El estadio propio es una eterna aspiración de Universidad de Chile. La intensidad con que se anhele depende de varios factores. Lo concreto es que incluso han existido promesas concretas de la construcción del recinto, en distintas épocas y gestiones directivas, que no se han materializado.
Como consecuencia, el club estudiantil ha tenido que ingeniárselas para ejercer la localía. El Estadio Nacional se ha transformado, por definición, en el escenario que han convertido en su casa. Sin embargo, el uso del recinto ñuñoíno se ha complicado por distintos factores: eventos deportivos y artísticos han impedido su utilización con regularidad e incluso han afectado lo más importante: el estado del campo de juego. La U, en efecto, ha tenido que recorrer la región Metropolitana y hasta otras ciudades para jugar como dueño de casa.
Otra vez a la palestra
La materia reflotó en la junta de accionistas de esta jornada. Ahí, los minoritarios se quejaron de que el directorio que preside Michael Clark no dio a conocer avances concretos respecto de la edificación o de la consecución del sitio para materializarla. “Se dijo que se iba a trabajar en silencio y que solo cuando hubiera una definición seria se informaría a la hinchada azul”, lamentó Jaime González, uno de los accionistas que estuvo en la junta, a la radio ADN.
“La U está cómoda en el Nacional, pero cada día se hace más complicado jugar ahí por temas de calendarización. Esos temas logísticos hacen necesario que la U tenga su propio lugar, pero no hay ningún avance concreto”, analizó, en relación a la problemática que se discutió en la reunión.
“Como dije en la junta, es un tema que por su importancia, y salvaguardando el patrimonio del club, lo mejor es trabajar en silencio, de manera profesional, con la boca cerrada y comentar cuando haya que comentar. Mientras eso no suceda, vamos a mantenernos como vamos hasta ahora”, declaró Clark.
“Nosotros estamos trabajando arduamente para que el club tenga una mejor infraestructura deportiva. Los detalles, no está en los mejores intereses del club que se hagan públicos, además en un momento como este que no es sencillo. Hay que analizar varias problemáticas”, añadió.
“La U se siente muy cómoda jugando en Ñuñoa, en un estadio donde obtuvo todas sus cosas importantes. Un estadio muy cómodo con cuatro accesos, con el metro en la puerta y vías importantes”, añadió, respecto del recinto que actualmente ocupa. En esa línea, reconoce las dificultades. “En los últimos años cada vez es más difícil hacer partidos en el estadio (Nacional), porque es una estructura pública y mucha gente quiere ocuparlo”, puntualizó.
Un proyecto en desarrollo
En enero de 2023, Azul Azul pagó la totalidad de la deuda con la Tesorería, lo que implica que la concesión se estira hasta 2052. ““Con fecha 26 de diciembre de 2022, la Sociedad procedió a entregar en la Tesorería General de la República documento de pago respecto de la totalidad de la deuda tributaria que la Corporación de Fútbol Profesional de la Universidad de Chile (la “Corporación”) mantenía vigente con el Fisco de Chile”, consignó la notificación a la Comisión para el Mercado Financiero.
“Habiendo recibido confirmación y efectuándose el pago a la Tesorería General de la República, así como la recepción conforme de este, informamos a usted que dicha obligación se encuentra extinguida y que en consecuencia ha operado la prórroga automática del plazo de la concesión de que la Sociedad es titular, respecto de todos los bienes, derechos y activos de la Corporación, hasta el día 8 de junio del año 2052″, añadía el documento.
Ese paso fue interpretado como una señal concreta de que se avanzaría en la etapa siguiente. “Cumplidas todas y cada una de estas etapas, en los plazos previstos, toca ahora comenzar la ejecución de la séptima etapa de nuestro Plan Estratégico trienal, consistente en la suscripción de los instrumentos jurídicos vinculantes que permitan la adquisición de un terreno que sirva para la edificación de infraestructura deportiva para la U”, comunicaba la entidad, que también da cuenta de las gestiones que se desarrollarán, de acuerdo a hoja de ruta que tiene plazos y objetivos definidos.
“Nuestra meta inmediata es que esta fase se concrete durante el primer semestre de 2023, para luego proceder al octavo paso, que consiste en solicitar y obtener los permisos necesarios para, definitivamente, materializar nuestros proyectos de infraestructura. En nuestra visión, estimamos que estas obras resultan imprescindibles para la consecución de resultados deportivos y, por consecuencia, un crecimiento institucional íntegro”, especificaba el club estudiantil.
En ese escenario, se estimó la necesidad de conseguir un paño de 11 hectáreas para la construcción de un recinto apto para recibir a 30 mil espectadores.