Hay sitios en el mundo del fútbol donde la frase "hay que ganarlo todo" no es un simple cliché. Se trata de equipos o entrenadores que tienen la obligación de levantar cualquier copa que se dispute y en los que un segundo lugar implica la sensación de fracaso. En esta realidad es en la que habitan un club como el Barcelona y un DT como Josep Guardiola; institución y estratega indefectiblemente conectados por sus respectivas historias, que hoy, aunque estén separados y viviendo realidades distintas, presentan similitudes en el momento que les toca afrontar.
Hasta hace muy poco cuestionarle al Barça la calidad de mejor club del mundo parecía una herejía. Ganador en ocho años de seis ligas españolas, cinco Copas del Rey y tres Champions League, el período 2008-2016 fue de constante celebración para el cuadro culé.
Hoy, aquel dominio ha sido eclipsado por el Real Madrid, cuadro que se ha quedado con dos de las últimas tres Champions League, ganó la última liga y ahora le arrebató con claridad la Supercopa Española al Barça. ¿Estamos en presencia del fin de una era futbolística? o ¿ya no basta con tener a Lionel Messi para ganarlo todo?. Hoy la responsabilidad recae en Ernesto Valverde, a quien no le hizo ninguna gracia la partida del Neymar al PSG. Deberá reverdecer laureles con lo que tiene, que no es poco obviamente, aunque ya señaló que el equipo necesita ir al mercado si quiere "estar acorde con las expectativas".
Guardiola tampoco la tiene sencilla en Inglaterra y para él también han cambiado las cosas. Salvo José Mourinho, pocos le discutían el sitial de mejor entrenador del mundo. Sin embargo, tras no conseguir la Champions dirigiendo al Bayern Múnich y después de una primera temporada sin títulos en el Manchester City, la presión sobre el estratega catalán es total en Inglaterra. Su club ya ha invertido 280 millones de dólares en refuerzos esta temporada (la pasada fueron 220) y los medios ingleses aseguran que otro año en blanco le podría significar la salida al entrenador.
Más allá de los resultados puntuales, lo que parece estar en cuestión es el predominio de una manera de encarar el fútbol. Hablamos del modelo que instauró el Barcelona de Guardiola, que afronta ahora el desafío, como su ex DT, de demostrar que su método no está agotado todavía.