No existe un partido que genere más antagonismo en el fútbol brasileño. Flamengo contra Fluminense tal vez no es el duelo de mayor convocatoria en cuanto a hinchadas, pero el inicio de su rivalidad y la segregación racial que representa desde sus orígenes, lúdica o no, lo ponen como el partido que acapara más miradas en el fútbol brasileño.
Porque tal como ocurre en historias peloteras, un equipo dio origen al otro. Tal como ocurrió con Magallanes con Colo Colo o el mismo Milan con el Inter. En el lejano 1911, un grupo de jugadores del Flu, descontentos con la organización del equipo, fueron a golpear la puerta del Club de Regatas de Flamengo, tradicional club de remo, para fundar su rama de fútbol.
“Alberto Borgerth no estuvo de acuerdo con ser reemplazado por Ernesto Paranhos. Se llevó a otros diez jugadores más, en ese tiempo todo era amateur. Fluminense fue un club fundado para el fútbol y Flamengo no tenía rama de fútbol. Por eso lo propusieron al club y se fundó el equipo que hasta ahora conocemos”, dice a El Deportivo Roberto Asaff, escritor e historiador del Fla.
Un suceso muy parecido al de muchos otros, pero que encarna uno de los enfrentamientos más aguerridos en la rica bitácora del país pentacampeón del mundo.
“Es una de las mayores rivalidades del fútbol brasileño, la que se mantiene hasta hoy. Existe un resentimiento de parte de Fluminense, porque Flamengo es un apéndice de ellos. Es un gran confrontamiento. Después, claro está, fue explotado por la misma prensa y por los dirigentes de ambos clubes”, dice el guionista del documental Fla x Flu.
Pero la grandeza del Mengao, el mismo cuadro que ahora tiene en su plantilla a los chilenos Arturo Vidal y Erick Pulgar, se dio a conocer mucho más tarde que el de su institución progenitora.
“Como ocurre en todo el fútbol de Sudamérica, los primeros clubes fueron fundados por británicos. El Flu siempre fue el cuadro más elegante de Rio de Janeiro, al menos a comienzos del siglo XX. Era el más organizado”, dice Asaff.
Asimismo, agrega que “el Mengao es un club más popular, en un tiempo en que el fútbol no era popular. A inicios de siglo, el deporte que más gente reunía eran las regatas, las que podían juntar a 20 mil personas en la playa de Botafogo, una cantidad impensada en esos tiempos”.
Lucha de clases
Sin embargo, la confrontación va mucho más allá de los 90 minutos del juego que se disputa en el Maracaná, el mismo que verá su versión 437 este domingo en Rio de Janeiro.
“Es un partido que trasciende lo futbolístico. Existe una lucha de clases que ser percibe hasta hoy, aunque la distribución ha cambiado en los últimos años. Te voy a dar un ejemplo práctico. Cuando yo estudié, hace más de 50 años, lo hice en los colegios de gente acomodada, en la zona sur de Rio. La mayoría de los chicos eran de Fluminense, muchos menos de Botafogo, uno o dos de Flamengo y ninguno de Vasco. Hoy, en esa misma escuela, la mayoría de los niños son torcedores del Fla”, recuerda el historiador.
Y es que ambas instituciones ocupan lugares distintos en la escala social carioca. Una diferencia centenaria, que se vuelve a encarar al menos cuatro veces por temporada, entre estaduales, Brasileirao o Copa de Brasil.
“Fluminense siempre ha sido un club de la elite. Al contrario de su archienemigo, que siempre ha sido identificado con la gente que vive en las favelas, que son negros, que trabajan de operarios en las fábricas. En ese sentido, siempre hubo mucha discriminación”, advierte el autor del Almanaque de Flamengo.
Una división racial
Un encuentro de fútbol que encierra una diatriba que escuece incluso los ámbitos más convencionales de la escala social, donde el Tricolor es el equipo que siempre ha discriminado la ascendencia del cuadro más popular de Brasil.
“Los hinchas de Fluminense siempre trataron a los de Flamengo como urubú (jotes), un ave de carroña que frecuenta las lagunas. Una manera muy peyorativa de tratarnos. Un apelativo que finalmente se convirtió en nuestro símbolo”, dice Asaff.
Sobre el mismo punto, agrega que “finalmente, podemos decir que el Fla-Flu se trata del enfrentamiento entre la gente negra y los blancos. Pero hay que consignar que, cuando Flamengo fue fundado a partir del club de regatas, no había negros. Entre los años 1910 y 1920 era muy complicado que los negros participaran de estos eventos deportivos”.
Un rasgo que grafica una sociedad que hace menos de dos siglos que dejó atrás la esclavitud, con marcadas diferencias de clases sociales que, de alguna manera, trascienden la historia balompédica.
“Tiene que considerar que Brasil fue el país que más tiempo demoró en la región en abolir la esclavitud. Recién lo hizo en 1878, una docena de años antes que se conformaran los primeros clubes de fútbol. La integración de los negros en la sociedad fue muy lenta. La mayoría era gente que venía de África o descendientes de africanos. Era gente que, en ese tiempo, no tenía un lugar en la sociedad. El negro no era aceptado”, dice el narrador de Flamengo Hexa - 100 Anos de Futebol.
Sin embargo, aclara que “los inicios de Flamengo están vinculados a gente de clase media, funcionarios públicos, personas que tenían un empleo que les permitía vivir con un mínimo de decencia. Fluminense representaba a la elite, en todo sentido. Cuando el Mengao ganaba regatas hacían batucadas, algo que nunca se hubiera permitido en el archienemigo”.
Fla, el más popular
Aunque el Flu fue el primero en alcanzar fama en la capital carioca, lo cierto es que los 52 millones de hinchas de su eterno rival es un fenómeno que tiene menos de 50 años.
“Entre las décadas de los 70 y 80, la popularidad de Flamengo sufrió una explosión increíble, sobre todo después de la gran cantidad de títulos que consiguió, incluida la Libertadores de 1981″, destaca el historiador.
En ese contexto, rescata que pese al revanchismo del Fla – Flu, este no es ni cerca el partido que más torcedores convoca en el fútbol de Rio de Janeiro y, tal vez, en el resto de Brasil.
“El Fla-Flu es el partido con más historia, con un mayor antagonismo, sobre todo por esta lucha de clases. Sin embargo, el derbi más popular de Rio es el partido entre Flamengo y Vasco da Gama, los dos clubes con más hinchas en tierra carioca. Vasco es el equipo que representa a la colonia portuguesa. Imagine que hace 100 años Rio tenía una población de 1 millón de habitantes, de los cuales 200 mil eran lusitanos”, explica el periodista.
El llamado Clásico de los Millones representa el partido más populoso del fútbol de ese país. En ese sentido, Asaff ejemplifica qué tantos simpatizantes tiene el elenco que vascaíno.
“Si tú vas a un partido al nordeste de Brasil, por ejemplo, la cancha se llena con Vasco, no con Palmeiras o Sao Paulo. Muchos medios han tratado de instalar el hecho de que son más populares que el cuadro carioca. Y no es así”, concluye.