Que el fútbol como lo conocemos en la actualidad se originó en Inglaterra es parte del conocimiento colectivo de todo el mundo. Que allá por 1863, en una taberna londinense, 11 clubes se juntaron para crear un órgano que rigiera al incipiente deporte, y que de esa reunión nació la Asociación de Fútbol (FA, por sus siglas en inglés); es menos sabido. Pero que apenas tres décadas después, en 1895, se registrase el primer partido oficial de fútbol femenino, con casi 10 mil personas en las gradas; se desconoce casi por completo. Y pese a ser un hecho notable e inédito, que se sitúa en pleno albor de la disciplina, Un Juego de Caballeros, la nueva serie de Netflix sobre el deporte más popular, lo obvia sin reparos.

Así lo demuestra Ayelén Pujol, futbolista y periodista argentina, en su columna de opinión titulada “Las pioneras del fútbol femenino que invisibiliza Netflix en Un Juego de Caballeros”. En ella, Pujol deja en manifiesto la decisión de la producción de apartar la participación de las mujeres en el comienzo del fútbol inglés -que se desarrollaba casi a la par con la de los hombres- y minimizarlas al mero rol de espectadoras.

“En la serie, las mujeres se van de la mesa cuando los varones hablan de fútbol. O se quedan calladas y aburridas cuando eso sucede. Sólo esperan a que terminen con ese tema para poder ser parte de la conversación durante aquellas cenas lujosas. Las parejas, las madres y hermanas de los jugadores obreros, tampoco opinan sobre el juego. Solo acompañan, los valoran, los impulsan a seguir peleando por aquello que aman: jugar a la pelota. El juego que otras mujeres de la misma época ya protagonizaban no aparece”, argumenta la escritora.

La serie se desarrolla en 1879, más de 15 años después de la creación de la FA. Para esa fecha la Copa FA ya se disputaba de forma amateur por los clubes masculinos que formaban la asociación. Pero, ¿qué pasaba en aquel entonces con el fútbol femenino? A continuación, un repaso a la historia de las pioneras del balompié mundial.

Nettie Honeyball, fundadora del British Ladies.

De acuerdo al sitio oficial de la FIFA, en la década de 1880 varios encuentros de fútbol femenino se habían llevado a cabo en Inglaterra, “pero por diversas razones no pueden calificarse de partidos oficiales organizados”. Así, el primer partido oficial del que se tiene registro es el que tuvo lugar el 23 de marzo de 1895, que enfrentó al norte y al sur del British Ladies’ Football, en Londres. El norte venció 7-1 a su rival en un compromiso que reunió a más de 10 mil personas en el campo Crouch End Athletic.

La capitana del equipo ganador era nada más y nada menos que Nettie Honeyball, una figura clave en la historia del fútbol femenino. Honeyball -un seudónimo, su verdadera identidad se desconoce- fundó un año antes el British Ladies’ Football, el primer club de fútbol de mujeres del mundo. La institución fue patrocinada por Lady Florence Dixie, una escritora de la alta sociedad conocida por sus ideales feministas.

El British Ladies’ Football estaba compuesto en su totalidad por mujeres de clase media. Honeyball definió el fútbol de esta manera: “Un deporte masculino que también podría ser femenino”. La prensa se mostró reacia al partido que había organizado el British Ladies’ Football. “No saben y nunca sabrán jugar al fútbol como hay que jugar. Nosotros, por nuestra parte, nos alegramos de que las mujeres no sepan jugar al fútbol. Y aunque fueran capaces de ello, este deporte siempre será inapropiado para su sexo”, declaraba el Bristol Mercury and Daily Post. The Guardian se mostró más abierto: “Debo decir que la impresión que me ha dejado el partido de esta tarde ha sido la de un espectáculo bonito”. La nota la escribió una periodista que solo se identifica en la firma como “una mujer reportera”.

