Carlo Ancelotti es uno de los técnicos más reconocidos del mundo. Sus conocimientos como DT lo han llevado a dirigir a equipos de las principales ligas europeas, entre ellos Juventus, Milan, Chelsea, Bayern Múnich y Real Madrid.
De hecho, con los españoles ha conseguido dos de los cuatro títulos de la Champions League que adornan su palmarés y, por cierto, este sábado disputará contra el Borussia Dortmund una nueva final por la Orejona.
Claro que este éxito que ha desarrollado a lo largo de su carrera ha estado marcado por un error que le sigue pesando y que le ha servido de experiencia para mejorar.
Todo arrancó cuando dio sus primeros pasos como técnico en solitario. Tras dejar de ser el ayudante de Arrigo Sacchi, subcampeón con Italia en el Mundial de 1994, adoptó el mismo sistema táctico de 4-4-2 y se negó a variar ese sistema.
De esta manera, cuando arribó a Parma, descartó fichar a Roberto Baggio, pues no le veía utilidad en este esquema. A raíz de esto, el delantero partió a Bologna donde acabó marcando 22 goles en 30 presentaciones.
“Tenía un sistema que aprendí en Milán de Arrigo Sacchi. Fue 4-4-2. Y por eso me negué a tener a Roberto Baggio en el Parma porque quería jugar con el número 10. Dije: ‘No, no juego con el número 10′. Era uno de los mejores jugadores del mundo en ese momento y me negué a tenerlo porque sólo quería jugar con dos delanteros”, reconoció hace algunos días Anceloti en una entrevista con The Times.
“Hoy le diría: ‘Baggio, ven a Parma y arreglaremos la situación’. En cambio, le dije: ‘Escucha, Roberto, no hay espacio para ti’, y él fue a Bologna en cambio”, añadió.
Claro que en este fallo lo arregló cuando le tocó dirigir a Zizou en Juventus. “Tenía a Zidane y él era el número 10. ¿Debería ponerlo a la derecha o a la izquierda? Imposible. Zidane es el jugador más importante de mi equipo y tiene que ser el número 10 y yo tengo que adaptarme. A partir de ahí siempre tomé en cuenta las características de los jugadores para construir el sistema”, reconoció Ancelotti.
De hecho, reconociendo la importancia del exfutbolista francés, recordó una anécdota. “Hubo un momento en la Juventus en el que Zidane llegó tarde y nosotros estábamos en el autobús esperando para irnos. Le dije al conductor: ‘No más, vámonos’, pero él tenía miedo y no se movía, y entonces bajó del autobús Paolo Montero para hablar conmigo. Le dije: ‘Vámonos y luego hablaremos’. Pero él dijo: ‘No lo entiendes. Sin Zizou no llegaremos a ninguna parte’. Entonces es cuando piensas: ‘Está bien, necesito escuchar esto’. Así que esperamos”.
La definición de su estilo
Esta experiencia le permitió a Carlo Ancelotti enfrentar nuevos desafíos en Europa, llevándolo a tener un estilo calmado a la hora de desempeñarse al borde de la cancha.
“No estoy obsesionado con mi trabajo. Nunca lo fui, no en el fútbol. Me gustó mucho, como jugador, como entrenador, pero no me vuelvo loco. Estoy calmado. Es extraño porque antes del partido suelo estar muy nervioso. Las dos o tres horas anteriores realmente no me siento bien. Tengo el corazón acelerado y empiezo a tener malos pensamientos, ‘Me van a marcar, ¿qué vamos a hacer?’ Y cuando estoy solo en la preparación, trato de dormir, pero no puedo hacerlo”, confesó.
“Luego, inmediatamente cuando el árbitro hace sonar su silbato, calma. Ahí, comenzamos el juego, por fin. Entonces no tengo miedo. El miedo es antes y cuando comienza: optimista. Todo irá bien. Bastante extraño. Y mis latidos pasan de 120 a 90. Tanto si el juego va bien como si va mal, tengo el control de mí mismo. En la rueda de prensa, bajo control. Y eso es porque no estoy obsesionado”, añadió.
“Para mí no hay estilo. Nada de estilo Ancelotti. Mi estilo no es reconocido porque cambio”, afirmó.
Ahora, Ancelotti debe centrarse en la preparación del desafío del Real Madrid contra el Borussia Dortmund en Londres. La final de la Champions League se disputará este sábado 1 de junio a partir de las 15.00 horas de Chile.