Es el hombre de moda en Inglaterra. No es el Kun Agüero, tampoco Alexis ni Aubameyang. No es tan mediático como Messi o Cristiano, pero su temporada ha sido tan notable que se hace inevitable hablar de la estrella del Liverpool.

Su nombre es Mohamed Salah, tiene 25 años, es egipcio, y tiene a la Premier League rendida a sus pies. Tanto así que ayer recibió el reconocimiento como el Mejor Jugador del Año en la liga inglesa, que entrega la Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA). Es el único del Liverpool en el once ideal de la temporada.

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Su primera temporada con los Reds es sobresaliente, conformando un ataque poderoso junto al brasileño Roberto Firmino y al senegalés Sadio Mané. Además, está ad portas de una semifinal de Champions ante la Roma, con el sueño de levantar la Orejona, título que ganó su club por última vez hace 13 años.

Momo (uno de sus varios apodos) tiene una importante trayectoria en Europa, con pasos previos en el Basilea, el Chelsea (Mourinho no le dio rodaje), la Fiorentina y la Roma, pero fue en Anfield donde se desató. Es cosa de revisar sus estadísticas. El último sábado le anotó al West Bromwich, llegando a 31 tantos, ampliando su registro como máximo artillero de la liga, superando a Kane (26) y al Kun (21). Va encabezando la clasificación de la Bota de Oro, con dos goles más que Messi. En toda la temporada acumula 41 anotaciones, por mucha diferencia su campaña más prolífica en el Viejo Continente.

Salah también es una figura que ha acercado mundos diferentes como el fútbol y la religión. No es el primer musulmán que juega en la Premier, pero su figuración en ambos universos permite aquello. Mido, uno de los egipcios con más recorrido en Europa, ya lo declara como el mejor jugador de la historia de su nación.

Este año se han presentado muchos desafíos para el jugador. Uno es la Champions. Mañana tiene la llave de ida de semifinales ante la Roma, en Anfield. Otro, quizás más llamativo y trascendental, es el Mundial de Rusia. Fue parte importante en la clasificación de los Faraones a su primera Copa del Mundo desde Italia 1990. Por lo mismo, muchas de las proyecciones del seleccionador egipcio, el argentino Héctor Cúper, pasan por Salah. Comparten el grupo A con el anfitrión, Uruguay y la Arabia Saudita de Pizzi.

Es tal el nivel de idolatría que tiene en su país que traspasó lo deportivo. En las elecciones presidenciales, y sin ser candidato, obtuvo cerca de un millón de votos, obteniendo el 5% del total y siendo segundo en los comicios. Por lo menos en el fútbol, el que gobierna es Salah.