La preparación para lograr la clasificación a unos Juegos Olímpicos es intensa y la lucha por quedarse con una de las medallas es uno de los grandes desafíos que enfrentan los deportistas. Para lograrlo todos se entregan al máximo y esperan disfrutar con todo en el momento en el que logran quedar dentro del podio.
Así estaban las rumanas Ana Barbosu (18 años) y Sabrina Meneca-Voinea (17) tras la definición de la final del suelo individual de la gimnasia artística. Ambas, empatadas con un puntaje de 13.700, pero con la primera ubicada en el tercer lugar al tener una mejor ejecución, era superada solo por la brasileña Rebeca Andrade y la estadounidense Simone Biles.
Todo era fiesta para ellas. Sin embargo, la compatriota de Biles, Jordan Chiles, quien había obtenido un puntaje inicial de 13.666 que la dejaba en el quinto lugar, no quedó conforme con aquello.
Por lo mismo el Team USA presentó una consulta sobre la puntuación recibida. En este caso, el total recibido podía aumentar, quedar igual o incluso verse reducidas.
El desafío se centró en el Tour Jeté Full, uno de los elementos de la rutina, que Team USA consideró que no estaba debidamente calificado. Tras el análisis, los jueces estuvieron de acuerdo y su puntaje total aumentó a 13.766, desplazando del podio a las rumanas.
Golpe directo al corazón
Una vez que se oficializó el cambio de la puntuación quedó en evidencia el contraste propio del deporte competitivo. Por un lado las rumanas no pudieron esconder su dolor ante la pérdida de las medallas.
De hecho, en una de las imágenes captadas por la transmisión televisiva se puede ver cuando Ana Barbosu se gira de un momento a otro para centrar su mirada en las pantallas del recinto. De repente la bandera que porta orgullosa en lo más alto con sus brazos estirados llega a la altura de la cintura. Tras unos momentos de análisis, cae en cuenta de que ya no lucirá la medalla de bronce en el cuello ni estará presente en la ceremonia de premiación.
Es entonces donde la bandera se va al suelo y se toma la cara pidiendo explicaciones al cambio de escenario.
Otra secuencia la protagonizan la estadounidense pendiente del resultado de la revisión del puntaje. Mientras la bandera rumana toca el piso, en otro sector se desata la alegría, Chiles salta sin poder creer el resultado que la hace poseedora del bronce. Sale corriendo unos metros hasta caer en un desborde de emoción.
Un ascenso cuestionado
La situación fue duramente cuestionada por una de las figuras internacionales de la gimnasia, la también rumana Nadia Comaneci. Quien logró brillar en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 mostró su indignacion en su cuenta de X (ex Twitter).
En la publicación, en la que agregó un video con la rutina de Sabrina Meneca-Voinea, expresó que “no me puedo creer que juguemos de esta manera con la salud mental y las emociones de las deportistas. Protejámosles”, solicitó.
Luego, en diálogo con el medio Antena Sport de Rumania (AS), Comeneci comentó uno de los descuentos que recibió Meneca-Voinea por un reclamo que presentó por un descuento que según ella no correspondería. “Dejemos todas las banderas a un lado y pensemos que las chicas son adolescentes, que han trabajado muy duro. Debe haber claridad para la niña, debe saber si salió o no”, comentó luego de indicar que “los jueces de línea tienen una cámara cenital. Desde arriba no se puede ver el detalle de tocar o no tocar”.
“Eso fue un pequeño signo de interrogación. Todos los que recibieron estos videos, y el presidente de la FIG, están tratando de ver esta revisión del terreno”, agregó.
En cuanto a la posibilidad de acudir al TAS, Comaneci indicó que “no sé exactamente qué pasará. Si la medalla se la quitan al otro, tal cosa no sucederá. Necesita una aclaración si la medalla se tomó incorrectamente. Y después de eso se decide qué sucederá. Al ser el primer caso, nadie sabe qué pasará. Se han hecho olas, pero no para señalar con el dedo a nadie, sino porque se necesita justicia para nuestras niñas. Merece la pena por el trabajo que realizan”.
“Para mí Sabrina ya tiene medalla, no hace falta que se la ponga al cuello. Se vio este error que no fue un error. Todos están esperando a ver qué pasó. Ana sufrió una terrible humillación. Se enojó mucho, lloró. Me imagino por lo que pasó. Son menores de 18 años, estamos hablando del tabú de la salud mental. No creo que sea necesario ese tipo de presión en la generación actual”, continuó.
“Necesitarán el amor de quienes los rodean, el amor de la familia y mi amor, que ya tienen”, cerró Comaneci.
Las protagonistas también tuvieron palabras por el hecho. “Hice mi mejor ejercicio”, y “no entiendo por qué fui penalizada. Sé que merecía una nota mejor”, compartió Sabrina Voinea en un punto de prensa.
Más adelante, en conversación con AS, remarcó que “Simone Biles es una buena atleta, pero la estadounidense que quedó en tercer lugar, Jordan Chiles, hizo aterrizajes bajos e incluso se salió de la alfombra. No me sancionaron, presenté una apelación y la marca se mantuvo igual. Chiles siguió protestando y cambió su marca. Yo hice un ejercicio mucho mejor que el de ella”, reclamó.
Repercusión política
El malestar por lo sucedido en los Juegos Olímpicos de París no solo causó malestar en el plano deportivo. De hecho el primer ministro de Rumanía, Marcel Ciolacu, mostró una dura postura sobre el hecho e incluso avisó que no tras esto no acudirá a la ceremonia de clausura del megaevento.
“Decidí no participar en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París, después de la escandalosa situación en la gimnasia, donde nuestros atletas fueron tratados de manera absolutamente deshonrosa. ¡Retirar una medalla obtenida mediante un trabajo honesto basándose en un recurso, que ni los entrenadores ni los mejores técnicos comprenden, es totalmente inaceptable!”, comentó en una publicación de Facebook.
“¡Es inadmisible que, en una competición de tal envergadura, que promueve valores como el respeto, la comprensión y la excelencia, una niña que honestamente había ganado su medalla sea brutalmente privada del resultado de su trabajo durante cuatro años! ¡No podía mirar sus lágrimas y aceptar con calma que algo así es perfectamente normal!”, continuó.
Según el primer ministro, el hecho de que “cientos de millones de espectadores de todo el mundo hayan quedado, como nosotros, los rumanos, efectivamente conmocionados por esta terrible escena, demuestra que en alguna parte, en el sistema de organización de esta competición, algo anda mal”.
“Recuerdo muy bien cómo, bajo el comunismo, los rusos nos robaban en los Juegos Olímpicos y tratábamos de discutir con ellos sin tener muchas posibilidades de ganar. No quiero discutir con nadie hoy, pero elijo protestar con mi gesto contra una flagrante injusticia hacia algunas mujeres rumanas que han demostrado plenamente su valía”, afirmó Ciolacu.
“Sabrina y Ana María, tienen a su lado a una nación entera por la cual su trabajo y lágrimas son más valiosos que cualquier medalla, ¡no importa el metal precioso que sea! Y les aseguro que el estado rumano las tratará, incluso en cuanto a premios, como medallistas olímpicos. ¡Porque eso es lo que son para todos nosotros!”, cerró.