¿El fin a las definiciones de escritorio? El crucial cambio que la ANFP comunicó a los clubes

La ANFP busca terminar de plano con las definiciones de escritorio. En el último Consejo de Presidentes se discutió una materia fundamental en ese sentido: la prohibición de que los técnicos castigados asistan a los estadios en que jueguen sus respectivas escuadras. De haberse legislado antes, no habría existido la controversia entre la U y Colo Colo, por el eventual desacato de Jorge Almirón a la sanción que recibió después del partido ante Universidad Católica.

La Segunda División aporta otro caso para explicar el propósito: Deportes Concepción y Melipilla están enfrentados en el Tribunal de Disciplina. Los lilas buscan quitarles el título de la Segunda División a los Potros, que lo obtuvieron en la definición que ambos protagonizaron en Rancagua. Expusieron incumplimientos de carácter previsional con los que pretenden, cuando menos, despojarlos del ascenso a Primera B. Y, ciertamente, llenar ese espacio en la segunda categoría del fútbol chileno.

La disputa entre melipillanos y penquistas dejó al descubierto las debilidades de los mecanismos de fiscalización de la ANFP. Los morados expusieron varios casos en que la información que había visado la Unidad de Control Financiero no se condecía con la que se manejaba en las respectivas entidades previsionales. En consecuencia, reclaman por la resta de unidades. El Tribunal de Disciplina, en función de la prescripción de plazos, redujo las posibles infracciones al mes de octubre. Igualmente, de acreditarse, persiste el riesgo, a lo menos, de un descuento de tres puntos. Luego, la discusión se trasladará a qué torneo se aplica.

Sin embargo, la aprensión se traslada al rol de la UCF, que encabeza Sebastián Alvear y, sobre todo, al rol que desempeña Deloitte, la firma que fue contratada precisamente para supervisar el cumplimiento de las obligaciones económicas relacionadas con el denominado Fair Play Financiero. La normativa persigue evitar que los clubes obtengan ventajas indebidas a partir de incumplimientos o de la vulneración de los requisitos establecidos.

En esa línea, en el último Consejo de Presidentes, la ANFP planteó la posibilidad de revisar, cuando menos, y terminar, en el caso más extremo, la relación con Deloitte, la firma que realiza las respectivas auditorias y revisiones relacionadas con esas materias. En términos simples, es la que tiene que alertar a la UCF de eventuales problemas. Ese filtro, estiman los timoneles, no ha funcionado adecuadamente.

Al margen de los servicios que solía prestarles a los clubes en sus respectivos balances anuales, la consultora se hizo familiar en la ANFP después del período de Sergio Jadue al mando del fútbol chileno. Una de las gestiones que realizó la mesa encabezada por Arturo Salah, que asumió la testera después de la salida del calerano, fue la contratación de la empresa, precisamente con el afán de determinar y transparentar el estado financiero de la ANFP.

A esas alturas, por deudas incluso anteriores al período del exdirigente de los cementeros, la corporación presentaba millonarias deudas fiscales. La asesoría partió con el pie derecho, pues gracias a sus informes, la ANFP pudo ahorrar abultadas sumas por concepto de tributos. Por esos días, Ciper Chile los cifró en $ 41 mil millones.

Ahora, sin embargo, la disconformidad del Consejo de Presidentes es manifiesta. Sobre todo, frente a la cercanía de un plazo crucial: el contrato con la firma expira el 31 de diciembre. Es decir, las partes están a las puertas de una nueva negociación o del término definitivo del vínculo. “Ellos tienen con Deloitte hace varios años un contrato de supervisión de la UCF y a la vista no han cumplido”, evalúa un miembro del consejo. La conclusión es que el término del vínculo es un hecho.