Esa Cuarta Especial de Unión Española fue bautizada el ballet rojo, la ametralladora roja, se tituló campeón con 12 puntos de ventaja y su goleador era Honorino Landa, quien tendría un estreno de película en el fútbol profesional. En la primera fecha del torneo 1960, con el 10 en la espalda anotó tres veces y le cometieron un penal en la victoria hispana por 4-2 sobre O'Higgins, en Rancagua, que había reunido a René Meléndez, Jaime Ramírez y Federico Vairo.
Su hermano Félix, dos años y medio mayor, debutó en la octava fecha y con el 11 en la espalda convirtió en el triunfo por 3-2 sobre Audax Italiano. La revista Estadio consignó: "No jugó mucho el puntero izquierdo Félix Landa. Pero hizo un gol en que reveló frialdad, aplomo, visión de la circunstancia. Ejecución difícil para un jugador novicio".
"Le levanté la pelota al arquero Pancho Fernández y después a los defensas Adelmo Yori y Mario Torres, en el arco norte de Santa Laura", cuenta Félix Landa Vera, quien nació el 11 de noviembre de 1937 en Puerto Natales (cumplió 79 años), medía 1,76 metros y pesaba 72 kilos.
Con la camiseta 9, Honorino Landa fue un centrodelantero espectacular por el dribbling en velocidad y un juego alegre que hizo que los hinchas fuesen al estadio para verlo. Después de deambular en varias posiciones, Félix se adueñó de la camiseta 8, la de conductor, y dejó de ser "el hermano de Honorino". Fue titular, goleador en la gira a España en 1961, reforzó a Universidad Católica ante Vasco da Gama en el pentagonal internacional 1963 y figuró en la nómina de la selección de Luis Álamos para enfrentar a Uruguay.
"Creo que mi estilo era parecido al de Charles Aránguiz en eso de ir directo y llegar destapado al arco. No era goleador, pero sí marqué varios de calidad, como esa vez que la revista Gol y Gol publicó que si lo hubiese anotado Pelé todavía se estaría hablando", dice.
Félix Landa disfrutaba los partidos contra los tres grandes: "Con Colo Colo nos íbamos gol a gol… Si en el Ballet Azul actuaba el Chepo Sepúlveda, los dos nos movíamos libres; si estaba el Negro Hodge era otra cosa, porque él pegaba y jugaba. Recurríamos a tácticas para frenar al Tanque Campos y poníamos al lateral derecho (Remigio Avendaño) de 10 para que tomara a Ernesto Álvarez. Y Universidad Católica debe ser el equipo al que le convertí más goles".
Si a Carlos Caszely (cuyo ídolo fue el Nino Landa) siempre lo persigue el penal perdido en España 1982, a Félix resulta inevitable que le mencionen un gol de Magallanes que en la tribuna le provocó un infarto a Manuel Cuesta, presidente de Unión Española (agosto de 1965): "Se sobredimensionó todo. Hasta hoy me señalan que ocurrió en Santa Laura y fue en el Estadio Nacional. Me dicen que fue autogol y lo hizo Juanano Gutiérrez. Ganábamos 2-0, después 2-1, en los descuentos avancé por la derecha y desde la banca de Unión me hicieron el gesto de que no quedaba tiempo para nada, me devolví y luego retrasé la pelota para mi arquero (Francisco Nitsche), quien se demoró mucho en salir, dijo que estaba lesionado, entró el delantero y gol: 2-2".
En 1966, Unión Española contrató al calerano Moisés Silva. "El entrenador Paco Molina me dijo que yo no iba a actuar y que no quería tenerme en la reserva para evitar que los hinchas le pidieran que yo jugara. Tuve ofertas de los tres clubes grandes, pero decidí retirarme y trabajar en la avícola de mi familia en La Cisterna. Por eso al Nino le gritaban que era cafiche de los pollos", sonríe.