Alejandro Gómez lo ha pasado mal en los últimos meses. El Papu arrastra una sanción de dos años después de haber recibido la noticia de haber arrojado positivo en un control antidoping antes de consagrarse campeón en el Mundial de Qatar 2022 junto a la Albiceleste.

El primer año fue complicado porque no podía hacer nada. No me permitían entrenarme con el equipo, no podía entrar a la Ciudad Deportiva del Monza. Entonces tenía que entrenarme solo. No podía hacer el curso de entrenador, como tenía tiempo me quise poner a entrenar o hacer algo. Cuando te suspenden, te suspenden de todas las actividades deportivas”, comenzó señalando el transandino en diálogo con el programa Clank!.

Pasé de ser campeón del mundo a que no me llame nadie, desaparecer del medio o no jugar más. Hay que saber convivir con eso. Ni cuando estás allá arriba sos el mejor ni ahora sos el peor. Sólo hay que saber priorizar otras cosas”, expuso.

Luego indicó que “en España no hay doping después de los partidos como en la Champions, en Italia y otras ligas. Entonces, yo llego a la madrugada de Sevilla y me voy a dormir. Generalmente, yo me tomo una pastilla después de todos los partidos porque me cuesta mucho dormir. Me agarra un ataque de tos a mitad de la noche y le pido a mi mujer que me dé un jarabe para la tos. Y estaba el del nene más chico, de Milo. Me da una tacita chiquitita de jarabe para la tos”, relató sobre el caso.

“Al otro día me voy a entrenar y había doping sorpresa. Salieron sorteados quince y cuando hago el control antidoping, el doctor siempre pregunta si tomaste algo que ellos tenían que declarar. Yo me olvidé que había tomado el jarabe. Entonces le digo ´sí, algún inflamatorio, pastillas para dormir y proteína´. No le informé del jarabe, si yo le decía no pasaba nada”, explicó.

“Pasa el tiempo y me llega por email, dos días antes de la final, que había dado positivo. Fue un baldazo de agua fría. En la final de un Mundial, que te llegue una noticia así es horrible. Esos dos días estuve muy mal, estuve con fiebre. No sé si fue por la noticia o qué. Mientras festejaba estaba con la cabeza puesta en qué iba a pasar”, confesó.

Así, dio cuenta de que prefirió guardar la noticia como secreto sin indicarle nada a sus compañeros de selección. “Les conté en el hotel. Yo no le quise decir a nadie porque no quería que la gente esté en otro lado que no fuera con la cabeza en la final del Mundo. No quería ser egoísta de mi parte, de ir a contarles algo feo a chicos que estaban por jugar una final del mundo. Me lo guardé para después de la final del mundo. Cuando les conté me dijeron que me vieron bajoneado”.

Respecto a su futuro, aseguró que “no me gustaría retirarme así, me gustaría retirarme adentro de una cancha. Prefiero que se retire el Papu y que vuelva Alejandro. Quiero volver a empezar. Un año o dos años, lo que sea. Capaz juego tres partidos y me retiro, pero quiero llegar hasta ese punto”.

“Todo estaba encaminado a que iba a ser una sanción de seis meses. Pero al final todo se empezó a alargar, todas cosas burocráticas y fueron 10 meses en los que iba a entrenar a Sevilla, con la intriga de no saber si me levantaba con la noticia de que no iba a jugar más”, explicó.

“Argumentan que soy un deportista de élite y no puedo tener ese error. La última apelación la presentamos el junio y el juez todavía no contestó. Pasaron los meses y no responden. No logramos entender qué hay detrás, por qué no reducen la sanción. Está claro que no les importa la persona, el que está sufriendo estoy yo. Ellos están tranquilos en su oficina. No sé qué argumentos tienen para que ni siquiera me den una respuesta”, enfatizó.