En Universidad de Chile planifican la temporada 2022. Mientras el equipo de Esteban Valencia lucha por levantar su nivel y de alguna forma asegurar un cupo en algún torneo internacional, que aportaría dinero fresco a la institución, la gerencia del club trabaja pensando en cómo poder limpiar a una institución que lleva años arrastrando números rojos. Desde Luis Roggiero, el nuevo gerente deportivo hasta Michael Clarke Varela, el nuevo presidente, buscan soluciones.
En los estados financieros del segundo trimestre de 2021 quedó evidenciado el desbalance económico. La U tuvo un resultado negativo de $ 453 millones. A lo largo de año ya anotaba -$850 millones. La cifra, pese a ser negativa, la ubica como el equipo grande que menos dinero ha perdido.
De momento, en Azul Azul ya manejan cifras de cara al próximo torneo. Tiran líneas y buscan cerrar presupuestos. ¿Lo primero? Se busca rebajar aún más la plantilla, que año a año ha sufrido retoques. Lejos están los tiempos de bonanza de Carlos Heller, en las que jugadores como Ángelo Henríquez recibían casi $ 70 millones cada 30 días.
A principio de la temporada 2021, según los datos que le propinó la concesionaria a la Unidad de Control Financiero de la ANFP, el valor total de la plantilla ascendía a $ 540 millones en sueldos. Este monto, durante la temporada 2022, buscará ser rebajado a $400 millones, según información obtenida por El Deportivo.
En la U llevan años trabajando en poder bajar los costos. A comienzo de temporada, ya daban pistas de los drásticos cambios que se comenzaron a realizar bajo la gerencia de Rodrigo Goldberg y Sergio Vargas. Ambos, por expresa petición del segundo piso de La Cisterna, por ejemplo, debían poner un tope de $ 20 mil dólares a los jugadores que llegasen al club.
Es que en la concesionaria quieren aprovechar el término del contrato de futbolistas que llegaron al CDA hace varias temporadas, arrastrando sueldos altos. “Sueldos fuera de la realidad del fútbol de hoy”, dice un alto mando del club.
Es el caso de Fernando de Paul, por ejemplo, quien en 2017, bajo la concesionaria que manejaba Carlos Heller, tuvo un aumento en su salario para firmar hasta diciembre de 2021. Y pese a que aún no entablan conversaciones concretas para sellar su continuidad, en La Cisterna avisan que deberá reducir sus emolumentos si es que desea continuar. No habrá ningún tipo de concesión.
El listado de futbolistas que termina contrato es amplio y aparece en el momento justo, considerando el plan de reajustes de Azul Azul. A De Paul también se le suma otro que ya lleva varias temporadas en el CDA y que registra un salario elevado, como Gonzalo Espinoza. En esa hoja también está Osvaldo González, quien ya avisó su intención de jugar sus últimas temporadas en Universidad de Concepción. Con salarios más bajos, aparece Mario Sandoval, Diego Carrasco, Augusto Barrios y Brandon Cortés. Estos tres últimos no están considerados, de momento, para el próximo proyecto. Por ahora, solo se está en conversaciones con Joaquín Larrivey, Ramón Arias y Cristóbal Campos.
Otro de los puntos que la U cuenta a su favor para rebajar la plantilla radica en la posibilidad de negociar un técnico entrante por los valores acordes al proyecto. El cuerpo técnico comandado por Dudamel recibía cerca de US$ 550 mil anuales. Ese momento se ahorró considerablemente durante este segundo semestre bajo las órdenes de Esteban Valencia. Ahora, en la búsqueda de técnicos, se busca un estratega que sea capaz de asumir la institución por valores similares a los que ya se están ofreciendo hace un par de temporadas.
La U tira líneas y prepara un 2022 acorde a su billetera. En la dirigencia avisan que cada peso será medido, controlado y bien destinado de cara al proyecto que se busca implementar. El 2022, según cuentan, será la temporada en la que los juveniles también tendrán el espacio que tanto tiempo se les negó.