El de Valparaíso puede inscribirse con propiedad entre los principales bochornos que ha vivido el fútbol chileno. Habían pasado exactamente cinco minutos del clásico entre Universidad Católica y Universidad de Chile, por los cuartos de final de final de la Copa Chile, cuando todo tuvo que suspenderse. A la fuerza y producto de la acción de desadaptados que siguen reclamando de la peor forma el protagonismo que no les pertenece. Que no es de ellos. Que si alguna vez alguien le dio, ahora debe están lamentándolo.
Fernando Zampedri se paró detrás del balón para ejecutar el penal que había sancionado Felipe González por una discutible mano de Felipe Seymour. Reclamaron, lógicamente, los dirigidos por Sebastián Miranda, pero no lograron convencer al juez, como pasa siempre y sobre todo en un partido en el que no se utiliza el VAR como herramienta de apoyo para el cometido referil. El ex delantero de Rosario Central ejecutó con certeza. Un disparo bajo, a la derecha de Martín Parra, venció su intento de resistencia.
Lo lógico era que los cruzados festejaran y se abocaran a seguir intentando quedarse con la serie, en la que partían en desventaja, por la caída del fin de semana en el estadio Santa Laura. Pero bien se sabe que la conducta de algunos escapa a los parámetros de la normalidad. Mientras los dirigidos por Ariel Holan se abrazaban por la conquista de su goleador, bombas de ruido detonaba justo donde se ubicaba el golero azul Martín Parra. Lo concreto es que el guardameta laico quedó tendido en el césped y que debió ser retirado en camilla, con una afectación evidente, y ser trasladado a la clínica Los Andes, en Santiago, para ser evaluado por los especialistas que determinarían la gravedad de la dolencia.
Dos personas fueron detenidas, aunque se debe determinar en qué incidentes están involucrados.
Incertidumbre y condena
Todo lo que vino después fue caótico. Primero, por la preocupación que generó la situación de Parra, a quien sus compañeros y el cuerpo médico azul intentaron socorrer rápidamente. En el intertanto, hubo incluso algunos encontrones entre jugadores de ambas escuadras. En ese lapso, el juez Felipe González se reunía con sus colaboradores para decidir el futuro del compromiso. Los diálogos, naturalmente en un ambiente de alta tensión, involucraron también a los capitanes de ambas escuadras, José Pedro Fuenzalida y Felipe Seymour. “Efectivamente, en el momento en que se reanudó después de haberse cometido el penal, sentimos una bengala, en el lugar en que estaba el arquero. Fuimos a ver. Preliminarmente tenía una contusión acústica. Hablé con el médico para que me diera un informe. Me dijo que el arquero no estaba con sus cinco sentidos operativos. Me reuní con los capitanes y se decidió suspender, porque no estaban las condiciones. Estaba todo coordinado para el espectáculo, las garantías dadas, pero nos encontramos con este imponderable. Habíamos acordado que si pasaba algo así, nos íbamos a reunir”, explicó González a la transmisión de TNT Sports.
A su turno, Yamal Rajab, gerente de ligas profesionales de la ANFP, anunció medidas inmediatas. “Es un torneo de la federación. Mañana, a las 13 horas, está citado un directorio de emergencia, para resolver qué pasará con el partido. Pablo Milad me comunicó que estaba citado el directorio. Impera el sentido común. La premisa es que si hay un protagonista herido, no puede continuar el juego”, sostuvo.
Se desisten de la apelación
En Cruzados, la preocupación por la condición de salud de Parra se mezclaba con la indignación. El presidente de la concesionaria “Fuimos a ver a Parra”, comentó el timonel Juan Tagle, quien no vaciló en el momento del análisis.
“Un delincuente ha lanzado un fuego artificial a la cancha y ha logrado un propósito lamentable. Agotaremos los esfuerzos para identificar a la persona que cometió este acto criminal, muy grave”, anunció la máxima autoridad del club de Las Condes.
“Hacemos un llamado a todos los actores del fútbol y a las autoridades. Necesitamos abordar este tema de una forma global. Somos incapaces de enfrentarlo de manera solitaria. Necesitamos a los carabineros de vuelta en los estadios. Hemos decidido desistir de la apelación que habíamos presentado, como una señal hacia quienes dicen ser hinchas, pero que son delincuentes”, concluye Tagle, en relación al recurso relativo a las sanciones que les fueron aplicadas por la invasión de los fanáticos en el partido ante Audax Italiano, que marcó el cierre de San Carlos de Apoquindo.