Fue un golazo. De esos que los futbolistas sueñan convertir desde niños. Más aún en un escenario espectacular como lo es la final de la Champions League. El duelo entre el Manchester City y el Chelsea es parejo. Ambos equipos tocan y buscan aproximarse al arco contrario, pero el marcador en el estadio Dragão de Portugal aún no se mueve. Hasta que un joven se encarga de desatar la algarabía azul.

Kai Havertz, en los 42′, realiza un movimiento que Mason Mount lee a la perfección. La habilitación es notable, y el delantero no la desperdicia. Un desesperado Ederson Moraes, arquero de los ciudadanos, sale a intentar evitar el remate del alemán, pero este lo elude con una gran maniobra. Pese a que el balón alcanza a ser tocado por el meta, le queda servido al atacante, quien solo tiene que empujarlo para establecer el 0-1. Un gol que, a la postre, terminó dándole la corona a los dirigidos por Thomas Tuchel.

La alegría de Havertz, tras marcar el 1-0 ante el City. FOTO: AP.

La ventaja es mínima y el Chelsea apuesta por retroceder. Pero el delantero sigue ahí, luchando cada balón en la zona de ataque y la espera de un pelotazo largo para hacer daño. En el complemento, pudo confirmar más aún su buen momento. Armó una gran jugada por el sector medio y le entregó en bandeja lo que pudo ser el 0-2 a Christian Pulisic. Sin embargo, el estadounidense careció de precisión en su disparo.

No había festejado antes en Champions. De los 19 encuentros que había disputado en el certamen, entre el Bayer Leverkusen y su actual equipo, no marcó en ninguno. Y, finalmente, su primera conquista fue la que más valió.

El fichaje más caro del club y su pasado jugando al lado de un chileno

El jugador de 21 años emigró como figura al club inglés, siendo el fichaje más caro en la historia de los londinenses, al que le costó 80 millones de euros. Y, aunque al principio le costó adaptarse, ha respondido, con nueve goles y el mismo número de asistencias en 44 compromisos. Uno de los hombres peligrosos en la ofensiva. Una perla que aún tiene mucho por entregar y que ya cuenta con uno de los trofeos más importantes del mundo.

Pese a su corta edad y carrera, Havertz ya inscribió su nombre entre los grandes. Se formó en el Leverkusen, conjunto en el que debutó en 2016 y en el que compartió camarín con el chileno Charles Aránguiz. Ahí fue fundamental desde que pisó por primera vez una cancha como profesional, algo que ha repetido en Inglaterra. Su desempeño ya le avisaba al mundo del surgimiento de una nueva promesa, que, en la definición ante el City, se robó los ojos del mundo.

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