U y la Roja la decisión y los beneficios y costos que podría acarrear. "Estaban autorizados, de acuerdo al programa que entregó Ronald a comienzos de semana. El tema es súper simple: tiene objetivos que cumplir. Cómo llega, lo determina él. Nosotros no vamos a definir su programa de trabajo", establece Luis Baquedano, gerente general de Unión Española. Como en Talcahuano, los jugadores hispanos tenían una mínima obligación que cumplir: mantenerse en el peso ideal. "Son profesionales, viven de esto. La conciencia de ellos hace el análisis. Me parece prudente lo que hizo Ronald de darles días, había margen. Muchos son casados, tienen hijos. Puede ser un impulso. No lo miremos por el lado de que van a ir a las fondas, a tomar chicha. Tres días son prudentes en el contexto de un país que tuvo ocho días para celebrar", concluye el dirigente.