Una de las principales preocupaciones que tenía la delegación alba, antes de comenzar su pretemporada en Talca, era cuán eficiente sería la conexión a internet. Un grupo dominado por gente joven hacía presagiar que los teléfonos serían la principal herramienta de entretenimiento y también el enemigo número uno para la cohesión del grupo.
Sin embargo, sobre todo los más experimentados, quedaron con la boca abierta cuando los jugadores comenzaron a juntarse a un costado de las cabañas, para jugar cartas. “Realmente era muy emocionante ver cómo se reunían en torno a los naipes y conversaban entre ellos, sin estar todo el rato conectado a sus redes sociales”, aseguró un testigo de estas tertulias a El Deportivo.
“La pretemporada nos sirvió mucho como grupo, para conocernos, y creo que eso nos ayudará bastante para lo que viene”, reconoció Iván Morales antes de viajar -con todo el plantel- a Santiago.
Y si las noches eran para conversar, el día se usaba para trabajar. Y duro. Algo que dejó muy conforme al cuerpo técnico encabezado por Gustavo Quinteros. Es que la idea del adiestrador argentino-boliviano es que el equipo sea muy rápido en las transiciones y que las bandas sean una verdadera autopista para Marcos Bolados, Juan Carlos Gaete, Felipe Fritz, Pablo Solari y Leo Valencia. Conceptos que fueron aprendidos y utilizados muy rápido por sus dirigidos y que le permitieron ganar los dos encuentros (ante Rangers y Curicó) con cierta facilidad.
“El grupo se entregó por completo y estamos enfocados en lo que viene. El sufrimiento ya pasó y ahora queremos ir por todo”.
Leo Valencia, volante de Colo Colo.
El punto negro
Pero no todo lo que brilla es oro en Colo Colo. En medio de la alegría que significa volver a casa, una sombra llamada Nicolás Blandi preocupaba a Quinteros y a la dirigencia de Blanco y Negro. Es que, según integrantes de la delegación, “todo iba bien con Nicolás hasta que llegó la hora de jugar”.
¿Qué pasó? Los primeros días el hombre mejor pagado del Monumental mojó la camiseta más que nadie y muchos auguraban que haría la “gran Iván Zamorano”: doblarle la mano al técnico y pasar de ser el “cortado” a la estrella de su escuadra.
Otros, incluso lo comparaban con su colega Gabriel Costa, que estuvo un año y medio adaptándose al Cacique y sólo se destapó con la llegada de Facha a la banca del Popular. No obstante, un día antes de enfrentar a los rojinegros, el trasandino acusó molestias físicas y no sumó minutos en cancha. Lo mismo pasó ante los “torteros” y la explicación oficial emanada desde Macul es que el ariete tiene “molestias físicas y está entrenando diferenciado”.
Sin embargo, otros apuntan a que dicha lesión no existe y que su marginación se debe a un cortocircuito con Gustavo. Lío que se viene arrastrando desde el año pasado, cuando al sucesor de Gualberto Jara no le gustaba la actitud que mostraba en las prácticas y que hoy los tiene distanciados.
“Se borra”, aseguraron algunos y apuntan a una falla más sicológica que física. La razón para ello sería que a Nicolás le dolió mucho que su jefe haya dicho que “no estuvo al nivel para estar en Colo Colo” y mientras no exista una conversación entre ambos, las cosas seguirán en la oscuridad.