No se colgó el bronce por capricho del destino. Mito peleó por la medalla olímpica hasta el final de una jornada histórica para el golf nacional, y solo el desempate pudo cortar la mejor semana de su carrera. Luchó por años para estar en la élite y hoy demostró que tiene madera para seguir por mucho tiempo dejando la bandera nacional en lo más alto. Tras cuatro rondas de un playoff infartante se despidió de Tokio por una bola a estas alturas maldita.

El día fue dramatismo puro. Desde el arranque cada hoyo provocó suspiros y ansiedad, demostrando esa aura tan especial que tienen los Juegos. No importa la hora ni el momento en que nos tope, cuando un chileno se juega una medalla, las pantallas siempre estarán encendidas.

Por eso dolía ver como en el comienzo no podía descontar golpes. Fueron muchas banderas donde nada se movía en la tarjeta del chileno, pero donde sí perdía posiciones frente a los golfistas que en las primeras horas del día ya sacaban aplausos.

Aquello provocó que el águila del ocho se celebrara de sobremanera. Fue una de esas jugadas que marcan el día, que dejan en claro que quien las realiza es un contendiente a todo. Un descuento que valía oro, principalmente porque después llegaría un bogey. Una dualidad que comprometía al santiaguino.

La de hoy fue una ronda difícil para Mito, pero aquí no solo importa el cierre. Cada ronda es un mundo en si misma y haber sumado -11 en las primeras tres, fue valioso oxígeno para esta jornada infartante.

Pero eso no alcanzaba, y en los últimos nueve hoyos tuvo que arriesgar para seguir con vida. Ahí apareció el nivel estelar que lo tiene como una de las sorpresas de estos Juegos. Clavó tres birdies y con un tremendo -15 aseguró su presencia en un dramático desempate.

Siete golfistas por el bronce olímpico

Fueron siete los jugadores que tuvieron que atacar el hoyo 18 luego de las cuatro rondas. Ahí, cada golpe era seguido con lupa, y por cada minuto que pasaba eran más los compatriotas que despertaban para mirar la actuación del chileno. En plena madrugada nacional, todos los fanáticos, y no tan fanáticos, seguían los tiros de Guillermo.

Morikawa, MclLroy, Matsuyama y Casey eran algunos de sus rivales. Historias totalmente distintas a las del chileno. Todos ellos figuras mundiales, reconocidas en el planeta entero y con sus casas llenas de trofeos. Mito por su parte con la ilusión de escribir su guión soñado. Uno en donde asaltaría el PGA, conseguiría sus primeros top ten y probaría el sabor de una medalla olímpica en menos de dos meses.

Con todas esas emociones firmó el par en el 18, al igual que los otros contendientes que salieron vivos de uno de los hoyos más complicados del campo. Pero ya no eran siete, solo quedaban cinco.

El siguiente desafío fue la bandera 10, una donde Mito había logrado par en las cuatro rondas del torneo. Algo que repitió, aunque ahí rozó un birdie que le hubiese valido la medalla. Nada se definía y ahora eran solo cuatro sobrevivientes los que tenían que ir al hoyo 11 para seguir el desempate.

Uno donde el golf le quitó la medalla de la forma más cruel. La bola se dio una vuelta por el hoyo y caprichosamente dijo que la hazaña olímpica no tendría final feliz. Mito solo alcanzó el par y no pudo subirse a un podio más que merecido. De todas formas Chile aplaude. Después de Tokio ya podemos decir que hay un nuevo héroe del golf nacional.

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