La vestimenta utilizada en aquel partido también fue toda una revolución. Las mujeres que practicaran deportes debían hacerlo con faldas largas y corsé, como en el tenis, el golf o el criquet. Sin embargo, esos atuendos no eran los más apropiados para practicar el fútbol. Las jugadoras del North y el South se ataviaron con blusas, gorros y pantalones anchos que se ceñían a la pierna a medida que llegaban a las pantorrillas.

British Ladies Football club, primer club femenino.

Lady Dixie vio en el fútbol una poderosa herramienta feminista. Una manera de fortalecer la mente de las mujeres y de combatir el código de vestimenta que les imponía la sociedad victoriana: las faldas y el corsé. Nettie Honeyball estaba consciente de estos predicamentos y comulgaba con ellos. En una entrevista, indicó: “No hay nada de naturaleza absurda con respecto al British Ladies’ Football Club. Fundé la asociación a fines del año pasado (1894), con la firme determinación de demostrarle al mundo que las mujeres no son las criaturas ‘ornamentales e inútiles’ que los hombres imaginan. Debo confesar que mis convicciones en todos los asuntos en que los sexos están tan ampliamente divididos, están siempre del lado de la emancipación y espero con ansias el momento en que las mujeres puedan sentarse en el Parlamento y tener una voz en la dirección de los asuntos, especialmente en aquellos que más les conciernen”.

El British Ladies’ Football Club pasaba por un buen momento. Durante las 26 semanas siguientes realizaron un tour a través del país, sosteniendo la asombrosa cantidad de 34 partidos, algunos incluso en Escocia e Irlanda del Norte. De acuerdo a La Historia Secreta del Fútbol Femenino de Tim Tate, ningún futbolista varón había jugado tantos cotejos en el año como las integrantes del BLFC.

El peso de tantos partidos comenzó a hacer mella en el BLFC. Pronto comenzaron a tener problemas para completar las 22 jugadores del plantel, teniendo que echar mano a cualquier jugador que pudiera prestarles el club de la localidad en la que se presentarían. Si bien los reportes de prensa catalogaban a estas exhibiciones como pobres muestras deportivas, la entretención que otorgaban y la gran capacidad para reunir a miles de personas nunca se pusieron en duda.

Si bien el BLFC estaba compuesto por mujeres de clase media y alta que tuvieran los medios suficientes como para poder financiar un tour de estas características, pronto el dinero comenzó a acabarse y a convertirse en un problema. Si a esto le agregamos una lucha de poder entre Nettie Honeyball y Helen Matthews -jugadora estrella del club- que terminó escindiendo al equipo en dos, el fin del British Ladies’ Football Club comenzó a avizorarse a leguas de distancia. Los problemas organizacionales se amontonaban, la incapacidad para completar el plantel se repetía, los problemas para conseguir la plata de hospedaje era común.

Una foto de la serie The English Game que transmite Netflix.

La calidad deportiva decayó hasta convertirse en poco menos que una farsa. Las crónicas punzantes en los periódicos británicos eran comunes. La estela de malos registros que estaba dejando el British Ladies’ Football Club hizo mella en su publicidad. Para 1896 no se disputó ningún partido, mientras que en 1897 solo organizaron tres. A tales encuentros solo asistió un puñado de personas, lejos de los millares que se reunían en 1895.

Entre 1897 y el 1900 solo hubo una mención en los periódicos con respecto al British Ladies’ Football, Nettie Honeyball o Helen Matthews: los tribunales. Matthews fue llamada a declarar por unas camisetas que años antes les habían prestado y que no fueron pagadas. Era el fin del BLFC.

La primera etapa del fútbol femenino había llegado a su fin. El club que lo inició todo, que se enfrentó las reglas establecidas, a lo que se esperaba de la mujer victoriana, que incluso tuvo las agallas de integrar en sus filas a una futbolista negra; dejó de existir. Tuvo que iniciarse la Primera Guerra Mundial para que las mujeres volvieran a apoderarse de la pelota: esta vez para no abandonarla jamás.