Hay días en que Reinaldo Rueda quiere mandarlo todo al demonio. Armar sus maletas y dejar atrás a la selección chilena. En las últimas tres semanas, esa sensación amarga se le ha presentado una, dos, tres y más veces. El colombiano, hoy, atraviesa una crisis existencial. A sus cercanos no les oculta la rabia que siente y a muchos, incluso, les ha manifestado directamente que tiene ganas de renunciar.
El estallido social que se inició el 18 de octubre, más allá de lo legítimas que son las demandas según el entrenador, golpeó fuerte toda su planificación para el cierre del año. No solo en la adulta, sino también en la selección Sub 23, que hoy es dirigida por Bernardo Redín, su ayudante de campo. En este mes de movimiento de la ciudadanía, el técnico confirmó con quiénes cuenta y con quiénes no. La renuncia de los jugadores a disputar el amistoso contra Perú (que estaba fijado para este martes 19), fue una estocada profunda.
Rueda es una persona a la que le gusta consumir información. Sigue la contingencia por televisión, radio y medios escritos. Ha estado muy sensibilizado por el presente del país, debido a que ya vivió algo similar como entrenador de Honduras, pero desde un comienzo sabía que su trabajo se iba a ver trastocado. No solo por la primera de cinco suspensiones que ha sufrido el campeonato nacional, lo que tiene a muchos seleccionables sin competir, sino por la estrechez del calendario. Se cayó el amistoso con Bolivia, que se jugaba el viernes 15, y el caleño optó por dejar fuera de la nómina a los del medio local, para entregarle un fin de semana extra a la golpeada liga chilena.
Rueda esperaba una vuelta de mano, pero también desconfiaba. Y esos temores se hicieron realidad cuando desde varios clubes avisaron a Juan Pinto Durán que prestaban jugadores para la Sub 23, pero con condiciones. Empezaron los telefonazos para avisar que "este jugador sí, pero este jugador no". El colombiano y Redín, a medida que iban recepcionando las exigencias, fueron llegando a la conclusión de que Chile no podía ir a un cuadrangular amistoso en Tenerife, donde se iba a medir con Brasil, Argentina y Estados Unidos.
El viernes 8 de noviembre, los colombianos le comunicaron a la ANFP la decisión de no ir a España. Según el análisis del DT, es muy acotada la cifra de futbolistas para armar una escuadra competitiva a nivel Sub 23. Si la mitad de esos nombre no viaja, no valía la pena viajar: "El viernes pasado pensé en dejar la selección, me calenté mucho y me entristecí. Son los que van a llegar con 25 años a la Copa del Mundo y si a esos jugadores no les damos la oportunidad de proyectarse, sea yo u otro el entrenador, nos estamos restando nosotros mismos", manifestó el técnico el pasado miércoles.
Fue la tarde del viernes, específicamente, cuando Reinaldo Rueda estuvo muy cerca de sellar su renuncia. A las autoridades de Quilín no les avisó, pero sí a sus más cercanos en Pinto Durán. Se le veía muy triste, no entendía nada. Se siente solo, cuenta uno de sus colaboradores en el búnker nacional.
Esa rabia se fue acumulando con el paso de los días, pero la cabeza de Rei se enfrío pensando en que todavía le quedaba la selección mayor. El resultado fue muy distinto a lo que pensaba y, por lo mismo, pidió hablar. Sin ir al choque directamente, quería dejar patente su molestia con la medida del plantel y, de paso, pegarles una repasada a los clubes locales. "Si no hay fútbol, me voy", dijo frente a las cámaras. En la ANFP confían en que no dejará su cargo, pero también reconocen que tampoco sería una sorpresa si se va.
A muchos en Pinto Durán les ha dicho que ya tiene decidido renunciar, revela un profesional que conoce bien el mundo interno del recinto de avenida Las Torres. Se cree traicionado, según cuenta otro funcionario de la Roja.
El DT se siente huérfano. Sin apoyo. Esperaba que la ANFP se pusiera más firme con los clubes, en el caso de la Sub 23; igual que con los seleccionados, tras su negativa a viajar a Perú. Quería que se hiciera pesar la jerarquía, la autoridad. Sin embargo, la reacción federativa que quería no llegó.
Reinaldo Rueda vive su propio estallido, uno que lo aleja de la Roja.