El camino que siguió Paul Capdeville (36) tras esa tarde otoñal de 2014 donde un puñado de gente vio su último partido del circuito en el Club Palestino, fue totalmente distinto al de otros jugadores que cuelgan la raqueta. A los pocos días, el exnúmero 76 del mundo estaba sentado en una oficina dirigiendo negocios mineros e inmobiliarios. Entremedio, perdió un cuarto del pulmón derecho, pero hoy su salud es óptima.

En las últimas semanas volvió al primer plano tenístico como técnico ocasional de Christian Garin en Houston, el ATP donde consiguió su primer título. "Cuando Christian y el Gringo Schneiter se juntaron hace ocho meses, me llamaron y me preguntaron si podía ser parte y ayudarlos como un gerente técnico; alguien que viera cosas desde más arriba, cosas más comerciales, aunque obviamente con una mirada deportiva. Porque fui jugador y creo que traspasarle esa experiencia a Christian es un valor agregado. Y con la posibilidad de entrenarlo en las semanas que él estuviera en Santiago", cuenta.

"Fue un desafío, porque no era insertarme con niños chicos, sino que con un jugador profesional hecho y derecho, que tenía las ganas de llegar arriba. Y, bueno, los resultados se dieron muy rápido, fue una cosa explosiva, porque nadie lo esperaba", dice a la distancia sobre el Tanque, quien debuta el martes en el ATP 250 de Múnich ante el alemán Yannick Maden (109º).

Eso sí, insiste en que su norte no apunta a ser técnico: "Ser entrenador es un trabajo demandante. Yo llevo cuatro años como emprendedor, me gusta el tema de los negocios y la experiencia como tenista profesional y hoy como emprendedor-empresario es lo que me hace sentir más cómodo. Me gustaría ir por el camino del desarrollo del producto tenis. No necesariamente meterme en el tema técnico, sino generar bases para que más jugadores puedan subir. Hacer del tenis un producto que la gente quiera".

"El primer mérito es del jugador. Pero más allá de buscar si tengo mérito o no, siento que esto es un equipo. Y se dio una situación especial, en la que Andrés viajó a Marrakech con su otro jugador, y Christian me pidió que lo acompañara a Houston. Se dio y el desenlace fue el que sabemos: tuvo una semana perfecta y nos sentimos muy cómodos. Yo ahí reconozco que el feeling que tuvimos fue muy bueno. Christian es una persona que te deja aportar mucho desde el área tenística, desde el área estratégica y desde el área física", resalta.

Massú cumple con Thiem la función de ser entrenador de gira, algo similar a lo que hizo Capdeville con Garin. Sin embargo, ambos éxitos no fueron ponderados de la misma manera: "Haciendo esa comparación lo que veo es que Nico tuvo una carrera exitosa, ganador de las medallas olímpicas, capitán de Davis y llevó al equipo al Grupo Mundial, y ese es su currículum que lo respalda. Yo no estaba tan metido. La gente se enteró dos semanas antes de que viajara a Houston que yo venía trabajando con Christian ocho meses... Lo veo como parte de mi carácter. Para mí, en todo caso, Houston es parte de un trabajo que también Schneiter hizo. Sería muy feo de mi parte decir que Houston me lo gané yo. Y eso lo recalco. Me siento parte de un equipo y el trabajo en equipo es el que te genera buenos réditos", dice, sin rencores.

Hace unos días, Jarry lo ponía como ejemplo para decir que Chile no tenía cultura tenística: "Estaba Capdeville, que fue 70 de la ATP, y lo trataban de malo". "Tenemos poca cultura deportiva, no me encasillo en el tenis en particular. Lo que pasa es que en un país tan chico hemos tenido un número uno del mundo y dos top ten. Y hoy día, con poca estructura, a Garin y Jarry. Realmente el tenis en Chile saca jugadores muy buenos", dice Paul.

Alguna vez, Capdeville sostuvo que por culpa de Federer no logró llegar más alto, lo que le provocó burlas. "Siempre lo sacan de contexto. Yo dije que Federer era extremadamente bueno y subió el nivel del tenis tan alto, que los que no logramos tener un nivel más o menos bueno nos quedamos muy abajo. Nos generó una brecha muy importante entre los que estábamos entre el 70 y el 120. Creo que no va a salir otro Federer".

Sobre Jarry y Garin, Capdeville cree que su rivalidad de resultados les ayudan a elevar su rendimiento. "Es muy bueno y ojalá que los dos lo vean así. Las competencias son positivas, porque los dos van a ganar. Siento que Christian subió su nivel porque vio a Jarry lograrlo el año pasado. Que los dos logren entender que aparte son compañeros de equipo en Davis y que al final los equipos ganan cuando son equipo. En el fútbol, la Selección llegó al éxito porque jugaba como equipo. Los dos tienen una personalidad bastante apta para eso. Y es ahí donde todos los que estamos en el tenis, incluso la prensa, tenemos que buscar esa rueda positiva, porque va a haber jugadores más jóvenes también que van a aprender. Esa visión es la que me gustaría liderar. En mi caso, cuando entrenaba con Fernando González o viajaba con Nico Massú, aprendí mucho", sentencia sobre un futuro en el que siente que puede aportar.