Cuando el Atlético de Madrid quedó eliminado de la Liga de Campeones y pasó a la Europa League, al acabar tercero en el grupo C tras la Roma y el Chelsea, de inmediato se erigió como un candidato a quedarse con la segunda competencia en relevancia en el Viejo Continente. La lógica no erró y los colchoneros están en la final, que será ante un tapado, un elenco que no estaba en los cálculos de la mayoría y que será local en Lyon: el Olympique de Marsella.
Con el mando de Diego Simeone, los rojiblancos se transformaron en unos habituales a la hora de jugar finales: será la quinta para el Cholo. El club aspira a conseguir su tercera Europa League, y no tendrá en la banca a su entrenador, suspendido por la expulsión en la semifinal de ida contra el Arsenal. "La experiencia es un dato importante, pero no termina de ser influyente en el juego", afirmó el DT argentino.
El rival del Atlético vuelve a estar en la elite europea, accediendo a una final y a pugnar por un trofeo, a diferencia del gran dominador del fútbol francés, que no cumplió con las expectativas en la Champions: el PSG. La escuadra que dirige Rudi García ganó la Liga de Campeones en 1993, pero en la extinta Copa UEFA cayó en las finales de 1999 y 2004. La Europa League nunca tuvo como ganador a un club francés.
"El Atlético tiene más experiencia, pero todo se juega a un partido y todo parece más posible", dijo García.